Beltaine flotaba, ingrávida, en un lugar que nunca había visto antes. Todo era oscuro, y de algún punto indeterminado caía una lluvia de colores que jamás había presenciado. No eran gotas de agua comunes; cada gota parecía emitir una luz iridiscente, cambiando de color al azar antes de tocar el suelo.Ella se sentía perdida, desorientada. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? Intentó recordar, pero su memoria estaba borrosa, como si una niebla espesa cubriera sus pensamientos.A pesar de la oscuridad envolvente, había algo peculiar en el suelo bajo sus pies. Cada vez que daba un paso, el lugar donde ponía el pie se iluminaba con un resplandor cálido y tenue, proporcionando un destello efímero de luz que le permitía vislumbrar un poco del camino por delante. Este extraño fenómeno le daba una dirección, una pequeña guía en medio de la confusión total.—¿Dónde coño estoy?—se preguntó en voz alta, su voz resonando en el vacío. La lluvia de colores seguía cayendo, creando un espectáculo
—Guau, no puedo sentir dolor en este lugar. ¡Es mejor de lo que pensaba!El pecho del hombre lobo retumbó con sus carcajadas ante la ocurrencia de su humana. Observó a su mate, que estaba sentada a horcajadas sobre él.—¿Entonces ahora soy un paciente?—¿Qué? ¿No lo sabías? —La mujer acarició la mejilla del amor de su vida—. Entonces… tengo algo que darte.—Sí…—Si hacemos esto, para que te recuperes —le dio un fugaz beso en los labios—. Me pregunto si dolerá menos.Kyrios no le contestó, simplemente bebió de ella, como si en años no la hubiese visto y la extrañara un montón. Sus labios se movieron con desesperación y ternura, explorando cada rincón de su boca, como si cada beso fuera una promesa de protección y amor eterno.—Bueno, no importa —Beltaine seguía con su monólogo—. Si ese es el caso, todavía no es suficiente.Kyrios levantó una ceja, su sonrisa suave y sus ojos brillando con afecto.—¿Todavía no es suficiente? —preguntó, divertido y curioso.Beltaine asintió, sus ojos lle
—¡Vamos Seraphina! ¡Solo falta el último fragmento! ¡Es el más grande pero podemos hacerlo!—¡Lo estoy intentando!—¡Vamos, vamos, ahora! ¡Rápido! ¡Sácalo!Mientras tanto dentro de la mente de Kyrios, Beltaine y él estaban en pleno acto de amor cuando sintió una punzada extremadamente fuerte en su cuello. Tartamudeó y bajó la velocidad de sus embestidas para recostarse sobre el cuerpo de su amada.—¿Qué? ¿Qué pasa? ¡No te detengas!—lloriqueó Beltaine, sin saber el dolor que su Alfa estaba sintiendo—. ¡No lo hagas o se saldrá!Kyrios se estremeció con el latigazo de dolor que recorrió todo su cuerpo para luego quedarse inmóvil completamente.Sus ojos rojos comenzaron a brillar como si de lava ardiendo se tratase.—Mi fuerza…—avisó a su humana debajo de él—. Mi fuerza está volviendo…Beltaine chilló y se retorció debajo de él, sintiéndose muy bien.—¡Qué alivio! ¡Significa que lo que estamos haciendo está funcionando!Luego lo que sintió dentro de ella, la asustó como la mierda.—¿Kyrio
En ese momento, uno de los ataques rompió por completo la pared que daba al exterior, dejando al descubierto la calle quince pisos más abajo. El aire frío y el ruido de la ciudad se infiltraron violentamente en el departamento de Beltaine.Seraphina se mareó al ver la altura. ¡Nunca le gustaron las alturas y ahora estaban tambaleándose en un edificio, en el departamento número quince! La siguiente explosión ingresó dentro del departamento a través del agujero recién abierto, lanzando trozos de escombros y una ola de presión que hizo temblar el suelo.—¿Eh? ¿Qué coño..? —Seraphina no podía creerlo. Los ataques y las explosiones parecían tener vida propia.Tanto Melissa como Seraphina rodaron a un lado, buscando refugio cerca de las paredes más intactas para evitar ser golpeadas por la explosión.—¡Oh, Dios! ¡Eso estuvo cerca! —comentó Melissa, su voz llena de pánico.Seraphina, en cambio, miró a las personas que los estaban atacando. Su rostro se congeló en una mezcla de shock y terror
—¡Nos llevará una eternidad! —advirtió Seraphina con seriedad, sus ojos brillando con determinación—. En este estado, ni siquiera podríamos vencer a una sombra. Y después del ritual, estarás completamente agotada, sin energía ni poder para defenderte.Melissa se quedó paralizada, presa del pánico que se intensificaba con cada estruendo proveniente del exterior. Los escombros caían como lluvia, y el aire estaba cargado con un olor acre de magia oscura. No sabía qué decisión tomar ni cómo actuar en medio del caos que los rodeaba.—¡Te dije que presentía que algo saldría mal en este encuentro! —gritó Seraphina, frustrada por la inevitabilidad de la situación—. Pero no tenemos tiempo que perder. Haré todo lo que esté a mi alcance para ganarnos tiempo, pero necesito que te apresures. ¡Antes de que nos maten a todos!El sonido continuo de la destrucción afuera resonaba como un eco ominoso en sus oídos, recordándoles la urgencia de su situación. El edificio seguía temblando bajo los constant
Melissa miró fijamente a Seraphina, con una sonrisa suave mientras enrollaba las mangas de su abrigo, preparándose mentalmente para lo que se avecinaba.—Seraphina, lo siento —sus palabras resonaron con determinación, aunque había un dejo de ansiedad palpable en su tono—. Voy a pedirte un favor una vez más. Voy a terminar esto lo más pronto posible. Seraphina alzó las manos en gesto de advertencia, notando una extraña tensión en el aire.—Espera un momento, detente. No suenas como siempre —advirtió Seraphina, con una mezcla de curiosidad y preocupación en su voz.Melissa dejó escapar una risa nerviosa, intentando en vano aliviar la creciente tensión que envolvía la habitación.—Ah, está bien, lo entiendo —respondió Melissa, con una ligera mueca de ironía en los labios.Un silencio incómodo llenó la habitación, como si el aire mismo anticipara la llegada de algo ominoso.—¿Qué...? —comenzó Seraphina, pero antes de que pudiera terminar su pregunta, una explosión estruendosa sacudió el
Seraphina estaba visiblemente preocupada por el estado de su mejor amiga.—Dios mío, Melissa, estás en muy mal estado. Tienes la espalda en carne viva. ¡Tenemos que salir de aquí de una vez por todas! —dijo con urgencia.—No pasa nada —murmuró Melissa, aunque era una mentira evidente. Claro que pasaba algo, y claro que sentía la espalda en carne viva, pero no podía flaquear en ese momento. Debía terminar lo que había empezado.Vio cómo la sangre volvía a salir de sus oídos, manchando sus brazos.—¿Acaso no puedo continuar ahora? —se preguntó mientras la bilis le subía a la garganta. No pudo detenerla y vomitó por completo, inclinándose hacia adelante. Pero no vomitó bilis, sino sangre. Pura y espesa—. ¡Ah, maldición! ¡Duele mucho!Seraphina se asustó aún más.—¡No! ¡Melissa! —la abrazó por el brazo derecho—. ¡Qué haré si mueres! —comenzó a sollozar—. ¡Nosotras debemos aprovechar el poco poder que tenemos ahora! ¡Por favor, vámonos de aquí!Melissa sonrió débilmente mientras intentaba
Seraphina intentaba estabilizar a Melissa, su respiración entrecortada mientras el miedo se deslizaba por su columna vertebral como un susurro helado.—¿¡Entonces qué sucederá con ellos!? —su voz, afilada por la desesperación, cortó el aire cargado de tensión.Melissa tosió, una gota de sangre brillando en sus labios como una oscura promesa.—Será algo bueno... Creo que mi magia aún está funcionando...Seraphina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, la incertidumbre dibujando sombras en sus pensamientos.—¡Entonces esto no funcionará, ¿verdad?! —su voz era un eco tembloroso, reflejando la tormenta interna que se desataba dentro de ella.A un lado, el espiral de magia se agrandaba y achicaba, como las olas de un océano embravecido, cada movimiento cargado de una energía salvaje e incontrolable que chisporroteaba en el aire, transformando el departamento en un caldero de poder inestable.—Sí lo hará... pero... —Melissa vaciló, sus ojos reflejando un secreto inconfesable—. No podré co