Eso era lo que había dicho una y otra vez, no obstante, ese tonto chico estaba allí sonriente con su victoria, sentado junto a mí en el bus en el lado de la ventana, mientras yo tenía que conformarme con la silla que daba para el pasillo, sintiendo cómo la gente me ponía su trasero en la cara al pasar, y me golpeaban más de una vez. Respiré profundamente, intentando con todas mis fuerzas no enfadarme conmigo misma ante lo débil que era con Jack o quizás era su forma de conseguir las cosas a como diera lugar, no era del todo mi culpa ceder a sus deseos después de todo. Este, al ver mi ceño fruncido, tomó uno de mis brazos, jalándome en su dirección para abrazarme divertido con mi expresión de vergüenza ante sus actos y no se dignó a soltarme a pesar de mis protestas, así que sin más opciones tuve que dormir en su pecho durante todo el trayecto. Salimos de Ellijay casi a las nueve de la mañana, en un bonito autobús que condujo por una larga hora, en dirección a la ciudad más cercana
Tras comprobar que todos estuvieran muy bien vestidos para no agarrar algún resfriado, decidimos salir al exterior, donde a Paul se le ocurrió la brillante idea de jugar al ponchado con un balón desinflado, el único que tenían por el momento. Ya que éramos diez, los equipos quedaron parejos, yo era la líder de uno de ellos, mientras que Ryan era el líder del equipo contrario.A mis espaldas se ocultaban Camila, Katia, y Paul, mientras que a Brooke la mantenía colgada de mi espalda como si fuera un koala, corríamos de un lado a otro fastidiando a nuestro oponentes, al ser tan difícil de sacarnos del juego con sus fallidos tiros. Jack nos observaba a la distancia, al pie de la casa junto con Mónica, no habían dejado de hablar sobre Dios sabría qué cosas desde que los había presentado, lo que me hacía pensar que quizás algo se tenían entre manos el tonto ése. Parecía demasiado serio para mi gusto, pero en ocasiones cuando se me quedaba viendo y nuestras miradas se cruzaban por casuali
Los observé marcharse desde el marco de la puerta de la casa, Jack se había ido de piloto, mientras mi madre en la parte de atrás del viejo auto, le daba caricias a un inconsciente Ryan. No supe cuánto tiempo me quedé allí de pie mirando hacia la nada, pero cuando regresé al interior, los chicos se encontraban sentados en el comedor, con sus rostros teñidos por el desconsuelo.Me senté en una de las tantas sillas libres para mantener aquella charla en la que habíamos quedado minutos atrás, donde me contaron cómo esa botella había terminado allí. Días antes de que nevara por primera vez, a Maximilian se le había ocurrido la pésima idea de jugar a romper botellas de vidrio con piedras, era para medir la puntería de cada uno de los hermanos, así que no había necesariamente un solo culpable después de todo. Aunque habían intentado recoger el desastre a escondidas de mamá Mónica –quien no estaba ni enterada de esto–, por su error, olvidaron uno que otro vidrio.Dado que Jack y mamá Móni
Crucé a toda prisa el amplio patio de juegos de la casa, intentaba caminar lo más rápido posible, pero me era muy difícil, debido a que mis pies se terminaban hundiendo en lo profundo de la nieve.Ni correr me era factible en ese estado del suelo tan pésimo. Mi vista estaba totalmente borrosa a causa de las agrias lágrimas, sentí unos deseos inmensos de vomitar y gritar, pero no lo haría, en especial lo último, ya que no quería que Jack o alguno de los niños me viera de esa manera. Me escabullí por el inmenso bosque, anduve sin un verdadero destino en mente, solo deseaba estar lo más lejos de la gente un buen rato. No quería hablar ni escuchar a nadie, en especial a Jack. Solo necesitaba pudrirme en algún punto sin salida o por lo menos calmarme, lo que sucediera primero, a fin de cuentas; ya ni me importaba que me ocurriera. Sin darme cuenta de ello, terminé deteniéndome en el lugar donde me escondía de pequeña cuando sentía esa misma sensación desagradable en lo profundo de mi a
Caminé tranquilamente con Jack a mi lado, estábamos en silencio, pero no era incomodo en lo más mínimo.Disfrutaba del simple hecho de tenerlo junto a mí, ya que su sonrisa era suficiente para mantenerme extasiada y su mirada me hipnotizaba cuando se encontraba con la mía de soslayo, sacándonos una que otra carcajada. Tras varios minutos de estar vagando por el bosque, logramos llegar a la casa. Entramos sin hacer ni un solo ruido, pero el interior para mi sorpresa, estaba demasiado callado como para ser normal.Miré a Jack, haciéndole miles de preguntas sin despegar los labios y este se limitó a encogerse de hombros, con una sonrisa socarrona.Definitivamente, algo tenía entre manos. Respiré profundamente y puse mis ojos en blanco cuando me dejó atrás.Tuve que seguir sus pasos con torpeza, encontrándome al llegar a la sala de estar con todo decorado como si fuera una clase de fiesta, el comedor tenía globos por todos lados, al igual que el suelo.Las paredes tenían listones de col
Tuvimos que esperar un corto tiempo junto a la parada de autobuses al otro lado de la autopista.Gracias al cielo, mi mochila se sentía liviana al no llevar sino la ropa sucia del día anterior, porque de lo contrario me hubiera cansado en cuestión de nada allí de pie, bajo el cielo que empezaba a oscurecerse. Durante todo el trayecto de regreso a casa, me quedé profundamente dormida sobre el cómodo hombro de Jack, a pesar de haber obtenido el lado de la ventana esta vez, no tuve oportunidad de mirar el paisaje debido a mi agotamiento. Sentía sus dedos acariciar el dorso de mis manos entre sueños coloridos y llenos de vida, que parecían tan reales como para no creérmelos por completo. Ante mí había un mundo distinto al que conocía, donde vivía sin preocupaciones junto a Jack, con nuestros hijos, con mi madre y los chicos de la casa hogar. No estaba del todo segura por qué el escenario era una playa que ni siquiera conocía, dado que nunca había salido más allá de Ellijay, sólo podía
No tuvimos tiempo de hacer absolutamente nada, la supuesta sorpresa que me tenía preparada quedó en el olvido debido a su madre, y para mi desgracia, no pude descansar como tanto había deseado de camino a allí. Bajé escalón por escalón, con la mochila entre mis manos, Jack iba a mi lado, con sus labios totalmente sellados.Caminábamos a prisa fuera de allí, para poder alcanzar a Deborah, quien fumaba un cigarrillo en medio de la calle. Jack se notaba demasiado tenso para mi gusto, su madre con un perfil bien recto, ponía sus ojos en blanco cargada de fastidio cada vez que nos miraba, estáticos a la espera de que apareciera el dichoso auto, que al parecer, nos llevaría hasta la capital. Para mi sorpresa, fue una extravagante limusina la que se detuvo frente a nosotros, mi boca entreabierta por la sorpresa, le sacó una sonrisa burlona a Jack, quien al recordar que su madre se encontraba allí, fue perdiendo su estado anímico normal. El interior era acogedor, el aire calentaba mis man
A pesar de haberle dicho que todo estaría bien, aún cuando lo había consolado por un largo rato, Jack seguía manteniendo esa actitud distante conmigo.Había intentado un poco sonreír y platicar de cosas demasiado triviales mientras desayunábamos, pero había sido en vano, ya que yo podía darme cuenta sin hacer mucho esfuerzo que algo realmente grave estaba ocurriéndole.Algún asunto que desconocía le atormentaba, tanto como para perder esa alegría que lo caracterizaba. No obstante, preferí no preguntar nada al respecto, ya que estaba convencida de que me lo diría por su propia cuenta cuando él lo quisiera. Se marchó después de lavarse los dientes, dejándome en aquella estancia totalmente sola, pero con un poco de dinero que me había regalado para que comprara lo que se me antojara, lo que era casi nulo en ese instante. Así que me dediqué a mantener mi mente ocupada lavando nuestra ropa, ordenando cada rincón de ese lugar, limpiando el polvo acumulado, pero cuando todo relucía perfect