—Cabeza de fuego, escucha...—¡Será difícil si estoy sola! —Beltaine cortó cualquier excusa de Kyrios con un tono decidido—. Ya que estamos aquí, ve a Unirx y vuelve rápido. ¡Y no me digas que es por mi culpa, o que no puedes irte por cuidarme!Kyrios, con una sonrisa suave, tocó la nariz de Beltaine para calmarla y luego besó tiernamente su frente, dejándole claro cuánto la amaba.—De acuerdo, lo haré rápido.El Alfa comenzó a plantar pequeños besos en su cuello, deleitándose con el aroma irresistible de las feromonas de su compañera. Solo para él.—¿Puedes esperarme un poco? —Él quería asegurarse de que su pelirroja se sintiera tranquila antes de partir—. ¿Aguantar un rato?Beltaine suspiró, sintiendo la calidez de los besos de Kyrios en su cuello. Aunque quería mantenerse firme, no pudo evitar relajar un poco la tensión en sus hombros.—Si no puedes contenerte me lo tienes que decir, ¿Vale?Kyrios bajó hasta el estómago de Beltaine y la miró directamente a los ojos.—Voy a empezar
—Kyrios... —jadeó, sus dedos enredándose en el cabello de él—. No pares...Kyrios sonrió contra su piel, disfrutando de la respuesta de Beltaine. Continuó su descenso, sus labios y lengua explorando cada centímetro de su cuerpo. Sus manos se movieron con maestría, despojándola de la ropa que aún llevaba puesta, revelando la piel suave y cálida que tanto adoraba.Beltaine se mordió el labio, tratando de contener los gemidos que amenazaban con escapar. Pero era imposible resistirse a las caricias de Kyrios, a la manera en que él conocía cada rincón de su cuerpo, cada punto que la hacía temblar de placer.Cuando finalmente llegó a su destino, Kyrios tomó un momento para admirar la belleza de su mate. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, ambos supieron que estaban exactamente donde debían estar. Con un suspiro de anticipación, Kyrios comenzó a besar y lamer con una precisión que solo podía venir de años de amor y devoción.Beltaine gritó de placer, sus manos aferrándose a la manta
—¿Qué es eso? —preguntó Kyrios, esbozando una sonrisa mientras volvía a adentrarse en su compañera—. Yo sí escucho los ruidos que haces tú —dijo, fascinado, mientras sus ojos se clavaban en ella, observando cada movimiento—. Parece que tienes todo el tiempo del mundo hoy, ¿no? Incluso los ruidos del exterior te distraen…Kyrios notó cómo Beltaine se tocaba y luego apartaba rápidamente la mano de su clítoris. La miró con curiosidad, arqueando una ceja.—¿Por qué te detienes? —preguntó con un tono que mezclaba confusión y deseo.Beltaine gimió, moviéndose de manera desesperada, su voz temblorosa.—Es que… cada vez que estoy a punto de… tú dejas de tocarme aquí… —susurró, la frustración evidente en sus palabras.Kyrios frunció el ceño, sorprendido por su confesión.—¿Qué estás diciendo? —preguntó, mientras Beltaine luchaba por encontrar las palabras adecuadas—. Quiero decir… hace tanto tiempo que…El hombre lobo se mordió el labio inferior, tratando de no mostrar la ternura que sentía. P
Dentro, la niña se levantó lentamente, caminando de puntillas hacia la puerta. Puso su oreja contra la madera, escuchando el suave susurro de la tela del abrigo de alguien rozando la puerta. Suspiró aliviada al no escuchar ninguna conversación predicadora, pero seguía cautelosa.—¿Quién osa tocar a estas horas?—susurró para sí misma antes de elevar la voz como si hablara con alguien más—. ¡Ya voy, mamá, no te preocupes!—la puerta se abrió lentamente—. ¿Quién anda ahí?Cuando la rendija se amplió un poco, una mano con uñas esculpidas y medianamente largas se aferró a la puerta, impidiendo que se cerrara.—Tú, maldita criatura…—la doctora mostró una sonrisa siniestra mientras empujaba la puerta abierta—. ¿Aún te cuesta asumir tu papel de niña?—se rió con malicia, su voz resonando en el pasillo como un eco macabro.La niña dejó escapar una pequeña "O" con los labios, retrocediendo un paso, sorprendida por la inesperada presencia.—¿Melissa, eres tú?Melissa asintió con una sonrisa más af
—¿Qué onda, Melissa? Ambas sabemos que no apareciste solo para charlar sobre viejos tiempos —Seraphina miró fijamente a su amiga, con una expresión de preocupación.Melissa soltó un suspiro y se dejó caer en el cómodo sofá, su mirada perdida en el techo impoluto de la sala.—¿No ha habido ningún problema por tu lado en estos días? —preguntó con un dejo de curiosidad.—Si me preguntas eso, es porque algo sucedió contigo, ¿verdad? Entonces, ¿qué pasó? —Seraphina se sentó frente a su amiga, lista para abordar cualquier tema serio.Melissa dejó escapar una risa amarga mientras recordaba los eventos recientes.—Ah, ¿de mi lado dices? Bueno, resulta que mi cabeza fue arrancada de mi cuerpo para luego ser usada como adorno de mesa. Solo algunas pequeñas dificultades, ya sabes… —comentó con sarcasmo, su tono lleno de desdén.Seraphina frunció el ceño, sorprendida por la revelación.—¿Tu cabeza como adorno de mesa? ¿Qué demonios significa eso?—Pues resulta que hay un loco que apareció de la n
—Te lo juro por lo más sagrado, mi nombre es el que resuena en las leyendas.Melissa le lanzó una mirada llena de escepticismo, procesando lentamente las palabras de Seraphina.—Siempre supe que andabas en algo gordo en Unirx, pero jamás imaginé la magnitud.—Créeme, pensé que todo se desvanecería si yo me apartaba—Seraphine encogió los hombros con resignación—. Por eso me quedé de piedra al ver esos lazos de mates floreciendo en el mundo humano.—Es de no creer, están tirando tus inventos por doquier—Melissa asintió con una mezcla de admiración y preocupación.—Al ver esas marcas rondando estos rincones, me dije a mí misma...—Seraphina se llevó una mano a la frente en un gesto dramático, apoyando luego la cabeza sobre sus rodillas, sollozando—. Si caigo en sus garras ahora, estoy frita...Melissa entrelazó sus dedos, mirándola fijamente.—Ni más ni menos, ¡tienes toda la razón!Seraphina lanzó una mirada que podría congelar el infierno, mientras Melissa se encogía de hombros con indi
Melissa tomó su té hasta la mitad, casi tomándolo todo de una vez. Dejó su taza de té sobre la mesa con un golpe seco, el líquido osciló peligrosamente al borde del precipicio de la porcelana. El sonido resonó en la habitación, un presagio siniestro que hizo que Seraphina diera un respingo en su asiento.—Confiesa, Seraphina —la voz de Melissa era un susurro cargado de gravedad—. ¿Qué diablos estás tramando? Creí que para tu actual experimento solo requerías de humanos… simples, insulsos. Pero ahora veo que buscas algo más… algo con mates falsos.Seraphina levantó la vista, sus ojos se encontraron con los de Melissa, y por un momento, todo lo demás pareció desvanecerse.—No es lo que piensas… —sus labios formaron una mueca, una mezcla de nerviosismo y algo más profundo—. El asunto de los “lazos de mates” y los “mates falsos”… sabes que te concierne demasiado, por eso no te he dicho nada. Te afectan mucho éstos temas, por eso no sabías sobre este experimento.—Explícate —exigió Melissa
Melissa se quedó inmóvil, su silueta recortada contra la ventana, donde la luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, bañando la habitación en un resplandor etéreo. La pregunta de Seraphina flotaba en el aire, una acusación velada que parecía más pesada que la propia noche.—Quedé atrapada aquí, sí —respondió finalmente Melissa, su voz era un susurro que apenas perturbaba el silencio—. Atrapada en este plano humano por culpa de un amor que se suponía eterno… y ahora, mil años después, ¿debería anhelar volver a Unirx? ¿A un lugar que ya no reconozco como hogar?Lo que dijo, la llevó a unos recuerdos que había pensado que escondió muy en lo profundo de su corazón y mente, pero al parecer volvieron a surgir.INICIO DEL FLASHBACK —Esta será la última vez que pueda hacer esto, regresa a donde perteneces. Regresa a tu realidad—rogaba el hombre, su voz un susurro débil mientras la vida se escapaba de su cuerpo sobre el frío pavimento.—No puedo—las lágrimas de Melissa se mezclaban