Alina despertó asustada. Se fregó los ojos perturbada y con el corazón latiéndole a mil. Tuvo un sueño espantoso.—¿Qué sucede cariño? ¿te sientes mal? — inquirió Dante instantáneamente.Desde el día anterior se habían acercado a un nivel más íntimo. Alina le había dado besos por iniciativa propia. Besos que estuvieron a punto de subir de nivel. Dante la miró con dulzura. Todo ella era un milagro ante sus ojos. Estaba feliz.Había charlado con Emily y la mujer estaba de acuerdo en que lo mejor sería si Alina se fuera unos días a Italia. Prometió que se lo iba a sugerir y convencer de que era lo mejor. Cada día agradecía por las personas con las que se había encontrado Alina. Emily la adoraba y se preocupaba por ella como si ciertamente fuera su nieta. Y sus primos, bueno… se notaba que la amaban como una más. En principio sintió unos terribles celos de Aáron, pero luego observó que él solo le profesaba un simple y sólido cariño fraternal. Nada más.—No lo sé… tengo como una sensación—
Dante arrimó a Alina aún mas si era posible. Reclamó sus suaves y carnosos labios con extrema necesidad, devorándolos con gusto. Pasaron unos instantes y él se separó de ella. Sus ojos brillaban, perdidos por la pasión. Había alborotado su cabello durante el beso. Esa era su Alina.—Puedes quedarte en la cama si quieres. Iré a ver a Ángel—comentó Dante.Fue hasta la cuna de Ángel, quien aún dormía. Pareciendo sentirlo, el pequeño abrió sus bonitos ojos y lo miró fijamente. Cuando sintió que iba a llorar, Dante actuó.—Ven aquí— habló él levantándolo. Lo meció un momento—Serás guapísimo cuando seas grande, no habrá chica que se te resista. Pero debes aprender de chiquito que tienes que respetarlas siempre. Serás un caballero ante todo ¿comprendes? — besó su mejilla con cuidado. Te amaré toda la vida.—Serás un gran padre. Me alegro mucho que nos hayas encontrado— dijo Alina que estaba en el umbral de la puerta observándolos a ambos.—Trataré de serlo. Aprenderé lo que deba aprender en
En eso, Ángel pidió con sus brazos que ella lo alzara upa.—Ven con mamá cariño. — lo acomodó en su regazo, pues estaban sentados todos sobre la mantita. Sus profundos y cristalinos ojos la miraron varios segundos hasta que sonrió. Le parecía increíble como tan solo un pequeño gesto de su bebé la hacía tremendamente feliz.Dante permaneció callado. Esos momentos en los cuales veía la adorable interacción entre Alina y Ángel era los que más disfrutaba y adoraba. Respiró con alivio cuando la escuchó decir a su prima que saldría de Italia. Pero se tensó cuando le ofreció a Alma que fuera junto. De verdad le agradaba la joven, pero parecía ser ella el blanco de las amenazas.—Te agradezco mucho que pienses en mi. Pero creo que lo mejor será que yo no vaya. Me encantaría, y estoy segura que en un futuro estaré encantada de visitarlos— antes de que Alina pudiese decir nada continuó— Porque aceptémoslo, estoy segura que pronto recuperarás la memoria, y cuando eso suceda lo lógico sería que v
Joe le dio una calada al habano que tenía entre los dedos. Estaba disfrutando lo que veía en las pantallas. Alma, la adorada nieta de la vieja Emily no se iba a escapar en esta ocasión. Ya su matón la tenía dócil entre sus brazos, dado que le había administrado una buena cantidad de droga para dormirla. El otro de sus hombres, tenía a su supuesta prima amenazada con un arma y al mocoso incluido. Envió un rápido mensaje al sujeto, ordenándole que el infante no entraba en los planes. No aguantaría ni soportaría tener un monstruo revoltoso cerca suyo.La idea original, no era que alguien saliera herido, así que cuando el individuo que sostenía a Alma lanzó fuego hacia el empresario, esposo de Alina, se sorprendió. En fin, daños colaterales.Tenía planeado este secuestro desde hace semanas, pero Alma salía de la casa cada vez con menos frecuencia, y cuando lo hacía, iba acompañada de su guardaespaldas que no la dejaba ni a sol ni a sombra. Pudo escabullir varias amenazas hacia ella. Pero
—Está bien. Escucha— y comenzó— Hace muchos años una bonita y dulce mujer, comenzó a trabajar en la mansión de unas personas muy ricas y poderosas. Ella tenía un hijo pequeño, fruto de su matrimonio roto. Todo era color de rosa, podía alimentar a su hijo, vestirlo, educarlo. Su sueldo era más que generoso. En fin… si… todo era felicidad. — se dio cuenta que Alma lo escuchaba atenta y prosiguió— Sin embargo, su jefa, luego de unos meses trajo a vivir con ella a su hija, su marido y sus dos hijos.Eran dos pequeños revoltosos que alteraron toda la armonía de la casa. Pero no solo eso ocurrió. La relación de sus padres estaba en crisis. Se peleaban, gritaban y empujaban por toda la casa— observó una lágrima que derramaba la joven y sonrió con satisfacción. Sí, ya comenzaba a comprender— el hombre ya no toleraba a su mujer. No la quería. Se había enamorado de otra persona. Él se había enamorado de la empleada… esa empleada que tenía un hijo y quien también se había enamorado de él. Vivier
Piero miraba la hora con impaciencia, no habían pasado muchos minutos desde que Alma fue al baño con su prima y sobrino. Aún así, le molestaba perderla de vista aunque sea un minuto. Suspiró nuevamente, a la vez que veía como Dante, el esposo de Alina, se quedaba inmerso en sus pensamientos. La verdad, no quería estar en sus zapatos. Lo que le sucedió a esa pareja fue cruel. Se perdieron mutuamente un momento hermoso. Al menos, ahora podía decir con seguridad, que la relación de la pareja iba muy bien, ya que se veían cómodos y sonrientes juntos.De repente, Dante frunció el ceño y Piero miró hacia dónde éste dirigía la vista. Miró con extrañeza a la pareja que discutía. Casi al mismo tiempo, observó cómo el hombre le daba tremenda cachetada y le sostenía los brazos con violencia.—¡Maldit@ sea! — se fijó otra vez la puerta por la que había entrado Alma y Alina, temiendo que tal escena la salpicara. Agradeció interiormente cuando no la vio volver y decidió ir a separar a la pareja. No
Piero y sus hombres ingresaron con prontitud al lugar. Hallaron a Alma y Alina atadas a unas sillas. Un olor desagradable a quemado le hizo doler el pecho. Había sangre en la ropa de Alma y se la veía medio desmayada. Alina estaba a su lado llorando. Les hizo un gesto a tres de sus hombres que fueran en busca de sujeto que las había lastimado. Él cuidaría a las chicas.—Tranquila mi amor. Estoy contigo— cortó las cuerdas que amarraban sus miembros mientras Félix, uno de sus hombres, hacía lo mismo con Alina. La cargó en brazos y la abrazó intentado no lastimarla. — ¿Está bien señorita Alina? — miró hacia Alina.—Si. Alma se llevó la peor parte— sollozó frotándose las muñecas.—Iremos a un hospital. Deben revisarlas a ambas.—Y… ¿y mi hijo? ¿Y Dante? A él lo hirieron— se tocó la cabeza.—Tranquila. Están bien. Te llevaremos con ellos.—Estoy cansada, me duele mucho la cabeza—dijo desvaneciéndose en brazos de Félix.El hombre tomó su pulso y colocó un pañito mojado en el rostro.—Tiene
Alina abrió los ojos despacio. Se sentía tan liviana que le sorprendió. Las paredes eran blancas, olisqueó un poco y sintió un olor desagradable a antiséptico. Comenzó a latirle fuerte el corazón, asustada comenzó a mover sus brazos. De repente, una figura masculina se acercó a ella y Alina cerró los ojos. Su cabeza era una gran confusión.—Tranquila… Ya estás bien. Estas en un hospital. Soy Piero. Dante está aquí junto. Tu abuela va a traer a Ángel para que lo veas. Estás bien. Están bien. Ya no estás en peligro. — oyó la voz de Piero. Se quedó quieta y lo miró.—Yo… Piero… ¿Alma? — miró a su costado y la vio tumbada en la otra cama.—Alma está aquí. No te preocupes. Ella está bien. Solo duerme. Descansar te hará poner bien pronto— prometió Piero.—Ese hombre la lastimó. Le dijo cosas… cosas que la hicieron poner histérica— habló rápido ella.—Ya no volverá a tocarlas. Lo juro— había tal rabia y hielo en sus palabras que Alina sabía que lo decía en serio.—Gracias— dijo luego de unos