"No importa cuántos seamos, aparte de la resistencia y la defensa, todos tenemos un punto débil que puedes usar a tu favor".

Daisie se mordió el labio. Por fin comprendía que apresurarse no sería beneficioso.

Waylon le dio una palmadita en el hombro y sonrió. "Si todos tuvieran tu determinación, todos serían imbatibles".

Ella frunció el ceño. "Te estás burlando de mí".

Él sonrió profundamente. "No te fuerces".

Daisie volvió la cara. "No, necesito entrenar bien ya que lo he empezado. Si no lo hago... engordaré cinco kilos por cada comida que haga".

Esa era la peor maldición que se le ocurría.

Waylon negó con la cabeza.

Daisie había entrenado de la mañana a la noche y estaba cubierta de sudor. Volvió a su habitación, se duchó y quiso hablar con Cameron para identificar los puntos de ataque.

Bajó las escaleras y preguntó al mayordomo, que respondió: "Debería estar en su habitación".

Daisie se dirigió a la habitación de Cameron y llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta. Gir