Valentina no tenía nada de apetito,sentía un nudo en la garganta cada vez que se disponía a probar un bocado.Pensaba en una posible solución a su situación,claro estaba que en la mansión no podía vivir tranquila sin la intromisión de Augusto y de sus padres.No obstante permanecía allí por los niños,esperando encontrar una pronta solución a su problema.Después de los últimos acontecimientos lo menos que deseaba era entrar en inútiles confrontación cosa difícil ante la intransigencia de sus padres y el carácter sobrado de su esposo.Los gritos de su madre perturban su paz,sin mucho afán volteó a verla.-¡Valentina!,mírame a los ojos cuando te hablo,¿por qué te fuiste de ese modo?,no te importa poner en riesgo a los niños-.La increpó mientras se sentaba a su lado-.que sea la última vez que haces una locura igual y ahora cambia esa cara que no se ha muerto nadie,ve y atiende a tus hijos que necesitan calor de madre.-¿Qué hay de mí?,nadie se detiene a pensar en lo que siento,Augusto me
-Soy un idiota,jamás pensé que me ibas a salir con esto,yo te amo y di lo mejor de mi para mantenerte con vida.Deberias de mostrar más respeto hacia mí y no pasarme a tu amante por los bigotes-.Gritó Augusto mientras la sacudía por los hombros.Esa era la primera vez que Valentina sentía miedo del comportamiento de su esposo,si ella quería el divorcio era tonto de su parte que la retuviera.En fin si era por los niños ella no se opondría a que Augusto viera a Mateo y Lucas cada vez que quisiera.-Ya baja la voz y quita las manos de mí,yo quiero el divorcio-.Su fría mirada fue como un punzón que se clavó en el corazón del joven.Augusto estaba aturdido por las palabras gélidas de Valentina. La mujer a la que había amado y con la que había compartido tantos momentos ahora se mostraba fría e intransigente frente a él.En la sala de la mansión, con los sirvientes asomando las cabezas, Augusto respiró profundamente antes de hablar de nuevo. -Valentina, no podemos seguir así. Esta hostilid
-Es lo mejor,no puedo estar un segundo más aquí-.Susurró mientras cerraba su maleta con determinación.La joven era consciente de que este era un momento crucial en su vida. Mientras empacaba la ropa de los niños, una mezcla de emociones la invadió: tristeza por dejar atrás una vida conocida y miedo a lo desconocido, pero también esperanza y un atisbo de libertad.Decidió llamar a su amigo Juan Pablo, quien aceptó sin dudarlo acompañarla en esta nueva etapa. Juntos cargaron las maletas en el auto y se dirigieron hacia a uno de los departamentos de sus padres.Al llegar, Augusto, de la empresa,los señores Sánchez le pusieron al tanto de la situación y el hombre dirigió sus pasos en busca de Valentina.Le tocó el timbre del departamento y ella abrió con gesto de sorpresa en su cara.-¡Augusto!,¿has venido para hacerme desistir?,déjame decirte que pierdes tu tiempo,mi decisión no tiene reversa.Augusto ahogó un suspiro y con gesto cansado y resignado. Sin levantar la voz, expresó:-Ya e
Se miró al espejo y suspiró con el pecho oprimido y los ojos llenos de lágrimas,por los últimos acontecimientos y esa discusión con Augusto se le había producido un profundo estrés.Minutos antes:-Tengo muchas cosas pendientes por realizar hoy,si no te importa nos vemos luego.Valentina casi corrió a Juan Pablo para quedarse sola y así llorar las riendas suelta, en qué momento su vida se había convertido en esa pesadilla, amaba a su esposo y la hería profundamente la separación más no podía perdonarle lo que le había hecho.Augusto no solo era el hombre de su vida al que había amado desde la adolescencia sino que era el padre de sus hijos, las dos grandes alegrías de su vida y hasta le agradeció el hecho de que hubiese cuidado de ella durante el estado de coma,lo que le hacía arder de rabia era que la había poseído sin su consentimiento.-Se aprovechó de mi estado,pensé que era un hombre diferente-.Susurró entre lágrimas.Recordó muchos detalles bonitos de la relación de ambos y
-Dígale que no y punto necesito que mi hija trabaje en mis empresas,ella no tiene que trabajar para nadie,ayúdame con eso y por lo demás no te preocupes yo me encargaré de llamar a mis amigos empresarios para que ninguno la contrate-.Con aire despreocupado Don Rodrigo colgó el teléfono. La señora Carolina alcanzó a oír la conversación y le dedicó una mirada de reproche a su marido.-¿No te da pesar hacerle eso a la niña?-Hace mucho tiempo que no es una niña,por tratarla así le hicimos un daño y es súper engreída.A mi no me tiene nada feliz que se esté divorciando de Augusto,con lo buen esposo que ha sido ese muchacho.-Tienes razón,es una mujer adulta y por lo mismo no debemos de intervenir en su vida-.Acentuó la última frase y se marchó dejando a su esposo con la palabra en la boca.Una hora más tarde Valentina dejaba a los niños al cuidado de Adelaida para ir a una entrevista de trabajo.Llegó a buena hora,con toda la actitud,un poco nerviosa sería su primer empleo,su corazón lat
-¡Vaya todo parece indicar que tendré la custodia de mis hijos,ya que no tienes solvencia económica,según lo que me dijo un pajarito-.Miró el departamento de arriba a abajo y se dirigió a la cocina-.No quiero saber que a los gemelos les falte algo-.Frunció el ceño mientras abría la nevera.-¿Quién te crees para venir a husmear en mi vida?Él tomó a Valentina por los hombros y le atrajo hacía él,la joven pensó que le daría un beso.-¿Olvidas que soy el padre de tus hijos?,te los puedo quitar en cualquier momento.-¡No te atrevas!,además no tienes argumentos,ningún juez va a separarme de mis hijos.-Yo creo que sí.Mucho más sin no tienes dinero para sostener un hogar.¿Me equivoco o es cierto?Lo mira a los ojos y el hombre la suelta y evita verla de frente.Ella tiene el corazón agitado ante el roce de sus manos.“Por ningún motivo voy a admitir frente a Augusto que estoy en bancarrota. Él vuelve a repetir la pregunta y le saca de sus pensamientos.-Dime,mujer.¿te quedó grande la manut
Qué horas son estas de llegar-La voz autoritaria de Augusto la hizo frenar en la puerta de su oficina.Valentina se fijó en que estaba algo irritado,más no le prestó mucha atención, sabía que su regreso a la oficina sería usado por su esposo para hacerle la vida imposible. -¿Oye qué te pasa? No tienes derecho a decirme nada si llego tarde. -Claro que lo tengo, soy tu jefe, aunque ya no sea tu marido estás a mis órdenes en esta empresa,no creas que por ser hija de los dueños tienes privilegios, tienes que cumplir horario como cualquier otro empleado.La chica tartamudeó un poco para responderle.-Lo sé y me disculpo, Pero había mucho tráfico.-No es asunto mío,tienes que salir dos horas antes,no tolero la falta de responsabilidad ni la impuntualidad. -No volverá a pasar-.Bajó la cabeza y sintió que la sangre caliente bullía por sus venas,las mejillas se le encendieron,se mordió la lengua para no protestar.-¿Te vas a quedar parada mirándome?,ve a tu cubículo que necesito en mi
Valentina se adentraba en la oficina con paso firme, aunque su semblante denotaba un desgano latente. La última persona que deseaba encontrarse en aquel entorno era su ex marido. Cuando sus ojos se posaron en él, con su corazón aún latiendo con una mezcla de emociones cambiantes, le saludó con una frialdad calculada: -Buenas tardesÉl, sin inmutarse, respondió con una ironía característica que le erizó la piel, -¿Qué de buenas tienen?La presencia de su ex marido en aquel espacio ya cargado de tensiones era como un torbellino de emociones para Valentina. Tras el breve intercambio superficial, él se dirigió directo al grano, solicitando la cotización que debían presentar a las tiendas del señor Gutenberg. No contento con eso, añadió con aspereza: -Y me traes un antiácido- gruñendo con la cara arrugada en una mueca que a ella le resultó tan familiar y exasperante como siempre.Era irónico cómo los sinsabores de su relación parecían aún latentes ante la intensidad de la presencia de