Había una tenue lamparita encendida. El pequeño estaba chupándose una manita y movía sus piecitos frenéticamente. Dante lo alzó en brazos y lo miró embobado. Era tan parecido a Alina y a él. Su piel asemejaba la porcelana, esos ojazos, la mirada profunda. Estaba muy agradecido por no haberlo perdido. Lo arrulló unos minutos, pero parecía que éste había perdido el sueño y sólo quería jugar. Ángel empezó a inspeccionar el rostro de su padre y se detuvo en su oreja. Comenzó a tocarla y a jugar con ella.Luego, como si de un interruptor se tratara, empezó a menearse e intentar bajar. Dante lo complació pero con un poco de temor. Ángel gateó hasta una caja amarilla. Dante comprendió que quería que la abriera. Allí había muchos juguetes. Sacó los más aparatosos y los tendió en el piso. Se sentó junto a su hijo y lo vio toquetear, mirar, golpear los artilugios. Parecía tan importante lo que hacía con cada uno de ellos. Como si su misión fuese investigar la función de cada uno.Luego de un bu
Alina abrió sus ojos lentamente, parpadeó confundida, ya que estaba presionada contra un cuerpo masculino. Lo miró un momento, saboreando la sensación de tenerlo así, cerca suyo. Dante era muy guapo, parecía un modelo: tan sensual, tranquilo, y sereno. Iba descubriendo por qué se había enamorado de él en un primer lugar. En el tiempo que llevaba conociéndolo siempre se sintió cómoda. Si, un poco cohibida pero lo superó rápidamente a medida que Dante le iba contando y sonriendo más. En los meses previos, creyó que tenía dormida sus hormonas, ya que ningún hombre le atrajo ni siquiera un poquito. Y eso que su prima no dejó de mostrarle posibles, como ella decía, “guapetones”. Su prima era amorosa, era menor en realidad, pero actuaba como una leona con sus cachorros. Ella y Ángel vendrían a ser sus cachorritos.Si bien, técnicamente no eran primas, ella la amaba como si lo fuera. Era la mejor prima que podría haber deseado.Se desprendió de Dante suavemente, evitando despertarlo. Se diri
Un auto llegó cuando Dante, Alina y el niño estaban en el jardín. El coche, conducido por el hombre, se detuvo a unos metros de ellos. Alina observó cómo bajaban dos mujeres y un hombre. Inmediatamente, la chica rubia de cabello lacio corrió hacia ella. La abrazó fuertemente y decía palabras bajitas que ella no alcanzó a entender.—Cariño, déjala respirar— las separó un poquito y la acercó a él— Alina— esta vez se dirigió a ella— es hermoso volver a verte.—Gracias, emm…— calló ella— ¿Dylan? — mas o menos lo reconoció de unas fotos que le mostró Dante.—Dylan. Soy Dylan— afirmó él, un poco apenado— y ella es Nicki. Está muy emocionada por volverte a ver. Nos hiciste mucha falta todo este tiempo—¡Ohh Ali! ¡te extrañé muchísimo! Soy Gina, por cierto— también la abrazó y Alina notó algunas lágrimas en la chica.Si bien, las mujeres parecían agradables, al igual que el hombre; se sentía un poco incómoda recibiendo tanta atención.—¡Ay Gina! Mira esta hermosura— medio gritó Nicki— es el
—Mi hermano adorará la idea. - comentó Gina. Adoraría un nuevo integrante en la gran familia que estaba formando.—Sip. — comentó animada ella— Hemos hablado del tema. Queríamos esperar un poco. Disfrutarnos un poco más, pero la vida es corta para esperar. Así que iré, irémos con una doctora y averiguaré si puedo dejar las píldoras tan abruptamente o cómo debo proceder. Todavía no se lo dijimos a nadie, al fin de al cabo, no es como si estuviéramos desesperados. Si se tiene que dar, se dará. Dios sabe lo que hace.—No me quiero imaginar a Dylan de padre. Con lo guardián que ya es… ruega por que sea un niño. El otro día lo escuché decir a Maia que más le valía ni sonreír, ni mirar a los chicos hasta por lo menos los treinta años. Se babea cada vez que esta con Maia. Y con Marco ni te cuento, creo que él y Ryan lo entrenan para ser cuidar de su hermana.Alina rio largo rato. Era tan natural conversar, contarles cosas, reír de las payasadas que decían; que entendió por qué se convirtiero
Dante charló largo rato con Dylan. En los meses que habían transcurrido se habían convertido en buenos amigos. De igual modo, otra no les quedaba ya que sus mujeres eran amigas y sí o sí en algún momento se cruzaban o compartían cenas, reuniones, etcétera. Tanto Ryan, el marido de Gina, otra de las mejores amigas de Alina, Dylan y él mismo solían pasar mucho tiempo juntos. —Nicki está volviendo loca a Ali— sacudió la cabeza, Dante.—Esa mujer es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida— sonrió, indudablemente enamorado— Pero hay días que me pregunto de dónde rayos saca tanta energía. Así cómo la vez, es todo el tiempo. Siempre encuentra algo que hacer.—Lo sé. Te acoplas bien con ella. Tú la entiendes y cuando ella te ve, su cara se ilumina. Es hermoso verla así. Ha cambiado mucho en estos meses, ha aceptado muchas cosas y descartado culpas que en realidad no tenía.—Ajá— confirmó con un gesto— tiene una luz propia, es tan divertida… no vivía realmente hasta que la conocí. — call
—¿Que tal si te lo muestro? — preguntó Piero. Su boca se estrelló contra la de ella. Su mundo, su tan ordenado mundo colapsó en ese segundo. Debía hacerla suya. Había ansiado ese momento desde el instante en que ella le sonrió la primera vez que se conocieron. Toda descarada y mandona. Su clienta, la abuela de Alma, dijo que su nieta era un poco difícil, y lo confirmó cuando se conocieron. Ella sería un gran problema. Lo sabía así como sabía que el cielo es azul. Y, efectivamente lo fue. Siempre sonriendo, dándole esas bonitas miradas que casi lo hacían flaquear en más de una oportunidad. Ahora, al fin sería suya.La besó delicadamente, su rostro parecía porcelana. Sabía a vainilla y canela. Deseaba probar cada centímetro de su cuerpo y comprobar si su sabor era igual en todas partes.—Suéltame, no puedes hacer esto— gimió Alma. Piero levanto la cabeza, observando qué tanta verdad y sinceridad había en lo que decía. Le costaría horrores dejarla, pero si era lo que ella realmente desea
Alma se revolvió en la cama, satisfecha. Se desperezó y bostezó. Miró a su costado y se extrañó al no encontrar a su lado a Piero. La noche pasada fue… magnífica. Esa era la palabra apropiada para describir lo sucedido el día anterior.Recordó haber discutido con Piero en un principio, por la forma en que éste se había dirigido a ella. La mecha se había encendido y ella había explotado. Si. Se había alejado furiosa de él, y en su arrebato, casi la atropella un coche. Fue imprudencia suya, realmente se asustó cuando fue empujada por Piero. Él la había salvado por poco. La llevó hasta el auto a trompicones y cerró la puerta de un golpe. Alma se había quedado callada. Estaba en shock. Sin embargo, el shock rápidamente fue sustituido por enojo. Piero siempre hacía eso, trataba de manejarla y dictarle sus próximos pasos. Furiosa había salido del móvil luego de haber llegado a la casa y marchó hacia su habitación.Evidentemente, ambos tenían la mecha muy corta. Discutieron, pelearon, se bes
Alina despertó asustada. Se fregó los ojos perturbada y con el corazón latiéndole a mil. Tuvo un sueño espantoso.—¿Qué sucede cariño? ¿te sientes mal? — inquirió Dante instantáneamente.Desde el día anterior se habían acercado a un nivel más íntimo. Alina le había dado besos por iniciativa propia. Besos que estuvieron a punto de subir de nivel. Dante la miró con dulzura. Todo ella era un milagro ante sus ojos. Estaba feliz.Había charlado con Emily y la mujer estaba de acuerdo en que lo mejor sería si Alina se fuera unos días a Italia. Prometió que se lo iba a sugerir y convencer de que era lo mejor. Cada día agradecía por las personas con las que se había encontrado Alina. Emily la adoraba y se preocupaba por ella como si ciertamente fuera su nieta. Y sus primos, bueno… se notaba que la amaban como una más. En principio sintió unos terribles celos de Aáron, pero luego observó que él solo le profesaba un simple y sólido cariño fraternal. Nada más.—No lo sé… tengo como una sensación—