Veintiuno

POV. Eveline

Culmino la labor que estaba haciendo, y procedo a recoger mis cosas que reposan en la silla. Me quito el delantal negro que debemos llevar encima del uniforme rojo, y lo doblo cuidadosamente colocándolo en el armario donde se guardan los demás uniformes. Me siento mucho más agotada, no es nada sencillo asistir a la universidad, adelantar las tareas para después venir a trabajar en el restaurante. Pero lo importante es ayudar a mi padre a costear la deuda, por lo que me obligo a seguir adelante aunque la situación me esté superando.

Tú puedes, Eveline. Intento darme ánimo.

Salgo de la cocina topándome con mi jefe que también viene saliendo de su oficina. Se acerca a mi y extiende su mano mostrando un frasco de plástico que contiene la pomada especialmente para las manos.

—Aplícalo antes de dormir —indica entregándome el producto.

Observo la pomada y llevo la vista a aquella mirada azulada. Sinceramente no me esperaba esto, es un gesto muy bonito de su parte.

—No debió mole
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