—¿ Que hace la señorita Blade aquí?— pregunta con desconfianza.

Ignorando su pregunta, sus manos tocaron su frente como temía tenía fiebre

— Te vuelve a preguntar ¿Qué haces aquí?

—Señorita aquí está la silla de ruedas que pidió—entra uno de los empleados quiso hacer una muestra de asco, pero se contuvo, los ojos fríos de su jefa le estaba mirando.

— Bien, póngalo en la silla. Pero que sea con extremo cuidado, iremos de una al hospital de la familia.

—Si, señorita Alexa — los hombres rápidamente se dispusieron a hacer lo que se les ordenó.

— ¿Que estás haciendo?— la voz de Edward se escuchó en la entrada. No podía creer que de verdad Alexa venía por ese paralítico.

— ¿No es obvio ?

— Pero es un paralítico, de que te sirve — pregunta con fastidio.

— No te importa lo que haga, ¿desde cuándo tengo que darle explicaciones a alguien como tú?