“Sí”, Maisie bajó la cabeza y respondió: “Lo siento. No sabía que tenías fiebre”.

Nolan extendió la mano y la puso en el dorso de su mano fría. Una sonrisa apareció en la comisura de sus labios mientras decía: “No quiero que te preocupes por mí, por eso no te lo dije. Soy yo quien te debe una disculpa, Zee”.

Después de todo, él le estaba ocultando un secreto.

Él sabía que estaba infectado con el virus, y ahora estaba en el período de infección. Experimentaría síntomas como fiebre persistente, hemoptisis y deterioro de la salud. Solo le quedaban de tres a cuatro años de vida.

Justo cuando Maisie estaba a punto de decir algo, apareció Titus. “¡Nolan, despertaste!”.

“Sí”. Él asintió.

Titus miró a Maisie y le ordenó: “Tú, sal. Tengo algo que decirle a Nolan”.

Maisie se limitó a presionar sus labios en una fina línea. Se puso de pie y salió. Nolan miró su figura y la luz abandonó lentamente sus ojos.

Fue solo cuando ambos se quedaron en la habitación que Titus preguntó: “Dime la ver