Capítulo 38

No eran grandes referencias, no tenían señales claras de lo que Mauro estuviera haciendo, pero Gálata supo desde el instante que fue atacada que debía desaparecer de la ciudad.

Su ex esposo no era alguien de ignorar. Sí se hizo notar de esa forma no fue solo para darle un susto. Tenía que huir, tan lejos como pudiera porque una exposición como esa, le dió la sensación de tirarse a un vacío que si tocaba el fondo no sería solo miedo el que podría sentir.

Se miró al espejo, tenía leves cortes en sus brazos y una marca muy visible en su cuello.

Había visto eso antes, dándole una única solución, huir. Pero se había cansado de hacerlo, era demasiado para ella.

Al salir del baño encontró varias miradas entrelazándose, todas del mismo color, pero solo una como si un imán lo llamara la enfocó. Simuló no sentir lo que provocó, pero era imposible disminuir su ritmo. Llegó a la caja de cosas que pidieron rescatar del laboratorio y se concentró más en la sustancia que le inyectaría a Keyla, q
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