— Richard, mejor paremos ésto acá, no quiero complicar mi vida siendo inconsciente, acostándome con un hombre que ya está casado— dijo ella a modo de excusa. — Amor, sé que estoy casado, pero no amo a Stella, eres tú la mujer que deseo a mi lado en cuerpo y alma, por favor cree en mí— rogó el. Ella cerró los ojos, quería aquellos besos, sentir las manos de él recorriendo todo su cuerpo, pero una vocecita le advertía que si entraba en aquel abismo no habría vuelta atrás. Richard aprovechó este momento de debilidad y sé dispuso a cumplir los deseos del corazón de ella. Los besos se profundizaron y ya Camila estuvo perdida, las manos de él y ella de enlazaron quitando toda la ropa que estorbaba a sus deseos, Richard pronto se apoderó de los pechos de ella que estaban listos con los pezones endurecidos por la excitación que Camila experimentaba, lo besos cortos en el cuello hicieron el trabajo de rendición más fácil. Él, bajó poco a poco por el torso desnudo de su amada besando cada
— ¿A qué te refieres?— preguntó Richard preocupado— huyendo, ¿de que? No entiendo. — La mujer que me hizo inseminar, desea destruir al niño, y yo tengo miedo de que ella un día me encuentre y logre su objetivo— confesó Camila. — ¡Oh por Dios!— exclamó él— conmigo estás a salvo, no permitiré que nadie te haga daño, ni a tí ni a tu niño. — ¡Gracias! — dijo ella más tranquila— mientras menos sepas de mí mejor, no quiero ser pública ni que me conozcan mucho, se que el mundo es un pañuelo y no quiero arriesgarme a estar en el ojo del huracán, por eso no debí involucrarme contigo. — Amor, yo te amo, no voy a poner en peligro tu persona, ni al niño, prometo que seré muy discreto, te lo aseguro— prometió él. — ¡Si vas a realizar el divorcio, no expongas lo que sientes por mí, usa cualquier excusa por favor!— rogó ella. — ¡Mi vida linda, quiero que te tranquilices! Al parecer esa mujer tiene mucho poder, estas temblando de miedo, nada va a pasar, ¡confía en mí por favor!— dijo él, abraz
Tómate tu tiempo mamá, no tengo prisa en que lo perdones, espera a que lo tengas frente a tí, le reclamas, le propinas unos cuantos golpes y después empiezas la terapia de reconstrucción— dijo Camila. — Hija a veces pienso que quiero perdonar a Gerrit, estaba tan joven y me dejé llevar involucrando mis sentimientos con un hombre prohibido, en todos los sentidos, además de millonario era casado, él era un buen hombre, yo también fui culpable— dijo Alba—solo quiero estar en paz y pasar los últimos años que me quedan tranquila.—No hables así mamá, no lo justifiques, él te sedujo, era un hombre hecho y derecho, mayor qué tú y te envolvió con su palabrería.— dijo Camila resentida. — No te preocupes hija, se como sucedió y como te lo dije ya— dijo Alba— entiendo que debo vivir un proceso, pero sólo sucederá cuando lo tenga enfrente nuevamente. La chica miró a su madre que en ese momento se sentía contrariada, pero no dijo nada, solo notó un brillo de tristeza en la mirada de Alba. L
— ¿No saliste a caminar? ¿En dónde estabas entonces cariño? — preguntó la madre. — Salí con Richard mama— dijo Camila sin vacilar— no quise decirte al momento, tenía vergüenza contigo, pero eso me ha estado atormentando todo el día, no me gusta mentirte y lo sabes. — No te entiendo, ¿para qué la mentira? Eres adulta y nunca he dudado de tú buen criterio al escoger hacer las cosas, pero ya no te preocupes— dijo Alba— gracias por decirme.— Sabes que no es tan fácil— dijo ella— aún hay más, estuve con él mamá y no usamos protección y tengo miedo de que salga embarazada. A éstas alturas Alba se había quedado mirando a su hija, trataba de entender lo que escuchaba. —Camila, acabas de tener un bebé, tener otro tan seguido y sin una pareja estable me parece irresponsable de tu parte, no entiendo porque actuaste de esa manera— dijo Alba preocupada— ¿Tan enamorada estás de ese hombre? — Si mamá, la verdad en ese momento no pensé en las consecuencias, ahora que pasó todo y viendo que est
Camila pestañeo varias veces al escuchar aquella pregunta, ella iba dispuesta a meterse en la cama con Gordon, con tal de anteponerse a las consecuencias de un embarazo obtenido por acostarse con Richard irresponsablemente, pero ahora que este buen hombre le hablaba de matrimonio no pudo evitar emocionarse al punto de lágrimas y dijo por respuesta:— ¿Estás seguro de querer casarte conmigo Gordon? Sabes tan poco de mí. — ¡Claro que estoy seguro mi amor! Lo poco que sé de tí me encanta, deseo compartir mi vida contigo— dijo él emocionado— antes, por estar casado aun no me atrevía siquiera a proponer que fuéramos novios, pero ahora estoy libre de ataduras y deseo unirme a tí, si tu me aceptas. Ella lo miró con ternura y respondió:— Antes deseo contarte algunas cosas, si después de eso aún deseas casarte conmigo, gustosa caminaremos hasta el altar y me convertiré en tu esposa. — No es necesario, pero si eso te hace estar más tranquila, adelante, dime todo lo que desees— dijo él con u
La vió venir, ella le había dicho que caminaba hasta su casa desde la oficina, porque era relativamente cerca, había tenido temor de que saliera con Gordon, pero la estaba sola, la siguió muy de cerca, ella vivía a dos cuadras de la empresa. Apenas vio que entraba en un edificio se apresuró a detenerse y la llamó con voz fuerte. Ella de inmediato se volvió y se quedó pálida y fría al ver quién era quién la llamaba. El aprovechó la confusión de ella para acercarse. — ¿Qué haces tú acá?— preguntó confundida. — Necesitamos hablar— dijo él. —¿ Hablar? No tengo nada que hablar con usted señor McIntyre— dijo ella solemne. — Camila por favor, ven conmigo busquemos un lugar para que hablemos— rogó Richard. — No pienso caer en tu trampa nuevamente, su quieres hablar, subamos a mi departamento— dijo ella. Él apretó la mandíbula y se dispuso a seguirla, ella vivía en el tercer piso, en el ascensor Richard intentó retomar la conversación y ella con su mano le detuvo diciendo:— En mi casa
Ella asintió con la cabeza. — ¡Ven a sentarte cariño! Estás pálida, voy por un poco de agua. Camila permaneció allí sin moverse, pronto su madre le acercó el vaso con aagua y ella lo tomó a pequeños sorbos. Pronto Gordon estuvo al lado de ella y preguntó qué estaba sucediendo. — Creo que se bajó el azúcar— dijo Alba ocultando la verdadera razón de la contrariedad de su hija. — Voy a buscar algo suave para ti cariño, por tu estado no puedes ingerir licor— dijo Gordon. Algunos que estaban cerca escucharon y pronto hubo un murmullo y se acercaron hasta donde estaba Camila. — ¿Estás embarazada? Ella se dio cuenta que ya aquello eran del aaañdominio público, solo asintió y muchos sintieron y comentaron:—¡Ahora entiendo lo rápido de la boda picarones! Se comieron el pastel antes de la fecha; ¡Felicidades! Es usted un duro Gordon Taylor! El hombre cuando escuchó a los presentes felicitarlos entonces anunció a todos:— Bueno mis amigos ya que algunos ya saben lo que sucede les infor
— Bueno abuelo, acá está tu heredera universal, no puedes negar que es toda una Callister— dijo ella con voz pomposa. —Si estoy satisfecho con lo alcanzado por tí y Bruce, aunque un hombrecito hubiera sido más acorde— dijo Gerrit. — ¿Eres machista abuelo?— preguntó ella altiva. — Para nada, una mujer es tan capaz de llevar un buen negocio como cualquier hombre— dijo Gerrit— sino que lo diga Camila Sánchez, ¿verdad Bruce? Astrid se incorporó al escuchar aquel nombre que le revolvió los recuerdos y preguntó:— ¿Quién es Camila Sánchez? Bruce fue quien respondió a la pregunta de su esposa. — Una mujer increíble mi amor, trabaja en las empresas de Richard MacIntyre, ha hecho logros insuperables para la empresa de mi primo, de hecho ahora es la esposa de Gordon Taylor. La admiración en la voz de Bruce no pasó inadvertida para Astrid quien respondió:— ¡Caramba, parece que admiras mucho a la tal señorita esa! — Mi amor, no te pongas celosa, claro que la admiro, es una mujer de negoc