Ginna Renaux
Al llegar al hotel subo directamente a la habitación. Mila no está, hacia a penas media hora me había llamado para comentarme que tenía algo que hacer con una amiga, y que llegaría pasadas las ocho de la noche.
Entré al baño a refrescarme, son cerca de las cinco de la tarde y decido ponerme cómoda para tomarme una siesta. Gracias a las semanas de reposo médico, me siento exhausta con muy poco que haga.
El sonido de una vibración me hace lanzarme a bucear entre el contenido de mi bolso para encontrar el teléfono. Lo localizo, miro la pantalla y se trata de Maria Eduarda nuevamente, pero no es su pr
Ginna Renaux Me depositó despacio en el piso en aquella habitación a oscuras donde solo se podía escuchar el ruido de la lluvia golpeando los ventanales y nuestra agitada respiración. Aunque casi podía sentir mi corazón latir a un ritmo desenfrenado por todas las emociones contenidas durante todo ese tiempo que estuve sin verlo, que luchaban por salir de mi. Quería gritarle que lo amaba, quería demostrarle tanto lo mucho que lo había extrañado que no supe que decir ni que hacer. Nunca me imagine que fuera tan difícil amar de esta manera tan profunda, de una manera casi tóxica. Yo pensaba que el amor no podía vivirse de esta manera y aquí estoy siendo con
Ginna Renaux El viaje de regreso a Paris se me hizo eterno. Tan pronto el avión tocó tierra parisina, me lancé a la carrera, tomé un taxi y pase rápidamente por el hotel para dejar mis cosas.Localicé la dirección de la clínica y tomé las llaves del coche saliendo disparada rumbo al hospital. Al llegar caí en cuenta en la verdadera gravedad del asunto, muchas veces nos negamos a enfrentar la verdad, hasta que la realidad nos golpea con fuerza el rostro. La situación era tal cual como la describió Mila. Los médicos no tenían un buen pro
Ginna RenauxEsta vez fui yo quien palideció . Estaba absolutamente sobrepasada por la situación. La gravedad de la salud de mi hermana. Mis preoblemas sentimentales liados a Emi, la dependencia que había creado hacía a él sin proponérmelo. Todo me estaba explotando junto.La vergüenza me tiñó el rostro de carmín. Él estaba allí como un príncipe encantado, pero me daba terror acercarme.Después de todas nuestras discusiones, de sus reparos hacia mi familia, él estaba allí. Acompañándonos en nuestra pésima circunstancia. ¿Como no amarlo? Simplemente me era imposible.
Ginna RenauxSi Emiliano no terminaba por matarme de amor, me mataría con sus recientes y continuas apariciones sorpresas. Ya se estaban haciendo parte de su costumbre en las últimas horas. Un mes sin aparecer y ahora me toma de sorpresa dos veces en menos de 48 horas.Cómodamente, con la cadera apoyada en el baúl de mi coche, me encontré a Emi Santotini, esperando por mi relajadamente. Con semblante de absoluta calma y una media sonrisa en los labios.Sus piernas cruzadas le daban un aire desenfadado a la escena que conforman aquel monumento de hombre apoyado en mi coche nuevo. Evocaba un comercial, un modelo de televisión, un galán de telenovelas, que sé yo. P
Emiliano Santorini—¿Para qué hablar Ginna?. Para qué hablar si podemos devorarnos a besos—. Fuego líquido inyectaba esa mujer en mi sangre con tan solo besarme. Sin aliento, trate de calmarme o seria capaz de poseerla aquí mismo. Nome importaría hacerle el amor en el asiento trasero de su auto, y no detenerme hasta que los vidrios se empañen con nuestro calor.Más, comprendo que no es el momento, ni el lugar. En este mismo hospital se encuentra una de sus hermanas debatiéndose entre la vida y la muerte.Esta noche no podemos hacer mucho más por estar juntos. Tampoco creo que ella tenga cabeza p
Emiliano Santorini“Ardientes”, no definen los pensamientos que tengo ahora mismo. Ginna ha comenzado a luchar con mi cinturón, tratando de deshacerse del pantalón caqui que llevo y la observó extasiado mientas lucha con mi cremallera.La última vez que estuvimos juntos nos entregamos de una forma totalmente deliciosa, pero precipitada. Tener a mi Diosa Isis en mi cama, bajo mi techo en la finca, solo explotó mis ganas contenidas. Revolucionó mi deseo sexual de tal forma, que solo deseaba hundir mi desesperación en ella. Lavar con su mar el sufrimiento de la separación que me estaba consumiéndome vida.Aquí en el centro de Paris no pienso ser tan básico. Se que a veces me puedo mostrar intenso, pero es mi forma de amar, no puedo menos que apasionarme cuando veo a Ginebra Ra🍆 Emiliano SantoriniCuando mi móvil vibró en la mesa de noche, me sobresalte. Luego de hacerle el amor una vez más a Ginna, caí rendido en un sueño profundo. Solo con Isis en mi cama era capaz de descansar sin mayores preocupaciones, esa mujer era mi droga, mi mejor medicina para dormir.A mi lado mi diosa estaba rendida, ofreciéndome una vista sublime de su glorioso trasero. Su pelo era una maraña deliciosa desparramada por toda la cama. Mi polla cobro vida con tan solo observar el cuadro sensual y perfecto que me ofrecía su piel de alabastro sobre las sábanas de seda negra.Le vibración del celular me saco de mi trance de acosador sexual profesional y me estire para tomarlo. Alcance CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS
Ginna RenauxDesperté asustada. No dire el clásico “perdida o no reconocí el sitio en que estaba ”, porque estaba más que segura de donde me hallaba. Había llegado a aquella habitación con absoluta convicción de lo que deseaba que pasara en ella. Dormía como reina en la cama del magnate de la moda Emiliano Santorini, el dios egipcio más hermoso que ojos humanos hayan visto. Me habia hecho el amor como un animal pero a la vez con una ternura divina. Extraño el antagonismo de ese hecho sublime y feroz, pero así era todo con Emi en la cama, te adoraba como Virgen pero se comportaba como el más candente de los pervertidos.