“No me tientes, que si nos tentamos no nos vamos a olvidar”Mario BenedettiMi móvil sonaba como por quinta vez y yo solo maldecía al que fuese que insistiera tanto.Restregándome mis ojos los cuales aún no se acostumbraban del todo a la claridad del día, tomé entre mis manos el odioso aparato y me dispuse a contestarle la sexta llamada a Lissette.—Se puede saber cuál es la urgencia — bufé molesta—Llevas día desaparecidas — se limitó a responderme y puedo asegurar que sonreía del otro lado de la línea.—¡No digas tonterías! ¡nos vimos hace nada! ¿no?— dudé—Julia, no te he visto en toda la puta semana, ¿Donde demonios has estado? — me recriminó y entonces caí en cuentas que tenía razónDesde mi encuentro con Anderson en la cafetería de la universidad no había visto a mi mejor amiga.—Sorry —susurre sincera.—Y una mierda— su tono me daba a entender que estaba molesta y que me pediría algo a cambio de su perdón .—Vamos dime que quieres que haga para que perdones a esta tonta amiga q
"la historia de los villanos es mucho más entretenida que la de los héroes, porque los monstruos no nacen, son creados"Fleur Dupont.🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀Sus dedos quedaban marcados en mi piel en cada roce, en cada tacto lujurioso al compás de aquellos besos que me robaban más que el aliento.Me cargo sujetándome de mis glúteos a la vez que mis piernas se enroscaron a su cintura y mis manos a su cuello. Mi espalda choco contra la pared aumentando la intensidad del beso. Nuestras lenguas danzando mientras la electricidad que ese beso recorría cada célula de mi cuerpo terminando en mi latente y húmedo sexo.Max me dejo sobre la pequeña mesita de estudios que estaba frente al enorme espejo de cuerpo entero y colocándose entre mis piernas las separo con delicadeza y corto el apasionado beso.Se tomó unos minutos para observar mis bragas negras de encaje que eran lo único que tenía debajo de mi playera. Dibujo una maliciosa sonrisa en sus labios, sus ojos tomaron un
"Sus besos son el descontrol que mi mundo necesitaba."~Roos.Después de almorzar caminábamos por el centro comercial. Debo admitir que me causo gran sorpresa que Max se ofreciera acompañarme a pesar de comprender que mi visita al mismo este día demoraría.Entraba y salía de una y otra tienda buscando el regalo idóneo para mi amiga. Las vendedoras se mostraban atentas enseñándome vestidos elegantes, cadenas de oro, brazaletes carísimos, zapatos de marca que jamás podría pagar, bolsas de ensueño e inclusive me mostraron pendientes con diamantes que me sacaron bufidos de burla al notar la gran cantidad de ceros a la derecha que contenía su precio.Pero eso solo sería un una copia más de las muchas que Lissette coleccionaba en su habitación. Quería algo único para ella y estaba dispuesta a conseguirlo aunque largara completamente la piel de la planta de mis pies de tanto caminar.—¿Puedes solo elegir algo? — gruñó mi acompañante cuando salía frustrada de otra de las tiendas—Es Louis Vui
“Hay heridas que solo el alcohol puede curar”El ruido llegaba a ser ensordecedor, a decir verdad ni siquiera entiendo como Lissette logró escucharme. La casa estaba repleta de jóvenes quienes en su mayoría rayaban la intoxicación etílica o por sustancias que habían inundado mis fosas nasales en cuanto atravece el umbral de la puerta.—¿Dijiste que era algo tranquilo? —indagué en un tono elevado con temor a que no pudiera escucharme.—¡Lo es! —respondió divertida recorriendo el lugar con la vista a la vez que se daba un trago de un extraño liquido de ese vaso rojo que no puedo asegurar como llegó a sus manos —lo era antes de ir a por ti—se corrigió sonriendo para comenzar a gritar completamente feliz a la vez que levantaba su vaso.El bullicio seguía el chillido de mi amiga gustosos de alzar sus tragos con ella y yo simplemente sonreí al verla así ocultando mis manos en los bolsillos de mis pantalones.—¿Están listos para la cuenta regresiva? — gritó el gemelo al inicio de las escaler
“La mente es una perra sisañosa”Tom me había acompañado casi toda la noche, sus conversaciones ocurrentes y chistes tontos me sacaron más de una sonrisa; permitiéndome conocer un poco más de ese chico no tan tímido que él era.Eran casi las 2:30 de la madrugada y los cocteles ya provocaban reacciones involuntarias en mi organismo, el calor era sofocante al punto de dejar mi ropa empapada y mis pies habían llegado a la pista de baile en varias ocasiones tirando del pelirrojo del brazo para que me hiciera compañía con aquellos movimientos irregulares y discordantes que mis caderas provocaban intentaban danzar al compás de la estruendosa música.Mi obsesión por aquellos ojos negros se borró de mi mente a medida que mi sangre se inundaba en alcohol. Mi mirada en cambio; fue secuestrada por aquellos ojos café que me generaban calma después de la tormenta que Max generaba en mi vida.Estábamos de vuelta a la barra mientras disfrutábamos de otro de esos cocteles maravillosos que él preparab
“Eres todo lo que mi corazón anhela, pero lo único que no puede tener”-Cristin BuenaMax:Entre a toda prisa a la casa y llegué a su habitación con desesperación esperando encontrarla ahí. La busque por todo el centro comercial e inclusive caminé por horas en el parque aledaño al mismo pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Pareciera que la tierra se había agrietado llevándosela a ella sin dejar rastro.Con frustración regresé al sofá de la sala trayendo conmigo una botella de cerveza de la nevera para comenzar a beberla resignado.Le había hecho millones de llamadas y ninguna fue respondida por ella; tal como los mensajes que le envié.Metí la pata con ella y lo sabía. Soy un IDIOTA en mayúscula y no podía cagarla de peor manera y la simple idea que pudiera ocurrirle algo me taladraba la cabeza cegándome de rabia conmigo mismo.Unas risas desde el porche me sacaron de mi embelesamiento, corrí hasta el ventanal que tenía visibilidad al mismo con la ilusión de que fuera ella y acert
“Su mirada es un misil de largo alcance” —Edisson Cajilima Márquez. Julia: Pequeños pero muy molestos rayos de sol daban directamente en mi rostro. ¿Qué m****a?— bufó mi conciencia Me removí en la cama en un inútil intento de escapar de mi molestia. Aún con mis ojos cerrados intente recordar donde me encontraba y hasta donde recordaba estaba en el muelle junto al lago riendo con Lissette cuando un chico vino a buscarme. ¡Un chico!— recriminó mi conciencia pero sin poder abrir aún mis ojos—¿Si sabes que en la mansión Sanz la única habitación que puede tener un ventanal capaz de molestarte por el sol es la de Leo? —recordar que el ala este de la casa estaba en reparación y que el único que se había negado a trasladarse de recamara era él me sentó en la cama de un tirón. Me arrepentí en cuanto lo hice, un dolor punzante me taladró la cabeza logrando que una de mis manos llegara a mi cien a la vez que la otra se apoyaba en la cama y los vértigos me hicieron apretar mis ojos que
“El problema no es el problema, sino tu actitud frente al problema”. –Piratas del Caribe. Max: —¿Llegaste?—pregunté recibiendo una sonrisa maliciosa y una fugaz mirada —Supongo que esto la supera— se limitó a decir apuntando con el mentón la playera completamente ensangrentada en el suelo. —No te atrevas a burlarte— espeté enarcando las cejas con algo de molestia en mi tono consiguiendo que alzara sus manos en señal de rendición. —Tranquilo guapetón te ayudaré con este desastre al fin y al cabo por eso estoy aquí— esbozo una leve sonrisa y llego hasta la prenda para recogerla— tardará en despertar después de esto y le harás creer que todo fue un sueño— se limitó a decir mientras examinaba la pieza ganándose una mirada confundida de mi parte. —¿Cómo se supone que haga tal cosa? —me anime a preguntar después de unos minutos de silencio intentando encontrar la lógica de sus palabras. —Por favor Max, es más sencillo ir al supermercado y comprar otra muda exactamente igual a esta,