―Por una larga semana… Pero con estas cosas del cerebro, nunca se sabe… —confirmó.
―¿Quieres decir que … quizás nunca despierte? —intuí, mientras mi corazón se hacía añicos y mi palidez del temor era notoria.―Uhm… Quiero decir que, la misma historia pueda estar repitiéndose… Qué tal si a Ricardo le ocurrió de nuevo un trauma psicológico que le duele mucho y por eso no puede recuperarse… Pero, si solo está sobre fatigado, quizás despierte cuando los médicos le hagan llegar los nutrientes y oxigenación necesaria… No lo sabemos… Pero no sería mala idea que comenzáramos a hablarle… —sugirió Vanya.―¿Creo que es por mi culpa…?Vanya, creo que es momento de decirte la verdad… —admití angustiada y llena de arrepentimiento.―¿Qué sucede…? —se impresionó Vanya mirando mi cara de desesperación.—¡Hey, chicas! Ya estoy aquí. ¿Ha habido noticias? —saludó Christopher , acercándose hacia nosotras.Christopher interrumpió lo que estaba a punto de confesar con Vanya, ahoraDurante el camino al Parque Central, no pude evitar seguir llorando y recordando. A Christopher ya le estaba molestando un poco, pues su reciente descubierto amor verdadero por mí, lograba que se sintiera celoso por cada palabra que decía acerca de Ricardo. ―Buuu… ¿Sabías que una vez Ricardo, cuando estábamos molestos, me puso el cinturón de seguridad…? Casi se me sale el corazón por tenerlo tan cerca… Creí que iba a besarme… Fue tan romántico… ¡Snif! Y míralo ahora… Pobrecito, ¡yo debería estar a su lado…! Buuuaaa… —me lamentaba con Christopher King.—No Rachel… Lo que deberías hacer es tranquilizarte… ¡Ya deja de llorar! ¡Ricardo aún no ha muerto! Tranquilízate… —me gritó Christopher , moderadamente.―¿Cómo puedes decir eso de tu mejor amigo? Tenemos que estar con él… Puede despertar en cualquier momento y no estamos con él si eso pasa… Buuu… Además, ¿qué tal si no lo logra? Si no lo hace… ¡Buuuaaaa! ¡Buuuaaa! —alegué, entre mi llanto descontrolado.—¡Por favor
—Así que… ¿Aún lo amas…? Hum… Ya veo… Tienes razón, lo mejor es hablar con los verdaderos sentimientos…. Pero a veces es muy duro hacerlo cuando no sabes cómo reaccionará la otra persona… —mencionó Christopher , salvando sus sentimientos ante un posible y muy probable rechazo por mi parte.―Sí… Puede ser difícil, pero a veces hay que ser valiente… Por cierto, ¿crees que Ricardo despierte pronto o que sea como la vez de sus padres? ¿O crees que quizás él ya no…? ¡Sé honesto conmigo! —alerté, poniéndome nerviosa y angustiada.—Rachel, si lo que quieres es oír lo que yo creo, yo creo que despertará hoy mismo… Pero en lo que pase realmente, nosotros no podemos controlarlo… Como dices… Hay que ser valientes pase lo que pase… —aseguró Christopher , sujetando mi mano con aliento.―Tienes razón… Lo que pasa es que… Si despierta… Quisiera volver a intentarlo con él… ¿Sabes…? Esta mañana me dejó una nota en el celular que decía que nunca dejará de amarme, que nunca lo perderé
El día siguiente llegó. Era domingo y Christopher no trabajaba. Rosa estaba en el extranjero con su padre, y Ricardo aún seguía en coma. Entre las paredes de mi habitación, comenzaba a entender lo terrible que podía ser que Ricardo no despertara jamás, para mí y para sus pocos amigos... Con las cosas del cerebro no se juega, y la situación podría tener consecuencias más graves de las que imaginaba… ―Buenos días, Christopher … ¿Ya estás preparando el desayuno? —me acerqué a la cocina para saludarlo.—Sí… Espero que te guste el omelet… —señaló Christopher sin su clásico entusiasmo y buen humor.―Claro… Eres muy buen cocinero, de hecho… Todo lo que preparas me gusta… ¡Uff! —suspiré para sacar mi angustia.—¿Uh? —se preocupó Michael al mirarme. —Pero, ¿por qué lo dices así como… desanimada? ¡El molestó debería ser yo! Creí que te emocionaría que un chico guapo te cocinara el desayuno… —bromeó Christopher para hacerme sentir mejor.―Es genial… En serio… Eres genial,
―¡Yawm! ¡Ay Christopher ! ¡Ya se me cierran los ojitos! Creo que tomaré una siesta… —exclamé, acurrucándome en mi asiento.—¡Yawm! Ya me contagiaste el sueño… Vamos a dormir en lo que llega Bella… —propuso Christopher , acercándose hacia mí para acomodarse y descansar un poco.―¿Te molesta si me recargo en tu hombro? —pregunté, pues como estaba tan cerca de mí, creí que sería más cómodo.—¡Ven aquí! —me abrazó. —Desde luego que no me molesta… Sirve para que me recargue en tu cabeza… —señaló Christopher , abrazando mi cuerpo y sosteniendo su cabeza en la mía.En esa posición tan tierna fue que nos quedamos dormidos. Probablemente muchas personas lo malinterpretaron, pero nosotros no teníamos mente para preocuparnos en el qué dirán. Ambos nos veíamos muy inocentes y tiernos juntos, que sin querer llamamos la atención de muchas personas que pasaban por ahí. Una de esas personas fue la señora Socorro, quien ya se retiraba a su casa. ―¿Ese es Christopher ? Y, ¿
En ese momento, Bella tomó la mano de Ricardo, y sintió una especie de chispazo en la piel que recorrió todo su brazos hasta llegar a su corazón… ―¿Sentiste eso…? Tan raro como la primera vez que te toqué… Si eso no es una conexión real, entonces no sé lo que es… ¡Hasta tocarte me da escalofríos! Me pregunto si alguna vez estuviste consciente de nuestra conexión… Podrías llamarme cursi, pero yo estaba segura que nuestra conexión era una conexión de almas… ¡Y, aún lo estoy! »Todos estos años, celebridades iban y venían, personas muy ricas y poderosas, fanáticos y personas que conocía en las cafeterías… Muchas personas pasaron en mi vida, y me di cuenta de que ninguno llenó el vacío que tú, mi chico arrogante y caprichoso, dejaste… Y, ¡no sabes cómo se partió mi alma, cuando te escuché decir que amabas a Rachel…! Mirándote ahí, tratando de construir el amor con ella… Enmendar tu camino y tu personalidad por una mujer… Algo que nunca ví, ni esperé de ti, cuando yo te ace
EL AMOR NO ES EGOÍSTAMientras los doctores realizaban los estudios necesarios, los tres amigos de Ricardo esperábamos con ansias en la sala de espera. Yo estaba angustiada, pero esperando lo mejor. Pero Christopher , sentía una tremenda curiosidad por saber lo que había pasado, por lo comenzó a interrogar a Bella en voz baja. —¿Qué fue lo que pasó, Bella? ¿Cómo te diste cuenta de que Ricardo empezó a reaccionar…? —murmuró Christopher ―Bueno… No puedo decir mucho… Hmmm… Solo puedo decirte que estaba hablando con él, sobre lo que podría ser su más profundo dilema y quizás halló la respuesta que estaba buscando… —señaló Bella, mirando que yo no los escuchará, pero volteé a verlos en ese momento.—Pero, ¿qué le estabas diciendo? Sé que eres una científica, pero, ¿cómo supiste cuál era su más profundo dilema? —preguntó Christopher con curiosidad.―Hmmm. Sólo surgió… Hum… ¿Christopher ? ¿Puedo decirte unas palabras a solas? —sugirió Bella, pues notó que yo los miraba con sospechas.
―No nos corresponde a nosotros decirlo, Christopher … Quizás tú y yo, es lo que más quisiéramos, por nuestros sentimientos hacia ellos… Pero sólo ellos dos podrán decirnos lo que en verdad sienten entre sí… Y nosotros debemos acpertarlo, sea lo que sea… —debatió Bella, suspirando por que sabía que era la verdad.—Tienes razón… Toda la razón… ¡Uffff! —suspiró Christopher y se resignó también.―Y, ¿qué harás…? ¿Le dirás a Rachel lo que sientes por ella? Al menos deberías intentarlo… —indagó Bella, animándolo un poco. —¡No lo sé! Estoy tan nervioso y confundido al mismo tiempo… De hecho, tengo una cita con ella en navidad… Podría aprovechar para decírselo… Pero, ¿qué tal si dice que a quien ama es a Ricardo? No sé si podré soportar ese rechazo tan doloroso… —admitió Christopher .―Bueno, no lo sabrás hasta que no se lo digas… Pero quizás, primero tengas que hablar con Rosa, y confesarle que te has enamorado de Rachel… ¿No crees? —sugirió Bella.—Tienes razón, no es justo seguir con e
MÁS CONFUNDIDO QUE NUNCAAl día siguiente, Christopher tenía que irse muy temprano, como siempre. Quería estar puntual en su trabajo. A las 6 de la mañana ya estaba bañado, peinado y perfumado, preparando sus zapatos y su ropa. Desde la ventana, las nubes lucían como cristales en medio del cielo, y los vidrios estaban empañados por el frío afuera. Christopher eligió usar una playera de cuello alto, tipo suéter en color marfil, una bufanda blanca de lana y una chaqueta de gamuza en tono miel. Se veía muy guapo, pero él opinaba diferente…—Ahora me miro al espejo, noto que lucía un poco tierno e ingenuo… Pero quizás eso me ayude a conmover al padre de Rosa… —pensó Christopher .Después, salí de mi habitación y fui a tocar la puerta de mi habitación…—¿Ya estás despierta? Buenos días… —dijo Christopher , tocando a mi puerta.―Sí, Christopher , de hecho acabo de salir de bañarme… Hoy no quiero llegar tarde…—respondí a través de la puerta.—Bueno, buena suerte… Te dejaré un poco de té de