—Hmmm… ¡No…! Nada… Cuénteme… —aseguró Christopher , actuando muy bien su desconocimiento.
Evidentemente, le estaba dando por su lado, para dos fines: tenerla contenta y saber qué tan lejos llegaría acusando a Ricardo. También quería saber qué le había dicho exactamente a Rachel y si se contradecía en algo. Debía tener lo más que pudiera de esa conversación.―Hmmm… Ya veo… No sé si has notado que Ricardo y yo ya no nos hablamos igual… Y que… Quizás Ricardo ya tiene más responsabilidades que antes… —puntuó Clarisse, haciendo evidente lo que estaba pasando con Ricardo.—Bueno, sí… Pero, también yo he tenido más responsabilidades… Creo que es normal… En general ha habido más trabajo… ¿No? —comentó Christopher , en su papel.―Bueno… También… Pero, lo que ha pasado es que Ricardo y yo hemos discutido varias veces… ¿En verdad no te lo ha contado? —sospechó nuevamente la doctora Clarisse.Se le quedó mirando a través de sus gafas, levantando una ceja, con expresión de toAquella noche en la que Ricardo me traicionó con aquél beso, Christopher le pidió no verme y tenía toda la razón. Él mismo estaba confuso con sus sentimientos… Se preguntaba una y otra vez cómo es que ambas mujeres éramos el amor de su vida… ¿Eso puede existir? Para cualquier persona, una situación así sería muy difícil de explicar, pero, ¿él qué podía hacer? Su ser se sentía incompleto si alguna de las dos faltáramos en su vida. En esa ocasión Ricardo amaba sin maldad. No sacaba provecho de la situación, sino que realmente nos necesitaba a ambas.Fue a dejar el automóvil de Christopher y luego subió hasta el décimo piso para arrojar las llaves de Christopher bajo la puerta. En ese instante, escuchó a través de la madera mi llanto y se le rompió el corazón. Se sentía tan culpable de ser él quien me causaba tanto dolor. Necesitaba tocar la puerta y entrar a pedirme perdón.Estuvo a punto de hacerlo con desesperación cuando escuchó las palabras de Christopher diciendo “Jam
ñ—Muchas civilizaciones en el pasado lo consideraron normal… Y ahora que se supone existe más libertad, estamos atados a las modernas leyes moralistas… ¡No es justo que tenga que elegir…! »Recordando el pasado, sé que Bella lo aceptaría sin problema… Si ella sigue amándome incondicionalmente, también estaría dispuesta a aceptarme aún si amo a otra chica… Pero, y ¿Rachel…? ¿Ella lo entendería…? ¿Se volvería loca y quisiera matarme…? O peor aún… ¡Qué tal si decide volver a suicidarse al creer que ha perdido al único amor de su vida…! Pero no me ha perdido aún… Nunca me perderá… —reflexionó Ricardo sobre la arena.No puede existir peor caso social que un triángulo amoroso… Siempre he estado en desacuerdo con las etiquetas en las relaciones que nos impiden ser felices… Pero Ricardo entendía que yo aún era muy ilusa e inocente… —¿Cómo puedo causarle esta difícil situación en su primer amor? Se supone que el primer amor debe ser único, que debe ser bonito… ¡Pobrecilla! Desde
Después de hablar con el dulce y amable Christopher aquella noche que robó mi paz, fui a la cama a tratar de dormir. ¡La verdad no sé qué sería de mí si no lo tuviera en estos momentos! Su ayuda y su amistad se comenzaron a convertir en mi más preciado tesoro. Sus palabras siempre han sido tan sabias, y si mi amor por Ricardo no fuera tan fuerte, yo hubiera obedecido en todo, porque en verdad me siento sumamente agradecida con él. Pero mi mente daba vueltas gritando “¿por qué Ricardo, por qué?” Esa incesante voz en mi cabeza lograba que mi cuerpo sintiera escalofríos y sudoración excesiva al mismo tiempo. ¿Cómo un mal de amores puede sentirse tan real como una verdadera enfermedad?Tratando de buscar una respuesta a mis delirios, la única respuesta que yo me repetía era: “Acéptalo, Rachel… Él no es para ti. Ellos aún se aman y su amor es mucho más fuerte que el tuyo. Además, ella es hermosa, super inteligente y millonaria. Y tú… Tú no eres nada”.La tristeza se apoder
―¡Buenas noches, Rachel! Te vas temprano… Llegas tarde… ¡Mejor voy a contratarte como trabajo a distancia! —bromeó Gerald.―¡Lo siento, en verdad, Gerald! ¡Es la primera vez que vengo sola y no tomé las medidas adecuadas… ¡Prometo que no volverá a pasar! ¿Estás molesto? —afirmé con mis disculpas sinceras.―¡Ay Rachel… Rachel! ¡Andas enamorada!... Le diré a ese chico Ricardo que ya no te vea tan seguido… A ver, ¿al menos te enseñó a llegar aquí primero? —dudó Gerald.―Mmmm… No… Porque decidí que quería aprender por mí misma… —expliqué nerviosa.―¿Sola? Bueno… Entonces, la próxima vez que subas al autobús verificas los horarios primero... Ya sabes que también nosotros somos tus amigos y podemos orientarte en la ciudad, ¿de acuerdo? ¡No seas tan arisca y pide ayuda si la necesitas! —recomendó Geradl, se veía un poco regañón pero no dejaba de ser amable y parecía que se preocupaba por mí sinceramente.―Eso haré, lo prometo… Voy a dejar mis cosas para comenzar a traba
Después de recibir la llamada de emergencia de Christopher , tomé todas mis cosas y dejé mi uniforme en la oficina del gerente. Le conté la situación de urgencia a mis compañeros y les advertí que nuestra amiga Vanya vendría a recogerme para hacerme compañía. ―¡Lo siento chicos, tendré que irme pronto! Gracias por tu comprensión, Gerald… Alexa, Ricardo se enfermó y está en urgencias… Nuestra amiga Vanya está por llegar por mí para hacerme compañía… ¿Podrás hacerte cargo de la cafetería sin mí? —alerté a mi amiga y ella me apoyó dándome su mano.―No hay problema… Para eso estamos las amigas… —expresó Alexa, transmitiéndome su fuerza.—Espero que no sea nada grave… Intenta mantenernos al tanto… —comentó Gerald.―¡Oye!... ¡No olvides tu regalo! Tal vez lo puedas necesitar —señaló Alexa a la hermosa caja y me percaté de que era una buena idea para mantener comunicación con ellos e informarles de todo.―¡Oh! ¡Es verdad! Puede que mi amiga esté por llegar y no me dará
—¿Ricardo? ¿En verdad eres tú? ¿Ya te recuperaste? ¿Dónde estás? —cuestionó Christopher , pues creyó que era Ricardo quien le estaba marcando.―No soy Ricardo, soy Rachel… ¿Porqué preguntaste si yo era Ricardo? ¿Qué has sabido de él? ¿Te marcó hace poco? —deduje, esperando oír buenas noticias.—¿Rachel?... ¿Qué haces con el celular de Ricardo? ¿Cómo lo conseguiste? —sospechó Christopher .―Yo… No creo que sea el celular de Ricardo… Él tiene uno negro, ¿no?... Este es uno nuevo, blanco, que me dejó en la caja de regalo de esta mañana, ¿recuerdas? —aclaré.—Ah… Entiendo… Ok… Significa que ahora tú tendrás el número de Ricardo… Me imagino que él conseguirá otro número después… —acertó Christopher .―Ok, ok… Ya veo… Bueno, solo te hablaba para avisarte que ya estamos llegando a la recepción y pronto estaremos con Ricardo… Ya puedes marcarme cuando gustes… —dije.—Qué bien, Rachel… Lo haré. Aún me falta como una hora, por favor, pregunten y registrense como conoci
―¿Qué chiste Jazmin? Si es toda la verdad… ¿No te has dado cuenta? Dime… ¿Cuántos regalos te dio Ricardo cuando “supuestamente” andaba contigo? ¿Eh? —afirmó Vanya irónicamente. —Por tu mirada de odio, sé que no te dio ninguno… ¡Pobrecita! ¿Ves esa hermosa caja de regalo que trae Rachel…? Pues qué crees… ¡Se la dio Ricardo esta mañana!... Y adivina… ¡Es un YouPhone, última generación! Costosísimo, ¿verdad?... Y solo llevan unos días como novios… ¿Cómo ves? —molestó Vanya a Jazmin, pero todo eso ya estaba llegando muy lejos…―Vanya, ya basta… Por favor… Ella no tiene por qué saber nada de eso… Por favor, que tan solo nos dé nuestros pases y es todo… No ganamos nada con estar peleando… —supliqué a Vanya para que ya se calmara.―Ya la oíste… Si no quieres seguir sufriendo, mejor nos das nuestros pases… —alertó Vanya, aún molestando a Jazmin.―Infeliz… ¡Tomen y lárguense, no quiero verlas todo el día! ¡Ni se crucen en mi camino o se arrepentirán! ¡Tch! —gritó Jazmin y arrojó
―¿Hay algún familiar del paciente Ricardo Jaime? —gritó un doctor, alertándonos de inmediato.―¡Nosotras! ¡Nosotras! —indiqué, brincando de mi asiento y alzando la mano.―¿Qué sucede doctor? —preguntó Vanya cuando llegamos con él.―Ok, señoritas… Me alegro de que estén aquí… Me temo informarles que no se trata de un caso sencillo. El agotamiento y la falta de desayuno quizás tuvieron que ver, pero me temo que no se trata solo de un desmayo. Hemos realizado algunos análisis, por lo que tememos que se trate de un coma. Sin embargo, necesitamos que firmen algunas autorizaciones para realizar algunos escaneos cerebrales… —explicó el doctor a cargo de Ricardo. ―Claro, doctor, no hay problema… —respondí, sin entender la gravedad.―¿Un coma? ¡Ay no! ¿Otra vez? —se impresionó Vanya.―¿Otra vez…? Qué … ¿Qué significa…? —dije al firmar, preocupada al ver que Vanya ya estaba pálida.―Lo que pasa es que a él ya le había pasado esto cuando murieron sus padres… —afirm