—No puede ser verdad... —Beltline sollozaba, sus lágrimas caían como la lluvia afuera, cada gota un reflejo de su desesperación—. Kyrios nunca me diría algo así... No sin una razón. —Ni siquiera intentaba enjuagarse las lágrimas, como si dejarlas correr fuera su único consuelo—. Él... nunca se iría sin despedirse...Melissa la observaba en silencio, estremeciéndose imperceptiblemente ante la intensidad del dolor de Beltline. Sentía un nudo en el estómago al ver el sufrimiento de la humana, pero no sabía cómo consolarla. La verdad que guardaba en su corazón era un peso que amenazaba con aplastarla.“—Lo siento mucho—pensó con pesar, ella estaba entre la espada y la pared—. No puedo hacer nada. Si me dicen que lo haga, estoy obligada a hacerlo…”—sus pensamientos iban y venían rápidamente.INICIO DE FLASHBACK —¿Qué favor desea pedirme, Lord? —Melissa intentó ponerse recta, esforzándose por mantener la compostura.—¡Guau! —Seraphina se tapó la boca, sus ojos brillando de emoción—. ¡El Lo
Kyrios acariciaba suavemente el cabello, los pómulos y las curvas del rostro de su compañera humana, Beltaine. Su belleza era tal que competía seriamente con la Diosa Luna misma. La luz de la luna se filtraba a través de las paredes rotas, iluminando sus rasgos con un resplandor etéreo.—Antes que nada, cura su cuerpo. Que no sienta ningún dolor —murmuró Kyrios, su voz un susurro cargado de preocupación mientras seguía trazando líneas suaves sobre sus pómulos—. Y cuando despierte… dile… —El Lord de los lycans se detuvo, carraspeando. Mentirle a su pelirroja le sabía tan mal en la boca, pero no tenía otra opción—. Hace poco noté que te encanta hablar, así que asegúrate de hacerlo bien esta vez.Melissa, parada a su lado, sonrió con una mezcla de ironía y ternura, mordiéndose los labios y alzando ambos hombros con diversión.—No es la gran cosa, mi Lord, pero admito que sé hablar muy bien… ¿Qué quiere que le diga a la humana?El silencio se hizo presente, pesado, hasta que el Alfa respo
Kyrios sonrió con melancolía mientras acariciaba suavemente las mejillas de su amada inconsciente.—Eres tan cachetona —susurró con una mezcla de cariño y tristeza.—¡Mi Lord, por favor! —La voz de la médica bruja temblaba de frustración y miedo—. ¡Esto no tiene sentido! No conozco la personalidad de esta humana, ni lo que es capaz de hacer. No sé hasta qué punto tus poderes han pasado a su cuerpo. ¡Esta chica podría convertirse en el objetivo de otros lycans! ¡Van a quererla como su Luna porque ya tiene los poderes parciales de un Lord!Kyrios suspiró profundamente, como si llevara el peso del mundo en sus hombros.—Melissa, sé que esto parece insensato, pero no te preocupes. Seguiré protegiéndola con mi vida.Melissa lo miró, incrédula. Sus ojos reflejaban una mezcla de desesperación y resignación.—Pero… mi Lord, esto es una locura. —Negó con la cabeza, dándose por vencida—. Bueno, dejemos eso por ahora. Necesitamos extraer los restos de la hoja metálica vampírica. En algún momento
La cara de pánico que Melissa intentó disimular apenas lo logró. Su mente era un torbellino de pensamientos y emociones.—¿El Lord confía en Melissa para cuidar de su mate, esa humana pelirroja? ¿De verdad? —pensó, incrédula—. ¡Pero si yo soy médica, no una niñera de humanas! ¡Aunque esa pelirroja sea la verdadera mate humana del Lord, no es un argumento válido!Quería llorar. ¿Cómo era posible que con cientos de años de experiencia y de vida, terminara siendo niñera de una humana?Intentó calmarse, respirando profundamente—. Está bien, viéndolo por el lado bueno, el Lord dijo que si me quedo con la humana como médica, estará a salvo… Aunque… ¿será que tengo que quedarme con esa pelirroja hasta que su vida humana termine? Suspiró profundamente. ¡Diosa Luna! ¡Qué castigo!—siguió pensando en su interior.Pero luego, una idea la golpeó con fuerza. Espera un momento... Si el Lord prometió siempre cuidar de ella, eso significa que tendrá que seguirnos a todas partes cuando Melissa y Seraph
—Estamos en peligro —dijo Seraphina, con un temblor en la voz mientras se esforzaba por mantenerse firme—. Los enemigos ya saben nuestra ubicación.Sus piernas temblaban por el miedo, pero no podía permitirse vacilar. Señaló detrás de ella, donde Melissa estaba arrodillada en el suelo, intentando desesperadamente curar las heridas de Beltaine, que yacía inconsciente. La preocupación era evidente en su rostro.—En este momento —continuó Seraphina, tratando de mantener la calma—, debido a que Beltaine, su mate humana, está inconsciente, es difícil para nosotras movernos de aquí y ponernos a salvo.Kyrios, el temido Lord de los licántropos, la observó en silencio. Sus ojos, rojos y penetrantes, irradiaban una mezcla de impaciencia y un poder abrumador que hacía que el aire pareciera vibrar a su alrededor. Seraphina sabía que debía continuar, debía convencerlo antes de que fuera demasiado tarde.—Mi Lord, si Beltaine no despierta pronto, no podremos escapar a tiempo —dijo con voz entrecor
Seraphina frunció el ceño mientras observaba la distancia.—¿Qué estará tramando Lord Kyrios? —murmuró, más para sí misma que para los demás—. Irse de esta manera, cuando ya tiene una mate verdadera...Inquieta, se mordió la uña del pulgar. La incertidumbre la devoraba, pero no podía permitirse flaquear. Tenía que concentrarse en el escudo protector que mantenía alrededor de Melissa, Beltaine y de ella misma. El escudo vibraba con un poder lycan intenso, reflejando la energía que Seraphina canalizaba en él. Gracias a la ayuda del Lord.—Sus poderes... —continuó, su voz apenas un susurro—. Han cambiado. Su potencia es diferente ahora.Los ataques del enemigo golpeaban el escudo, pero Seraphina notó algo inusual en su patrón.—El poder del batallón enemigo está concentrado en una estructura pequeña —dijo, pensativa—. Si logro comprimir esa energía, podría neutralizarlos. —Su rostro se iluminó con una chispa de entendimiento—. ¡Eso es! Solo necesito detener la mutación de su energía.Se
El líder y Seraphina se miraban fijamente desde edificios opuestos, con una tensión palpable electrizando el aire entre ellos. El viento soplaba suavemente, llevando consigo un presagio de conflicto inminente y algo más, algo indescriptible que vibraba en el fondo de sus conciencias.—¿Así que piensas que puedes enfrentarte a mí, después de todo lo que compartimos?—pensó el líder, una sonrisa oscura curvando sus labios. Sus ojos, brillantes con una mezcla de poder y melancolía, destellaban en la penumbra. Con un gesto casi casual, como si arrancara una página de un libro de memorias, extendió su mano y desató una ráfaga de energía hacia el edificio de enfrente.Los zarcillos de poder se enroscaron como serpientes en el aire, cada uno con un propósito específico. No se movían al azar; cada uno estaba destinado a encontrar un punto débil en el escudo protector de Seraphina, un escudo tejido con sus propios secretos y sufrimientos. La energía crepitaba y chisporroteaba, como si disfrutar
—Guau —dijo el enemigo, aplaudiendo lentamente tres veces, cada palmada resonando como un eco inquietante en la noche—. Parece que aún no has perdido tus habilidades, Seraphina.Sus palabras estaban cargadas de una mezcla de admiración y sarcasmo. La luna iluminaba su figura, proyectando sombras largas y siniestras que bailaban a su alrededor. Sus ojos, fríos y calculadores, brillaban con una intensidad perturbadora mientras volvía a levantar ambas manos, preparándose para continuar el ataque.—Miren mi majestuosidad —dijo con voz profunda, su tono lleno de arrogancia y desafío—. Tiemblen mientras puedan…La energía comenzó a arremolinarse a su alrededor, zarcillos oscuros de poder que parecían absorber la luz misma. Había una aura de misterio en sus movimientos, una sensación de que cada gesto estaba impregnado de secretos y promesas rotas.—¿Acaso no saben que puedo seguir atacando tanto como se me antoje?Seraphina, a pesar de su agotamiento, se mantenía erguida, su mirada fija en