Emiliano Santorini
—¿Para qué hablar Ginna?. Para qué hablar si podemos devorarnos a besos—. Fuego líquido inyectaba esa mujer en mi sangre con tan solo besarme. Sin aliento, trate de calmarme o seria capaz de poseerla aquí mismo. No me importaría hacerle el amor en el asiento trasero de su auto, y no detenerme hasta que los vidrios se empañen con nuestro calor.
Más, comprendo que no es el momento, ni el lugar. En este mismo hospital se encuentra una de sus hermanas debatiéndose entre la vida y la muerte.
Esta noche no podemos hacer mucho más por estar juntos. Tampoco creo que ella tenga cabeza p
Emiliano Santorini“Ardientes”, no definen los pensamientos que tengo ahora mismo. Ginna ha comenzado a luchar con mi cinturón, tratando de deshacerse del pantalón caqui que llevo y la observó extasiado mientas lucha con mi cremallera.La última vez que estuvimos juntos nos entregamos de una forma totalmente deliciosa, pero precipitada. Tener a mi Diosa Isis en mi cama, bajo mi techo en la finca, solo explotó mis ganas contenidas. Revolucionó mi deseo sexual de tal forma, que solo deseaba hundir mi desesperación en ella. Lavar con su mar el sufrimiento de la separación que me estaba consumiéndome vida.Aquí en el centro de Paris no pienso ser tan básico. Se que a veces me puedo mostrar intenso, pero es mi forma de amar, no puedo menos que apasionarme cuando veo a Ginebra Ra🍆 Emiliano SantoriniCuando mi móvil vibró en la mesa de noche, me sobresalte. Luego de hacerle el amor una vez más a Ginna, caí rendido en un sueño profundo. Solo con Isis en mi cama era capaz de descansar sin mayores preocupaciones, esa mujer era mi droga, mi mejor medicina para dormir.A mi lado mi diosa estaba rendida, ofreciéndome una vista sublime de su glorioso trasero. Su pelo era una maraña deliciosa desparramada por toda la cama. Mi polla cobro vida con tan solo observar el cuadro sensual y perfecto que me ofrecía su piel de alabastro sobre las sábanas de seda negra.Le vibración del celular me saco de mi trance de acosador sexual profesional y me estire para tomarlo. Alcance CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS
Ginna RenauxDesperté asustada. No dire el clásico “perdida o no reconocí el sitio en que estaba ”, porque estaba más que segura de donde me hallaba. Había llegado a aquella habitación con absoluta convicción de lo que deseaba que pasara en ella. Dormía como reina en la cama del magnate de la moda Emiliano Santorini, el dios egipcio más hermoso que ojos humanos hayan visto. Me habia hecho el amor como un animal pero a la vez con una ternura divina. Extraño el antagonismo de ese hecho sublime y feroz, pero así era todo con Emi en la cama, te adoraba como Virgen pero se comportaba como el más candente de los pervertidos.
Ginna Renaux UNA SEMANA DESPUÉSAcabo de salir junto a mi hermana mayor de la clínica privada en la que se encuentra Laura y llevo una sonrisa en los labios. Su recuperación va siendo todo un éxito. Después de la cirugía sus parámetros no han tenido ninguna recaída, y según sus médicos en un mes aproximadamente podrá abandonar esta clínica, y estará lista para tratarse su incipiente adicción a las drogas.Despertó con la certeza absoluta de que casi muere por su propia estupidez, y creo que esta situación la hará madurar a la fuerza.
Ginna Renaux—Agencia Diseñadores Libres, Buenos días, Un placer poder ayudarla—. Una secretaria responde y recita profesionalmente la etiqueta telefónica mientras medito si fue una buena idea llamar a esta agencia sin haber investigado correctamente o haberlo al menos comentado con Emi.—Buenos días—saludo con prontitud aún dudando que decir— Mi nombre es Ginebra Renaux, soy diseñadora, estuve trabajando para Sezanne Paris, ehhh...— divago un poco ansiosa —alguien dejó la tarjeta de su empresa para mi.— Un placer saludarla seño
Ginna RenauxAl entrar en el edificio de seis plantas que ocupa media manzana me encuentro con una recepción minimalista en la primera planta, una mujer de unos cuarenta años me recibe con una sonrisa profesional.Le regalo una sonrisa amable, pero dios sabe que me costó que me saliera espontánea.—Buenos días bienvenida. ¿Que puedo hacer por usted? — me saluda y se queda expectante de mi respuesta. —Mi nombre es Ginebra Renaux, o Ginna Renaux como prefiera llamarme. Tengo una cita con el gerente.—Espere un insta
Ginna Renaux Llegue temprano a la agencia junto a Duda , tenía una pila enorme de pendientes en mi nueva oficina, y sentada en mi mesa de diseño sonrío sola pensando en el rostro de Emi la última noche que pasé con él. Cada vez soy más dependiente de sus sonrisa, de sus manos, de su cuerpo; de esa manera tan suya de poseerme, del modo en que me mira con esos ojos de hielo que me hacen arder con tan solo posarse sobre mi.Nunca pensé que podría amar así, no creía que yo no me vería envuelta en esta avalancha de sentimientos que me consume de un modo casi abismal. Ya no podría vivir sin Emiliano, y el temor constante de que se aleje de mi aún llega por la noche robándo
FinalGinna Renaux El rostro de Emi aún denota ira y desconcierto en igual proporción. Todo imaginó excepto encontrarse a su tía y a su prima dando esa penosa demostración de derrota. Al verse perdidas, llegaron aquí para tratar de intimidarme, era un hecho más que evidente que mi reciente relación con Emiliano las amenazaba.He aprendido a conocer cada una de las expresiones del rostro de Ra y aún percibo que las palabras de Graciela Giusseppe están como niebla rondando entre nosotros.—Siento haberle faltado el respeto a tu tía. Trate de conten