Cuando la última palabra fue nombrada, me puse de pie, deseaba huir de ahí, gritar, decirles que pararan ya, que todo era una farsa, que yo no había sido contratada por Thiago, y que mi hijo no era suyo, que ni siquiera yo sabía de quién era, que todo se había tratado de un error, un error que ahora solo estábamos utilizando para un beneficio, pero antes que pidiera decir una sola palabra, la voz de nuestro abogado me limitó — Pueden hacer las pruebas que deseen, en donde quieran hacerlas, sin embargo eso nos llevará más tiempo del programado, lo que alarga la resolución del juicio, algo que la señora Esmeralda, como ha mencionado en diversas ocasiones es un grave problema para ella — dijo Marcelo con seguridad, yo no podía comprender la tranquilidad con la que Thiago estaba tomando las cosas. — Mi defendida, la señora Esmeralda, está en todo su derecho de exigir pruebas verídicas, y está dispuesta a esperar el tiempo que sea necesario para la resolución correcta del caso — Objetó e
¿Qué más explicaciones? ¿Qué otra mentira iban a decir ahora?, Me pregunté desesperada y en silencio mientras los miraba tan tranquilos, y yo ahogada de miedo, de dolor, de angustia, solo pude quedarme ahí, sin emitir ningún ruido, esperando que Thiago iniciara a hablar para ver si de una vez por todas terminaba de comprender que era lo que en verdad estaba sucediendo. — Es verdad, yo contraté a Luisa Vanessa, lo decidimos con Esmeralda, lo decidimos porque ella así lo quiso, pues Luisa es una mujer de una familia de bien, y además es su amiga, pero yo no quería eso, es decir, no quería que mi hijo naciera de alguien a quien yo no conocía bien, y además porque era amiga de Esmeralda, mi esposa, y ella no quería que tuviéramos hijos, por lo cual pensé que eso podía ser un problema, sin embargo, no me quedaba más que aceptarlo, por lo cual procedimos a ir a la clínica en donde se haría el embarazo in vitro, justamente el día en que Lisa Miere debía tomar una fotografías a las modelos,
— ¡Mi amor! — exclamó Thiago corriendo hacia mí, cuando el agua empezó a bajar por mis piernas, grité con todas mis fuerzas, el dolor era extremo. — Ya va a nacer, nacerá hoy — grité en medio del dolor, Thiago estaba totalmente nervioso, unas mujeres que estaban ahí como testigos del juicio se compadecieron de mi pena, y le ayudaron, me sentaron y me ayudaron a mantener la calma. — Vamos, Marcelo, ve y enciende el auto — dijo Thiago apresurado, tirándole las llaves al abogado — Llama a Clara — grité yo aún más desesperada, necesitaba a mi amiga y ella había prometido estar conmigo el día del parto, y era la única que podía hacerlo, pues mis padres ni siquiera sabían lo que yo estaba pasando y además estaban lejos del DFA como pude, con mucha dificultad, logramos salir del enorme lugar, me subí al auto, intentando ser fuerte, para que todo saliera bien, nada mejor que cerrar ese juicio con el nacimiento de nuestro hijo. Llegamos a la clínica, apenas y podía soportar el dolor extre
— No es momento para gritos, la señora debe guardar reposo — Advirtió el médico con molestia por la actitud que ambos habíamos tomado y el ruido que provocamos en nuestra desesperación — Cómo puede uno mantener la calma, cuando sabemos que nuestro hijo puede morir — dijo Thiago usando el mismo tono de voz a gritos, con las lágrimas cubriendo su rostro — Thiago, sé que tener un hijo para ti es una gran noticia, quizá es lo mejor que te pasó en la vida, pues fue lo que siempre deseaste, pero debo aclararle que no es nada fácil tener un hijo prematuro es algo complicado, además porque esta fecundación se dio por In vitro, sin embargo debe ser fuerte y luchar, estar positivo y esperar respuestas buenas por parte del bebé — Contestó el médico, pero había algo en él que me atemorizaba, su mirada era fría y calculadora, como si estuviera valorando cada movimiento que yo hacía o como si me viera con desprecio — Sí, tú sabes bien lo que he anhelado un hijo, pero temo que ahora muera, como y
Verla ahí, me llenó de sensaciones terribles, las que no había sentido antes, ni siquiera cuando la tenía frente a mí en el juicio, esta vez yo estaba pasando por la peor situación que puede pasar una mujer, y eso era estar desarmado, sin fuerzas ni ánimos para continuar, así que solo pude dar un suspiro, y esperar que Thiago diera la cara por nosotros. — ¿Qué pretendes? — preguntó mientras a mis odios llegó la risa sardónica de Esmeralda, con esa silueta tan perfecta caminando. — Vine a visitar a los nuevos padres, ahora, porque es posible que su hijo muera, según me enteré — dijo con ironía mirándose las uñas, sus palabras me calaron todo el cuerpo, y de no ser porque estaba conectada a una máquina que medía mi presión y un suero para hidratarme, me habría levantado de ahí mismo y faltando al respeto de su integridad de mujer, la habría desquebrajado ahí mismo, porque con mi hijo nadie iba a meterse— Cállate maldita, cállate — logré gritarle con dificultad, y a la vez sintiendo v
Decidir era una de las cosas que había estado dejando de hacer desde que supe que estaba embarazada, y atreverme a poner mis condiciones ante Thiago, fue una total revelación y liberación. — ¿Y qué se supone que debo hacer? Intento protegerte acaso no te das cuenta, no quiero que te pase nada malo— Me preguntó confuso y asustado — Protegerme, de nuevo huyendo, no, Thiago, ni yo ni mi hijo, tenemos que vivir corriéndonos de tu pasado, tú decidiste hacernos parte de tu vida, yo cedí, pero eso no significa que tenga que esconderme, y si lo prefieres así entonces lo mejor es que… — Lo mejor es qué, Lisa, no es huir, es protegerse — me interrumpió, y la tensión me estaba calcinando — Huir no es protegerse — grité con dificultad — Lisa, pero es que Esmeralda… — Esmeralda quiere dinero, o seguridad, la seguridad que su madre y tu madre quisieron para ustedes, es simple, dale algo, y te aseguro que dejará de ser una sombra en nuestra vida, pero no pretendas solucionar todo obligándome a
El suspenso flotaba en el aire mientras Thiago sostenía el anillo en sus manos, esperando ansiosamente mi respuesta. Mis ojos se llenaron de lágrimas de alegría, de emoción por todo lo que habíamos pasado juntos y por el futuro que nos esperaba.— Sí, Thiago, sí quiero ser tu esposa — respondí con la voz entrecortada por la emoción.La habitación se llenó de aplausos y exclamaciones de alegría por parte de nuestros amigos. En ese momento, Thiago deslizó el anillo en mi dedo y me abrazó con ternura. Nuestros amigos celebraban alegremente a nuestro alrededor, llenando la habitación con risas y buenos deseos.Mientras sostenía a nuestro precioso bebé en mis brazos, sentí una profunda gratitud por todo lo que había pasado. Había superado mis miedos, defendido mis deseos y ahora me encontraba en un momento de plenitud y amor inigualable.El destino nos había unido en una montaña rusa de emociones, pero habíamos superado cada obstáculo con valentía y determinación. Ahora, juntos, escribiría
—¿Crees que Martini esté involucrado en esto? —pregunté, sintiendo una mezcla de preocupación y frustración.Thiago apretó los puños, reflejando su disgusto. —No lo sé, Lisa, pero no podemos descartar esa posibilidad. Esmeralda podría estar conspirando con él para hacernos daño o incluso para sacar provecho del dinero que le di. Debemos tomar precauciones y averiguar la verdad.Nos miramos, compartiendo una determinación mutua. Sabíamos que debíamos actuar rápido para proteger a nuestro hijo y a nosotros mismos. Clara y Diego se llevaron al bebé y a mí a la cama, enllavaron el cuarto, mientras que Thiago se quedó en la sala, junto a su equipo de seguridad dándoles órdenes de no dejar entrar a nadie, sin embargo antes de que estos pudieran actuar, Thiago miró por la ventana a Esmeralda bajándose del auto, la prensa tomó todas las fotos que pudo, era claro que ella misma los había llevado, y que no, no se había ido.— Avísale a Lisa que no es nada malo lo que está ocurriendo, dile que n