Capitulo 8

—Detente Caleb, no, no podemos

—Prácticamente eres una mujer libre Dulce ¿porque debería detenerme?

—Yo……. Yo….

—Tu que Dulce, habla de una vez o me volveré loco

Con la mayor vergüenza del mundo, tuve que decírselo, no queria que mi primera vez fuera de esta manera

—Soy virgen Caleb, por favor déjame ir

La sorpresa en sus ojos me dio espacio para poderme zafar de su agarre, corrí hasta mi auto con toda la vergüenza encima, queria morir, quien a sus veintiocho años sigue siendo virgen, menos despues de un divorcio, debió pensar que le estaba mintiendo

—¡Mi Venus es virgen! que regalo acabas de darme Dulce, ahora más que nunca te perseguiré hasta hacerte mía, no descansare hasta tenerte a mi lado

Llame a mi asistente necesitaba irme urgente a casa, tal vez el agua fría ayude

—Ya estoy aquí señor Alcalá, lo llevo al departamento

—No, vamos a la oficina, necesito terminar de revisar unos asuntos pendientes, consígueme ropa cómoda y algo de comer, por cierto, ya debes intervenir con el
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