Karim
― ¿Necesita algo más, señor Burj? ―niego sin dejar de mirar como mi chófer le abre la puerta a la señorita Green.
―Gracias, Beth. Puedes retirarte a descansar―lanzo una mirada hacia el ama de llaves que está de pie a la entrada del salón. Puedo notar nostalgia y calidez en su mirada, sé qué tiene algo que decir, pero me niego a escuchar -Apenas me puedo escuchar a mí mismo-. Ella asiente finalmente en silencio, nerviosa se pasa sus manos ya arrugadas por su traje impecable de servicio y se retira, dejándome solo con mis pensamientos. Giro mi rostro hacia el ventanal por donde estaba observando a mi asistente huir. Doy un sorbo final a mi whisky y niego. Algo en mí sale, emerge provocando escalofríos. Pensamientos qué no deben de cruzar por mi mente, miro a mi alrededor y solo hay soledad. Dejo de martirizarme.
“Ha pa
Karim―Las cámaras muestran una pequeña plática entre los dos en la mesa del café, luego Owen desaparece, a los minutos ella en lugar de subir a su área de trabajo, llega a la oficina de él.― ¿Qué? ―miro la cámara dónde me muestra a la señorita Green entrando a la oficina de informática.―Sí, señor.― ¿Siguen ahí? ¿Los...dos? ―Josef asiente.Levanto el teléfono de mi escritorio y marco la extensión de la señora Anderson. En el primer tono, su voz inunda la línea.―Ven a la oficina―y cuelgo furioso. ¿Se habrá dado cuenta del correo? Miro hacia Josef quien espera alguna indicación. ―Gracias. Puedes retirarte.Josef entiende y se retira. Camino hasta quedar frente al ventanal que da una espectacular imagen de la ciudad de Toron
MadisonEstamos llegando al restaurante cinco minutos antes de la una de la tarde, aliso mi falda tipo lápiz, los nervios comienzan a aflorar, desde el enfrentamiento, la adrenalina parece haberse esfumado, ahora, caminaba detrás del señor Burj tensa. Me ofrece el cruce en la puerta del local, agradezco por lo bajo, la persona de traje nos guía a la mesa vacía, pero se desvía llevándonos hacia una parte privada del local, al entrar, mi boca casi cae al ver tanto lujo, es como comer en medio del desierto, hay velos colgando desde el techo, luego cayendo majestuosamente en el centro, cojines alrededor de una mesa, el señor Burj le hace señas al tipo del traje y este asiente, me doy cuenta que hay del otro lado del salón otra mesa, esta es más pequeña pero igual de elegante, me guía y me ofrece el lugar, pero confundida miro a los lados en busca del señ
Madison― ¿Cuánto te falta para terminar tu mes de prueba? ―espeta fríamente, me tenso, enderezo mi espalda un poco más, levanto mi barbilla y entonces aparece una ceja arqueada de su parte.―Soy la asistente personal…oficial del señor Burj, señorita Clyde―ella abre sus ojos como platos.― ¿Te acuestas con él? ―pregunta mientras se levanta de su lugar y se acerca hasta mí, abro mis ojos como platos al escuchar decirle eso, ¿Cómo mierdas me pueden preguntar tal barbaridad?― ¿Perdón? ―solo puedo decir en mi estado de shock. Se inclina un poco más hacia mí.―Has escuchado perfectamente ¿Te acuestas con mi hombre? Si eres ya la asistente personal de Karim, quiere decir que has hecho algo para quedarte en el puesto, él no suele tener a alguien a su lado, nadie le dura el mes de prueba…―me le
MadisonHoy es el día en que el señor Burj vuela hacia otro continente. Tengo todo preparado, pero de último momento ha llegado una visita inesperada. Mis tacones se escuchan contra el perfecto mármol pulido, toco la puerta y cuando escucho que puedo entrar, intento no mostrarme nerviosa, abro la puerta y me enderezo, puedo ver al señor Burj de pie frente a los grandes ventanales, mirando el paisaje de la tarde con ambas manos dentro de sus bolsillos.―Señor Burj―él desvía la mirada hacia mí, luce impresionante y muy elegante, ¿En serio viajará así? ¿En un traje de marfil a la perfección? va a viajar por muchas horas, si fuese yo, estuviera lo más cómoda posible. ¿Pantalones rotos y camisa de algodón? Si, o quizás en pantuflas o en pijama, mi moño desgreñado. El señor Burj espera a que h
MadisonDonatello Restaurante, sirven la mejor pasta que he probado en mi vida, mi hermana ha pedido varios platillos para devorar entre la dos, una botella de vino y la plática empieza.―Extrañaba comer con alguien―dice mi hermana antes de dar un sorbo a su copa de vino.―Lo sé…―ella arquea una ceja.―No lo sabes, tu comes con el señor Burj, ¿No? ―termino mi bebida lo que tenía en mi copa, niego con una sonrisa, vaya que en la empresa se enteran de todo.―Vaya, no nos vemos en estos días, pero igual estás informada. ―me quejo al mismo tiempo que estiro mi mano para agarrar más pasta del plato que está en el centro de nuestra mesa.―Tengo tres años trabajando para Empresas Burj y nunca come con alguien, mucho menos con una empleada. ―siento en su tono algo de amargura, ¿Acaso está…?―A ver, puede que,
MadisonEl ama de llaves me guía hasta el despacho del señor Burj, mi hermana se había olvidado de que me tenía en espera, así que me apuro al despacho ya luego hablaría con ella, intento arreglarme lo más que pueda, mi cabeza en cualquier momento estallaría. Tengo sentimientos y uno de ellos es el pánico, no recuerdo absolutamente nada de anoche….La mujer mayor toca la puerta del despacho, espera autorización del señor Burj, mira mi incertidumbre.―No te preocupes, el señor Burj te explicará todas tus dudas…―me acaricia el brazo para tranquilizar mis nervios.―Es qué…―la voz del señor Burj evita que siga hablando, la señora abre la puerta y antes de entrar me detengo y la miro―Disculpa hace unos momentos atrás, no quería insinuar que era una tratante de blancas, es solo que no s
MadisonDos horas después, estoy sentada en el sillón de la habitación en la que he dormido, tengo una frazada de tejidos encima de mí, noto que tiene aun la etiqueta del precio, doy un sorbo a la taza de té que me ha traído el ama de llaves, después de haber llorado a mares abrazada a mi jefe, me pidió que descansara y me tranquilizara.―Dios mío…―susurro mientras miro por la gran ventana de la habitación. ―Eres una tonta Madison… ¿Cómo no te diste cuenta de la situación? Si, lo sé, tenías en la cabeza las palabras de tu hermana. ―me contesto a mí misma.―Le puede pasar a cualquiera―escucho la voz del señor Burj, tiene la mano en el picaporte y me mira desde el marco de la puerta. No digo nada más, solo hago un movimiento con mi cabeza, dándole la razón.―Gracias por acoge
Karim― ¡Tienes que entender que tu madre lo hace por algo! ¡Y vaya que no se ha equivocado! ―Edward exclama. ― ¿Qué hubiese pasado si no bajas del avión? ¿Crees que las cosas que dice tu madre son para cagarte la existencia? ¡Ella sabe lo que está pasando!―Deja de meterte en mis asuntos, Wilson. Solo eres el perro faldero de mi madre, a mí no me vas a manipular.Las manos de Wilson caen a sus costados, derrotado, suelta un suspiro, miro hacia Madison.―Por algo bajé del avión. ―ella mira hacia nosotros.― ¿Por algo? ¿O por alguien? ―regreso mi mirada a Wilson.―Tuve una llamada de emergencia, pero antes, pusieron trabas para despegar, estuve casi dos horas en espera. Eso lo podrás leer y confirmar en el reporte de mi personal de seguridad.―No necesito saber eso, solo vine a confirmar que estás vivo y