"¿Es porque perdí la memoria?”. Nolan separó los labios y dijo, luciendo tan lamentable como un niño al que sus padres habían abandonado: "¿Es por eso que ya no me necesitas?”.

Maisie se rio y se arrojó a sus brazos. Ella presionó sus labios en su oreja y dijo: “¿Quién te dijo que ya no te necesito? Necesito tu corazón. Tu cuerpo. Quiero hacer mío cada centímetro de ti”.

Nolan la miró fijamente. La sonrisa de ella era encantadora y seductora. Le hacía cosquillas en el corazón y cada célula de su cuerpo le gritaba que se acercara a ella.

Él la besó en la frente y dijo de manera seria: "Vámonos a casa primero, y soy todo tuyo".

La noche era cada vez más oscura.

La luz de la mesita de noche proyectaba una cálida luz amarilla. La mitad de la cara de Nolan estaba iluminada por la luz mientras recorría el cabello de Maisie con el dedo.

Maisie se dio la vuelta y se enterró en su pecho. Luego dijo: "Nolan, quiero pedirte prestado a alguien".

Nolan bajó la cabeza y preguntó: "¿A quién q