Después de recibir la llamada de emergencia de Christopher , tomé todas mis cosas y dejé mi uniforme en la oficina del gerente. Le conté la situación de urgencia a mis compañeros y les advertí que nuestra amiga Vanya vendría a recogerme para hacerme compañía.
―¡Lo siento chicos, tendré que irme pronto! Gracias por tu comprensión, Gerald… Alexa, Ricardo se enfermó y está en urgencias… Nuestra amiga Vanya está por llegar por mí para hacerme compañía… ¿Podrás hacerte cargo de la cafetería sin mí? —alerté a mi amiga y ella me apoyó dándome su mano.―No hay problema… Para eso estamos las amigas… —expresó Alexa, transmitiéndome su fuerza.—Espero que no sea nada grave… Intenta mantenernos al tanto… —comentó Gerald.―¡Oye!... ¡No olvides tu regalo! Tal vez lo puedas necesitar —señaló Alexa a la hermosa caja y me percaté de que era una buena idea para mantener comunicación con ellos e informarles de todo.―¡Oh! ¡Es verdad! Puede que mi amiga esté por llegar y no me dará—¿Ricardo? ¿En verdad eres tú? ¿Ya te recuperaste? ¿Dónde estás? —cuestionó Christopher , pues creyó que era Ricardo quien le estaba marcando.―No soy Ricardo, soy Rachel… ¿Porqué preguntaste si yo era Ricardo? ¿Qué has sabido de él? ¿Te marcó hace poco? —deduje, esperando oír buenas noticias.—¿Rachel?... ¿Qué haces con el celular de Ricardo? ¿Cómo lo conseguiste? —sospechó Christopher .―Yo… No creo que sea el celular de Ricardo… Él tiene uno negro, ¿no?... Este es uno nuevo, blanco, que me dejó en la caja de regalo de esta mañana, ¿recuerdas? —aclaré.—Ah… Entiendo… Ok… Significa que ahora tú tendrás el número de Ricardo… Me imagino que él conseguirá otro número después… —acertó Christopher .―Ok, ok… Ya veo… Bueno, solo te hablaba para avisarte que ya estamos llegando a la recepción y pronto estaremos con Ricardo… Ya puedes marcarme cuando gustes… —dije.—Qué bien, Rachel… Lo haré. Aún me falta como una hora, por favor, pregunten y registrense como conoci
―¿Qué chiste Jazmin? Si es toda la verdad… ¿No te has dado cuenta? Dime… ¿Cuántos regalos te dio Ricardo cuando “supuestamente” andaba contigo? ¿Eh? —afirmó Vanya irónicamente. —Por tu mirada de odio, sé que no te dio ninguno… ¡Pobrecita! ¿Ves esa hermosa caja de regalo que trae Rachel…? Pues qué crees… ¡Se la dio Ricardo esta mañana!... Y adivina… ¡Es un YouPhone, última generación! Costosísimo, ¿verdad?... Y solo llevan unos días como novios… ¿Cómo ves? —molestó Vanya a Jazmin, pero todo eso ya estaba llegando muy lejos…―Vanya, ya basta… Por favor… Ella no tiene por qué saber nada de eso… Por favor, que tan solo nos dé nuestros pases y es todo… No ganamos nada con estar peleando… —supliqué a Vanya para que ya se calmara.―Ya la oíste… Si no quieres seguir sufriendo, mejor nos das nuestros pases… —alertó Vanya, aún molestando a Jazmin.―Infeliz… ¡Tomen y lárguense, no quiero verlas todo el día! ¡Ni se crucen en mi camino o se arrepentirán! ¡Tch! —gritó Jazmin y arrojó
―¿Hay algún familiar del paciente Ricardo Jaime? —gritó un doctor, alertándonos de inmediato.―¡Nosotras! ¡Nosotras! —indiqué, brincando de mi asiento y alzando la mano.―¿Qué sucede doctor? —preguntó Vanya cuando llegamos con él.―Ok, señoritas… Me alegro de que estén aquí… Me temo informarles que no se trata de un caso sencillo. El agotamiento y la falta de desayuno quizás tuvieron que ver, pero me temo que no se trata solo de un desmayo. Hemos realizado algunos análisis, por lo que tememos que se trate de un coma. Sin embargo, necesitamos que firmen algunas autorizaciones para realizar algunos escaneos cerebrales… —explicó el doctor a cargo de Ricardo. ―Claro, doctor, no hay problema… —respondí, sin entender la gravedad.―¿Un coma? ¡Ay no! ¿Otra vez? —se impresionó Vanya.―¿Otra vez…? Qué … ¿Qué significa…? —dije al firmar, preocupada al ver que Vanya ya estaba pálida.―Lo que pasa es que a él ya le había pasado esto cuando murieron sus padres… —afirm
―Por una larga semana… Pero con estas cosas del cerebro, nunca se sabe… —confirmó.―¿Quieres decir que … quizás nunca despierte? —intuí, mientras mi corazón se hacía añicos y mi palidez del temor era notoria.―Uhm… Quiero decir que, la misma historia pueda estar repitiéndose… Qué tal si a Ricardo le ocurrió de nuevo un trauma psicológico que le duele mucho y por eso no puede recuperarse… Pero, si solo está sobre fatigado, quizás despierte cuando los médicos le hagan llegar los nutrientes y oxigenación necesaria… No lo sabemos… Pero no sería mala idea que comenzáramos a hablarle… —sugirió Vanya.―¿Creo que es por mi culpa…?Vanya, creo que es momento de decirte la verdad… —admití angustiada y llena de arrepentimiento.―¿Qué sucede…? —se impresionó Vanya mirando mi cara de desesperación.—¡Hey, chicas! Ya estoy aquí. ¿Ha habido noticias? —saludó Christopher , acercándose hacia nosotras.Christopher interrumpió lo que estaba a punto de confesar con Vanya, ahora
Durante el camino al Parque Central, no pude evitar seguir llorando y recordando. A Christopher ya le estaba molestando un poco, pues su reciente descubierto amor verdadero por mí, lograba que se sintiera celoso por cada palabra que decía acerca de Ricardo. ―Buuu… ¿Sabías que una vez Ricardo, cuando estábamos molestos, me puso el cinturón de seguridad…? Casi se me sale el corazón por tenerlo tan cerca… Creí que iba a besarme… Fue tan romántico… ¡Snif! Y míralo ahora… Pobrecito, ¡yo debería estar a su lado…! Buuuaaa… —me lamentaba con Christopher King.—No Rachel… Lo que deberías hacer es tranquilizarte… ¡Ya deja de llorar! ¡Ricardo aún no ha muerto! Tranquilízate… —me gritó Christopher , moderadamente.―¿Cómo puedes decir eso de tu mejor amigo? Tenemos que estar con él… Puede despertar en cualquier momento y no estamos con él si eso pasa… Buuu… Además, ¿qué tal si no lo logra? Si no lo hace… ¡Buuuaaaa! ¡Buuuaaa! —alegué, entre mi llanto descontrolado.—¡Por favor
—Así que… ¿Aún lo amas…? Hum… Ya veo… Tienes razón, lo mejor es hablar con los verdaderos sentimientos…. Pero a veces es muy duro hacerlo cuando no sabes cómo reaccionará la otra persona… —mencionó Christopher , salvando sus sentimientos ante un posible y muy probable rechazo por mi parte.―Sí… Puede ser difícil, pero a veces hay que ser valiente… Por cierto, ¿crees que Ricardo despierte pronto o que sea como la vez de sus padres? ¿O crees que quizás él ya no…? ¡Sé honesto conmigo! —alerté, poniéndome nerviosa y angustiada.—Rachel, si lo que quieres es oír lo que yo creo, yo creo que despertará hoy mismo… Pero en lo que pase realmente, nosotros no podemos controlarlo… Como dices… Hay que ser valientes pase lo que pase… —aseguró Christopher , sujetando mi mano con aliento.―Tienes razón… Lo que pasa es que… Si despierta… Quisiera volver a intentarlo con él… ¿Sabes…? Esta mañana me dejó una nota en el celular que decía que nunca dejará de amarme, que nunca lo perderé
El día siguiente llegó. Era domingo y Christopher no trabajaba. Rosa estaba en el extranjero con su padre, y Ricardo aún seguía en coma. Entre las paredes de mi habitación, comenzaba a entender lo terrible que podía ser que Ricardo no despertara jamás, para mí y para sus pocos amigos... Con las cosas del cerebro no se juega, y la situación podría tener consecuencias más graves de las que imaginaba… ―Buenos días, Christopher … ¿Ya estás preparando el desayuno? —me acerqué a la cocina para saludarlo.—Sí… Espero que te guste el omelet… —señaló Christopher sin su clásico entusiasmo y buen humor.―Claro… Eres muy buen cocinero, de hecho… Todo lo que preparas me gusta… ¡Uff! —suspiré para sacar mi angustia.—¿Uh? —se preocupó Michael al mirarme. —Pero, ¿por qué lo dices así como… desanimada? ¡El molestó debería ser yo! Creí que te emocionaría que un chico guapo te cocinara el desayuno… —bromeó Christopher para hacerme sentir mejor.―Es genial… En serio… Eres genial,
―¡Yawm! ¡Ay Christopher ! ¡Ya se me cierran los ojitos! Creo que tomaré una siesta… —exclamé, acurrucándome en mi asiento.—¡Yawm! Ya me contagiaste el sueño… Vamos a dormir en lo que llega Bella… —propuso Christopher , acercándose hacia mí para acomodarse y descansar un poco.―¿Te molesta si me recargo en tu hombro? —pregunté, pues como estaba tan cerca de mí, creí que sería más cómodo.—¡Ven aquí! —me abrazó. —Desde luego que no me molesta… Sirve para que me recargue en tu cabeza… —señaló Christopher , abrazando mi cuerpo y sosteniendo su cabeza en la mía.En esa posición tan tierna fue que nos quedamos dormidos. Probablemente muchas personas lo malinterpretaron, pero nosotros no teníamos mente para preocuparnos en el qué dirán. Ambos nos veíamos muy inocentes y tiernos juntos, que sin querer llamamos la atención de muchas personas que pasaban por ahí. Una de esas personas fue la señora Socorro, quien ya se retiraba a su casa. ―¿Ese es Christopher ? Y, ¿