El Señor Roswald estiró la mano y le acarició el dorso de la mano.

Naomi se quedó atónita y frunció el ceño mientras él continuaba. “Estoy seguro de que funcionará. Necesito una esposa decente y sabia como usted, Señorita Xavier”.

Naomi retiró la mano de repente y dijo: "Lo siento, pero ya tengo a alguien que me gusta".

La expresión del Señor Roswald cambió y él apartó su mano. “¿Tiene un hombre que le gusta? ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? ¿Están saliendo? ¿Están casados? Si sus padres se enteran de su relación, ¿aprobarían de ella?".

Naomi se sobresaltó. Intentó zafarse de su agarre, pero fue en vano. Su rostro se volvió sombrío y le advirtió: "Señor Roswald, por favor, suélteme la mano".

"Señorita Xavier, usted me gusta mucho. Me gustó desde el primer momento en que la vi". El Señor Roswald le estiró de la mano y la besó, haciendo que se le pusiera la piel de gallina.

Naomi sintió asco y retiró la mano de su agarre. Se levantó y dijo: "Por favor, ¡cuide sus modales, Señor Roswal