MauricioEl sonido de la música los movimientos de su cuerpo y el aroma de su piel hacen que me siga perdiendo en este sentimiento que es imposible de negar. Estoy atrapado en los encantos de esta hermosa mujer que me tiene cautivo desde el primer día que la vi.—Es casi medianoche y todavía no has dado respuesta a la invitación que te hice ¿debo seguir esperando? —le pregunto mientras la tengo entre mis brazos.—Que impaciente se ha vuelto últimamente doctor Lescuyer acaso se le olvida que un psicólogo nunca puede presionar a su paciente —me contesta de una forma sarcástica sacándome una sonrisa.—Mi linda te estás confundiendo porque el doctor Lescuyer se quedó en el consultorio. Ahora estás hablando con Mauricio el hombre. —le hago saber y continuó bailando al son de su cuerpo.—Entonces estoy en un grave problema —dice y me deja confundido. — ¿problema? ¿Por qué? —le insisto.—Ella se acerca a mi oído —es que ese tal Mauricio no me gusta para nada, porque es como muy celopata engr
Gabriela Intentar levantarme a las diez de la mañana para cumplirle la cita a mi querido súper héroe se ha convertido en un reto para mí principalmente después de todo lo que vivimos en el evento el día de ayer. Fueron tantas emociones encontradas que todavía no puedo asimilar como mi vida ha cambiado desde que entré por primera vez a ese consultorio, he aprendido a ser más segura y poco a poco voy superando los miedos que me perseguían al recordar mi pasado. Todavía el camino es muy largo y tengo mucho que aprender, pero sé que saldré victoriosa de esta recuperación y la depresión solo será un recuerdo más en mi vida, mientras tanto procuro en arreglarme y estar bien bonita para cuando Mauricio pase por mí se sorprenda, gracias a dios cuento con el asesoramiento de mi amiga Carla que es mi cómplice y está muy orgullosa de la nueva Gabriela que está renaciendo.— ¡Estas divina! tenlo por seguro que tu querido doctor quedará boquiabierta cuando te vea— me dice a manera divertida mien
MauricioSu mirada está puesta en mis ojos y el nerviosismo que siento en sus manos la delata, y aunque sigo esperando la respuesta que tanto quiero. La verdad es que no quisiera incomodarla.—No tienes por qué sentirte presionada a contestar algo que no quieres, fácilmente podemos pasar un rato agradable como un par de amigos y listo —le hago saber con una sonrisa en mi rostro.— ¡Mauricio! Todavía no has entendido que yo no puedo ser tu amiga. No te has dado cuenta de que me estoy, muriendo por ti —confiesa y sus palabras me cambian la vida.—Repíteme lo que acabas de decir Gabriela. Pero repítemelo muchas veces para darme cuenta de que no estoy soñando, y que pronto despertaré y tú no estarás aquí —le insisto con ternura.—No. no es un sueño mi amor yo te amo y lo único que quiero es estar contigo —se expresa con tanto amor que me dan ganas de besarla pero me detengo porque no sé cómo vaya a reaccionar —me encantaría darte un beso ¿puedo?— me atrevo a preguntar.—Estas esperando mi
GabrielaA quien quieres engañar Gabriela Elizalde si sabes perfectamente que te estás muriendo por marcar tu inicial junto a la de Mauricio y más ahora porque conoces a profundidad el verdadero significado que tiene para la familia Lescuyer. También sabes que si aceptas su proposición sus almas se verán enlazadas por el resto de sus vidas pero. En realidad ¿es eso lo que quieres? —me pregunta mi subconsciente mientras estoy en pie mirando esos hermosos ojos grises que debilitan mis sentidos.— ¡Mauricio! Tú estás seguro de que quieres que esta paciente loca, perseguidora y atosigadora marque las iniciales en este árbol que es tan sagrado para ti. —le digo a manera divertida sacando la espinita de vez en cuando.—Pues es un poco arriesgado para mí lo sé, lo admito pero resulta y pasa que Mauricio Lescuyer no come de miedos y puede perfectamente aprender a lidiar con las locuras de esta hermosa pacientica —comenta y sé que sus palabras van en serio.—Entonces que estamos esperando vay
Mauricio Comentarle a Gabriela las anécdotas de mi infancia me ha parecido impresionante. Sobre todo porque en mis pasadas relaciones nunca tuve la facilidad de tener este tipo de conversaciones, siempre les parecía aburrido o fastidioso escuchar algo que pertenecía al pasado. Pero con Gaby ha sido diferente ella en vez de ponerse rabiosa o fastidiosa parecía interesarle cada una de las aventuras que escuchaba, mientras conducía el auto.—Señorita hemos llegado —le digo estacionando el auto a las afueras de su casa.—Tan rápido. Mm tendré que demandar al ingeniero que se le ocurrió construir estas carreteras tan cortas —comenta y prácticamente quedo maravillado al ver como se queja por tener que despedirse.—Yo pensé que estabas cansada de mí —le susurro y toma mi rostro con sus manos para mirarme fijamente.—De ti nunca podría cansarme. Podría pasar el día entero escuchándote y te juro que no me alcanzarían las horas para saciarme de tus palabras, porque te amo Mauricio, te amo —la
GabrielaSi me preguntaran que para donde voy, diría que para el cielo porque es allí, donde verdaderamente me tiene mi Iron Man, caminando entre las nubes. Y esta vez no es producto de mi imaginación o simplemente un sueño ahora si tengo la plena certeza de que en realidad sí está pasando.— ¡Hey! Tierra llamando a Gabriela —escucho a gran voz a Carla, mientras rodea con su brazo izquierdo la altura de mi cuello.— ¡Ouch! Amiga me asustaste —le expreso luego de que casi me produce un infarto.—Si tengo un buen tiempo de estar llamándote y prácticamente pareces un zombi en bobada para el cielo ¿Qué tanto miras a? Acaso va a caer plata de allá riba o que. —me dice divertida haciéndome reír.—No. no va a caer plata, solo que… estaba pensando en Mauricio —le digo mirándola a los ojos.—Hay Mauricio. Mauricio últimamente te trae medio cucú ¡cuidado amiga que tanta pensadera vuelve loca a la gente —se expresa y le recuerdo algo que tenemos en común.—Para eso nuestros novios son psicólogos
MauricioMe encuentro en el cuarto piso de este centro médico, esperando los resultados de los exámenes, que me mande a realizar el viernes de la semana pasada.—Buenas tardes doctor Mauricio me imagino que viene por los resultados ¿cierto? —comenta Clarisa una de las enfermeras del área de laboratorio clínico.—Buenas tardes Clarisa sí. ¿Ya están listos? —le pregunto amablemente.—Pero claro mi doc., regáleme un momento mientras se lo busco —me dice y asiento. Solo se tarda unos cuantos minutos y está de vuelta conmigo.—Aquí están —se expresa cariñosamente.—Gracias —le digo mientras ella me regala una sonrisa un poco coqueta, que me hace desviarle la mirada. Tomo los resultados e inmediatamente camino hacia donde está el elevador, al llegar marco con mi dedo índice el número #3 y las puertas de este se abren, para en cuestión de segundos estar de vuelta en el piso donde me siento seguro, lejos de esas miradas que me hacen sentir incómodo. «Definitivamente algunas mujeres no saben
Gabriela Luego de la cita que acabo de tener con el doctor de la barrera me dirijo al consultorio donde muy seguramente me está esperando Mauricio, total esta es la hora de mis terapias y por cinco minutos que tenga de retraso sé que no pasara nada, ya que siempre soy su última paciente. Agarro la chapa e inmediatamente ingreso al consultorio dándome cuenta que no lo veo por ningún lado, no está en su escritorio, tampoco está en el sofá cama. ¿Dónde podrá estar? —me pregunto y giro mi cabeza hacia el pequeño cuarto donde estuve el primer día en que lo conocí. —Estará allí — susurro mientras doy unos cuantos pasos y suavemente abro la puerta de ese cuarto. Encontrándolo acostado en esa camilla., se ve tan atractivo, tan guapo, su cabello, sus ojos, sus labios y todo su cuerpo hacen que se paralice el tiempo y solo piense en lo maravilloso que será estar entre sus brazos.—Hola mi Iron Man —le hablo bajito y voy a sus labios para darle un tierno beso sin importar que la otra vez me reg