-¡Altísimo! –expresé en un grito pegando la cabeza del espaldar de la cama de la impresión.
Debía de estar realmente media dormida porque ni siquiera me dolió.
Prendí la luz de la lampara que se encontraba en la mesa de noche, y me di cuenta de que era Keller, ¿Cómo rayos había entrado a mi habitación?, tal vez estaba soñando. Él mantenía esa débil sonrisa que siempre me envolvía y me mantenía encantada, caminando hasta mi lado y se arrodilló a un costado, sus ojos azules destilando brillosos.
¿Me iba a proponer matrimonio?
-Keller -dije sin aliento-, ¿qué haces en mi habitación?
Mi corazón latía con fuerza, nunca un hombre había entrado a mi habitación conmigo dentro, sentía que el corazón se iba a salir por mi boca.
Me quité los zapatos aguantándolos en mi mano para no manchar la encimera y con torpeza, me subí al marco, Keller me sostuvo de los brazos y me acomodó en sus brazos, como si se tratara de unos recién casados. No pude evitar soltar una pequeña carcajada, Keller me sonrió mientras demostraba su fuerza sosteniendo todo mi peso con un brazo mientras con el otro cerraba la ventana.-Eres muy fuerte –susurré. Keller se encogió de hombros obviamente él lo sabía. Me cargó hasta la camioneta estacionada a una casa antes de mi casa, me acomodé en el asiento de copiloto y él tomó asiento en el del conductor.- ¿Debería usar la peluca? –pregunté cuando logramos salir de mi calle, lo admitía, era muy emocionante tener que salir de esta forma, escapándome cuando estaba castigada, ¿acaso iría al infierno por eso?, de seguro que sí, pero si Keller estaba ahí, no me importaba.-Solo si tú quieres… puedes ser Ana, sin peluca –dijo tocando su equipo táctil de sonid
- ¡Tú eres mi maldito problema! –le gritó Keller, seguidamente ambos se empujaron y terminaron en un enredo de abrazos y carcajadas alegres dejándome totalmente confundida.Keller volteó y colocó una mano en mi cintura para acercarme hasta el chico de ojos claros. No entendía muy bien su amistad, por lo menos sentía alivio que no fueran enemigos de verdad y fuera a golpearse.-Catira, él es Peligro -dijo Keller-, solo un imbécil sin importancia.Me incomodé que le hubiera dicho “imbécil”, sin embargo, Peligro no pareció importarle. Su rostro eran puros rasgos duros, y cuando me sonrió, pude ver que tenía unos dientes de oro.-Soy… Ana –estreché la mano que me tendió, hoy era solo Ana, Kati se había quedado en mi casa.Peligro me analizó de arriba abajo sin disimular y me volvió a mostrar sus dientes de oro.-Te queda mejor Catira –replicó-, toma algo, siéntense.Nos sentamos en los esponjosos muebles
Jenny me guiñó un ojo cuando pasé junto a ella, parecía tener esa sonrisa traviesa que siempre tiene cuando hace comentarios atrevidos, sin embargo, no me dijo nada, a lo mejor estaba feliz de que el maquillaje hubiera funcionado.Llegamos a una parte que eran resguardadas por guardias, al ver a Keller, se apartaron a un lado y le dieron un saludo, sin embargo, Keller no respondió y comenzó a subir las escaleras sin dejar de sostener mi mano, aferrándome como si fuera algo muy preciado para él o por lo menos así lo sentía yo.Quería que fuera así.En la parte de arriba había varias habitaciones, vaya, esta casa era enorme. Llegamos a una puerta blanca con un letrero dorado que decía: «No entrar».-¿A Peligro no le importará que estemos aquí? –pregunté. No quería que viniera y realmente se
Alcé la vista hacia él, sus ojos azules permanecían fijos en mí, como si midiera mi reacción, pero solo en mi mente estaba la voz de mi padre diciendo: “¡Solo tu esposo puede tocarte!”, mi padre lo sabría, estaba segura de que se enteraría de esto, tan solo pensarlo me angustiaba, increíblemente ese era el único pensamiento nítido que tenía en mi mente y sentía que comenzaba a hiperventilar.-Keller, solo mi esposo podrá tocarme –susurré tomando su muñeca para que no siguiera introduciéndola. Su expresión fue de incredulidad, entonces sacó su mano de mis pantalones y dio un paso hacia atrás sin dejar de parecer como si lo hubiera abofeteado, como si no esperara que yo lo iba a rechazar.Permanecimos en un incómodo silencio por un momento, únicamente viéndonos fijamente hasta que él dijo algo desconcertado:-Ninguna chica a tu edad es virgen, ¿lo sabes?-Yo no soy como las chicas de mi edad, Keller, ¿no te habías dado cuenta? –le repliqué baj
Se echó a un lado para abrir la puerta en toda su amplitud y fijó sus ojos grises en mí, bajé la mirada mientras caminaba a la sala, solo pensaba en una excusa, pero ya estaba metida en el problema. Mi madre estaba de pie al lado del sofá, con los brazos cruzados, su ceja alzada mientras sus ojos verdes me taladraban la cabeza.-¿Qué es lo que pasa contigo? –mi papá se colocó al lado de mi madre.Abrí la boca pero de ella no salió nada, ¿Qué se suponía que dijera?, ¿que había conocido a un chico y que me había escapado con él en la madrugada?, cualquier cosa que dijera, podría ser usado en mi contra, y nada haría cambiar lo que iba a pasar.-Tu teléfono, sigue bloqueado –el tono de mi papá era fuerte-, pero recibí una llamada de Diara, ¿sabes lo que me dijo?, que alguien le había dicho que te vio en una fiesta, ¡Katiana!, ¡Una fiesta con gente impura haciendo cosas impuras!¿Qué alguien le dijo a Diara…? Maldición, me había metido en t
Entramos a su casa, era más acogedora de lo que recordaba, Keller se dirigió a la cocina y se sirvió agua, lo seguí y con una pequeña mueca tomé asiento, ya hasta casi me estaba acostumbrando a sobrellevar el dolor.-Mis padres me dijeron que soy adoptada –no podía soportar ni un minuto más, necesitaba desahogarme. Keller se ahogó con el agua, tosió unas cuantas veces hasta que pudo calmarse, seguidamente se acercó hasta mí tendiéndome un vaso con agua que acepté.-¿Qué? –preguntó, su mirada me analizaba con minuciosidad.-Ajá –dije-, me mintieron por casi 19 años. Aparecí en un coche porta bebés en el templo, y ellos me criaron. Siento que todo lo que creí durante toda mi vida está mal, no puedo… creerlo todavía.Keller afirmó lentamente con la cabeza.-Es por eso, no confío en los religiosos –dijo-. ¿No te dijo más nada?Negué débilmente con la cabeza pasando mi lengua por la esquina herida de mi labio.
Fuimos a la estación de gasolina porque la moto se estaba quedando sin combustible, aproveché de bajarme y estirar un poco mi espalda haciendo que todos mis huesos se retorcieran, sin embargo, eso no disminuyó lo terriblemente agotado que se sentía mi cuerpo, mi estomago gruñó haciéndome recordar que no había comido absolutamente nada, pero sentía que si comía algo; vomitaría.-¿Qué piensas? –preguntó Keller terminando de echarle gasolina a la moto, verlo ahí de pie al lado de su moto, me hizo sentir un extraño deseo de abrazarlo, sin embargo lo único que hice fue quedarme ahí parada por miedo a que pensara que era una loca enamorada de él, aunque así fuera.Todavía no podía creer que le había dicho que lo amaba.-Que mañana tengo clases en la mañana y lo menos que quiero es ir –murmuré, pensar en volver a mi rutina diaria, de ir a la universidad, cantar en el templo, ya no quería volver al templo, ni siquiera quería volver a mi antigua vida, ¿acaso no
Las olas de calor aceleraron nuestra escapada dramática, maldición, esto era lo más emocionante que había hecho en mi vida, no sabía si era vandalismo o un acto heroico, pero me daba igual.Se escuchaba el eco de una alarma y entonces observé unos cuantos vigilantes de seguridad alumbrarnos con sus linternas a lo lejos en el patio, sentí que esto había sido todo, sin embargo, Keller aceleró la moto. Derrapamos en una esquina cuando una camioneta de la vigilancia nos intentó bloquear el paso, mi corazón latía a mil por segundo, el zumbido en mis oídos se hacía cada vez más agudo, sabía que no podríamos salir, esto era todo, si mi padre no me había matado a golpes ayer, de seguro lo haría cuando se enterara que estaba en la cárcel y expulsada de la universidad, no podía imaginar el escándalo que se armaría, estaba en reales problemas.Keller logró esquivar otro carro de vigilancia que estaba dispuesto a arroyarnos, ¿desde cuándo había tanta seguridad?, giramos