Madison
“Mi mundo” esas palabras se repiten desde esta mañana, miro el reloj nuevamente y solo ha transcurrido un minuto desde que lo vi por ultima vez. Repaso el momento, mis piernas habían tenido dificultad para levantarse, Karim había tenido que romper el momento al escuchar una llamada entrante en su línea privada. No sé como pude estar de pie sin tropezar o caer por lo gelatinosa que había quedado.
― ¿Señorita Green? ―escucho a la señora Anderson gritarme desde su escritorio.
Salgo de mis pensamientos y presto atención a la mujer que ha mantenido su línea muy estrictamente laboral entre las dos.
― ¿Si, señora Anderson? ―arquea una ceja mientras sostiene el teléfono en su oreja del lado derecho.
―La señora Clark pide que baje a lobby inmediatamente.
―No puedo bajar sin antes…―la se&nti
Madison¿Qué? ¿Acaso a dicho que…? ¿Está de broma?―Ah, ¿Quieres “Tú” que me case contigo en un mes? ―Karim asiente confirmando mis palabras. ― ¿Estás…tomando medicamento y no me has dicho? ―veo frustración en su rostro.―Habibi…―levanto la mano interrumpiendo sus próximas palabras.―Quedamos que solo sería una semana y era fingir ser tu prometida, Karim, ¿Ahora quieres… que me case contigo? En lugar de terminar de tajo esto, está empeorando.― ¿Casarte conmigo es lo peor de esta situación? ―sus ojos muestran sorpresa.―Espera, lo que has dicho suena mal, no es lo que quise decir…―Pero lo dijiste…―susurra.―Mira, esto realmente se está saliendo de nuestras manos. Tienes que terminarlo, Karim. No puedo casarme contigo solo para
KarimMiro a Madison ansiosa por que la toque, pero quiero y necesito saber una respuesta. Sus pechos están expuestos frente a mí, todo es tan real y excitante. Creo que no se ha dado cuenta que me tiene embrujado en cuerpo y alma. ¿Cómo todo ha sucedido tan rápido? Llevo poco tiempo de conocerla y tratarla…y me vuelve loco. Recuerdo aquellas palabras que le había comentado cuando la puse contra la pared, “Eres un peligro”, el hormigueo que me provoca cuando la tengo cerca, mi cuerpo es como un imán con su cercanía, quiero tocarla, hacerla mía una y otra vez.―Sé mi esposa…Madison Green. ―ella sigue con esos ojos marrones abiertos de par en par, muda, su respiración es inestable, puedo sentir levemente un temblor de su cuerpo. Suelto mi agarre lentamente, ella sigue en el mismo lugar por su cuenta, sin tener que tenerla con mi mano en su
MadisonEl frío me hace removerme en busca de algo para cubrirme, mi cuerpo está en trance, en una nube de relajación, mis ojos apenas puedo abrirlos, no recuerdo en que momento me he quedado dormida, el frío se hace presenta erizando mi piel, mi mano comienza a buscar algo con que cubrir mi desnudez, algo me cubre haciendo que me alerte. Abro mis ojos por completo y estoy abrazando a Karim.― ¿Tienes frío? ―pregunta, se inclina y acomoda su americana sobre mi cuerpo. Asiento, pero entonces reacciono, miro alrededor y me doy cuenta de que es la oficina. Los grandes ventanales me muestran los edificios vecinos mostrando sus luces, el cielo aun está oscuro, me reincorporo acomodando la americana para no mostrar mi desnudez ante Karim, el pudor está en su gloria.― ¿Qué hora es? ―pregunto alertada, mi hermana debe de estar histérica.―Son las nueve de
MadisonMi hermana da otro sorbo a su taza de café frío, llevo una hora hablando con ella, le he contado todo lo que ha pasado con Karim, la propuesta de matrimonio hasta el día de hoy antes de llegar al departamento.― ¿Entonces? ―dice finalmente después de su silencio.―No lo haré. No aceptaré su propuesta, Giorgia.― ¿Sabes que el amor a primera vista existe? ―arrugo mi entrecejo, niego. Me retiro mis zapatos y me subo al sillón, me hago bolita y me cubro con la frazada tejida de nuestra madre.―No creo que Karim se haya enamorado de mi a primera vista, creo que solo quiere cumplir el sueño de su padre y por presión a sí mismo, se haya fijado en mi para hacerlo realidad. ¿En mí? ¡Por favor! No soy de esas mujeres modelos que tienen medidas perfectas, no soy de mundo, no sé de arte, ni de política.
KarimMadison está dormida, estamos boca abajo sobre la gran cama, está desnuda, la sábana le cubre hasta su trasero. Tiene los labios entreabiertos y…está roncando.—¿Habibi? —acaricio su cabeza, mi sonrisa se expande recordando sus palabras anteriores, acomodo el mechón largo que atraviesa su rostro, entiendo entonces que ahora que quería hablar de todo…no sucederá por el momento. Me levanto, busco mi pijama y descalzo bajo a la cocina. Miro la hora en el reloj de pared a un lado del frigorífico, son las dos de la madrugada. Abro la puerta y busco algo de tomar, veo un botellón de cristal con jugo de arándano. Doy un trago largo y decido subir a la cama. El corazón baila de un lado hacia otro, teniendo la esperanza de que ella me diga que sí.—Habibi…—susurro y niego con una sonrisa. El sue&ntild
Karim—¿Entonces? ¿Ha dicho algo a tu propuesta? —termino de masticar mi comida. Mi padre me observa detenidamente curioso, ansioso y algo…esperanzado.—Dijo que no. —corto un pedazo de carne.—¿Así nada más? —asiento cuando llevo comida a mi boca, puedo ver ansiedad pura. —Debe de creer que lo haces solo para complacerme. Tu madre ha pasado esa línea, ¿Cómo puede ir a amenazarla y chantajearla para alejarse de ti? —me tenso el solo recordar lo que ha hecho. Es imperdonable.Doy un sorbo a mi copa de agua.—Lo que hizo mi madre no lo voy a dejar así, sé que no la detiene el que la haya vetado de mi empresa, ni que Madison y su hermana se negaran aceptar el dinero, sé que irá más allá…—Tienes que proteger a Madison y a su hermana, tu madre es
MadisonEstoy sentada contra el respaldo de mi cama, mis piernas contra mi pecho, mi barbilla recargada en mis rodillas mirando desde aquí el adonis griego que duerme plácidamente en mi cama. Luce tan…tan…tan relajado, tan joven…suelto un suspiro. ¿Qué es lo que pasa conmigo?Después de colgar la llamada anoche, bajé de mi cama con mi trasero cuando de la nada le había propuesto venir al departamento, recogí mi habitación a velocidad de rayo, ropa por aquí, toalla por allá, aunque no tenía una habitación enorme con vistas hermosas a un gran jardín como el suyo, tenía lo que necesitaba. Había cambiado toda la ropa de mi cama, y arreglado todo. Finalmente, el timbre cobró vida, como una adolescente comencé a sudar de los nervios, por primera vez había invitado a un hombre a casa, aunque es
MadisonHemos llegado cinco minutos tarde a la oficina, ya estoy sentada en el lugar de siempre y ajusto en la agenda una comida de último momento con empresas Henderson.—Pide lo que quieras para comer juntos. —dice mientras mueve los papeles que tiene en sus manos.—Yo…—detengo mis palabras cuando su mirada se clava en la mía. —Comida japonesa.Karim sonríe.—Me gusta. —baja de nuevo la mirada a los papeles, revisa y murmura algo entre dientes, cierro la agenda y espero a que termine de revisarlos para regresar a mi lugar. —Aquí tienes.Extiendo la mano para agarrarlos y los aleja. Arqueo una ceja.—Tengo trabajo, señor Burj. —él suelta un suspiro.—Dime algo, ayer lo iba a preguntar…—me extiende los papeles y los acepto, lo pongo encima de la tableta y lo miro.