MauricioSu mirada está puesta en mis ojos y el nerviosismo que siento en sus manos la delata, y aunque sigo esperando la respuesta que tanto quiero. La verdad es que no quisiera incomodarla.—No tienes por qué sentirte presionada a contestar algo que no quieres, fácilmente podemos pasar un rato agradable como un par de amigos y listo —le hago saber con una sonrisa en mi rostro.— ¡Mauricio! Todavía no has entendido que yo no puedo ser tu amiga. No te has dado cuenta de que me estoy, muriendo por ti —confiesa y sus palabras me cambian la vida.—Repíteme lo que acabas de decir Gabriela. Pero repítemelo muchas veces para darme cuenta de que no estoy soñando, y que pronto despertaré y tú no estarás aquí —le insisto con ternura.—No. no es un sueño mi amor yo te amo y lo único que quiero es estar contigo —se expresa con tanto amor que me dan ganas de besarla pero me detengo porque no sé cómo vaya a reaccionar —me encantaría darte un beso ¿puedo?— me atrevo a preguntar.—Estas esperando mi
GabrielaA quien quieres engañar Gabriela Elizalde si sabes perfectamente que te estás muriendo por marcar tu inicial junto a la de Mauricio y más ahora porque conoces a profundidad el verdadero significado que tiene para la familia Lescuyer. También sabes que si aceptas su proposición sus almas se verán enlazadas por el resto de sus vidas pero. En realidad ¿es eso lo que quieres? —me pregunta mi subconsciente mientras estoy en pie mirando esos hermosos ojos grises que debilitan mis sentidos.— ¡Mauricio! Tú estás seguro de que quieres que esta paciente loca, perseguidora y atosigadora marque las iniciales en este árbol que es tan sagrado para ti. —le digo a manera divertida sacando la espinita de vez en cuando.—Pues es un poco arriesgado para mí lo sé, lo admito pero resulta y pasa que Mauricio Lescuyer no come de miedos y puede perfectamente aprender a lidiar con las locuras de esta hermosa pacientica —comenta y sé que sus palabras van en serio.—Entonces que estamos esperando vay
Mauricio Comentarle a Gabriela las anécdotas de mi infancia me ha parecido impresionante. Sobre todo porque en mis pasadas relaciones nunca tuve la facilidad de tener este tipo de conversaciones, siempre les parecía aburrido o fastidioso escuchar algo que pertenecía al pasado. Pero con Gaby ha sido diferente ella en vez de ponerse rabiosa o fastidiosa parecía interesarle cada una de las aventuras que escuchaba, mientras conducía el auto.—Señorita hemos llegado —le digo estacionando el auto a las afueras de su casa.—Tan rápido. Mm tendré que demandar al ingeniero que se le ocurrió construir estas carreteras tan cortas —comenta y prácticamente quedo maravillado al ver como se queja por tener que despedirse.—Yo pensé que estabas cansada de mí —le susurro y toma mi rostro con sus manos para mirarme fijamente.—De ti nunca podría cansarme. Podría pasar el día entero escuchándote y te juro que no me alcanzarían las horas para saciarme de tus palabras, porque te amo Mauricio, te amo —la
GabrielaSi me preguntaran que para donde voy, diría que para el cielo porque es allí, donde verdaderamente me tiene mi Iron Man, caminando entre las nubes. Y esta vez no es producto de mi imaginación o simplemente un sueño ahora si tengo la plena certeza de que en realidad sí está pasando.— ¡Hey! Tierra llamando a Gabriela —escucho a gran voz a Carla, mientras rodea con su brazo izquierdo la altura de mi cuello.— ¡Ouch! Amiga me asustaste —le expreso luego de que casi me produce un infarto.—Si tengo un buen tiempo de estar llamándote y prácticamente pareces un zombi en bobada para el cielo ¿Qué tanto miras a? Acaso va a caer plata de allá riba o que. —me dice divertida haciéndome reír.—No. no va a caer plata, solo que… estaba pensando en Mauricio —le digo mirándola a los ojos.—Hay Mauricio. Mauricio últimamente te trae medio cucú ¡cuidado amiga que tanta pensadera vuelve loca a la gente —se expresa y le recuerdo algo que tenemos en común.—Para eso nuestros novios son psicólogos
MauricioMe encuentro en el cuarto piso de este centro médico, esperando los resultados de los exámenes, que me mande a realizar el viernes de la semana pasada.—Buenas tardes doctor Mauricio me imagino que viene por los resultados ¿cierto? —comenta Clarisa una de las enfermeras del área de laboratorio clínico.—Buenas tardes Clarisa sí. ¿Ya están listos? —le pregunto amablemente.—Pero claro mi doc., regáleme un momento mientras se lo busco —me dice y asiento. Solo se tarda unos cuantos minutos y está de vuelta conmigo.—Aquí están —se expresa cariñosamente.—Gracias —le digo mientras ella me regala una sonrisa un poco coqueta, que me hace desviarle la mirada. Tomo los resultados e inmediatamente camino hacia donde está el elevador, al llegar marco con mi dedo índice el número #3 y las puertas de este se abren, para en cuestión de segundos estar de vuelta en el piso donde me siento seguro, lejos de esas miradas que me hacen sentir incómodo. «Definitivamente algunas mujeres no saben
Gabriela Luego de la cita que acabo de tener con el doctor de la barrera me dirijo al consultorio donde muy seguramente me está esperando Mauricio, total esta es la hora de mis terapias y por cinco minutos que tenga de retraso sé que no pasara nada, ya que siempre soy su última paciente. Agarro la chapa e inmediatamente ingreso al consultorio dándome cuenta que no lo veo por ningún lado, no está en su escritorio, tampoco está en el sofá cama. ¿Dónde podrá estar? —me pregunto y giro mi cabeza hacia el pequeño cuarto donde estuve el primer día en que lo conocí. —Estará allí — susurro mientras doy unos cuantos pasos y suavemente abro la puerta de ese cuarto. Encontrándolo acostado en esa camilla., se ve tan atractivo, tan guapo, su cabello, sus ojos, sus labios y todo su cuerpo hacen que se paralice el tiempo y solo piense en lo maravilloso que será estar entre sus brazos.—Hola mi Iron Man —le hablo bajito y voy a sus labios para darle un tierno beso sin importar que la otra vez me reg
MauricioEsta organización de cena familiar preciso en esta temporada del año me hace recordar el día que me gradué como psicólogo y no porque solamente festejaba mi grado sino porque esa fue la última vez que vi al tío Demetrio ya que al día siguiente lo esperaba un avión que lo conduciría a España. 7 años han pasado desde ese entonces y aunque nos hemos comunicado por vía telefónica no es lo mismo que tenerlo en persona.— ¡Bienvenido Mauricio! ya estaba pensando que no ibas a venir como últimamente te la pasas tan ocupado —comenta Camila mientras cierra la puerta para que pasemos al comedor.—No seas tan exagerada —susurro— ¿y el tío Demetrio? —pregunto.—Está en su cuarto alistándose, en unos minutos baja. Ten paciencia hermanito deberías conseguirte una novia para que te quite ese acelere que traes — bromea.— ¡Y tú! tener un hijo para que por fin puedas poner en practica tus concejos —le respondo.—Mauricio hijo, que bueno que estés aquí —nos interrumpe mi madre para luego darme
Gabriela4 días despuésTener un novio como Mauricio es el sueño que toda mujer quiere, bueno, atento, maravilloso, súper guapo e inteligente. Se puede decir que esta sacado de un cuento de hadas. Su voz, su perfume y todo lo que él representa, hace que me enamore cada día más de él —besa tan rico— me hablo a mí misma mientras estoy acostada en mi deliciosa cama junto a una cantidad de ropa que me toca empacar, ya que a partir de mañana nuestra relación pasara a un segundo nivel.— ¡Gaby! ¡Gaby! —escucho que me llama mi tía pero estoy tan pérdida entre las nubes que mi mente hace caso omiso a su voz y cómo ve que no le preste atención, me pellizca para hacerme volver a tierra de un solo jalón.— ¡Hay Rosi! —exclamo sobándome el brazo porque de verdad que si me dolió.—Y la próxima te despierto con un jarrón de agua —me amenaza divertida.—Qué mala eres, pero no importa así te amo —le hago saber con una sonrisa en mi rostro.—Gracias por lo que me toca, en todo caso la culpa es tuya, t