Capítulo 8
"Espera, ¿estás diciendo que esa perra puso candados en todos los armarios?" Preguntó desconcertado.

"Te estás perdiendo el punto. El Alfa Jackson lo vio y me ordenó que vuelva a casa con ellos, no me va a dejar quedarme. En este momento debería estar en mi habitación empacando, pero escapé por la ventana para despedirme." Dije, acercándome a él y tomando sus manos entre las mías.

"Realmente te vas." Soltó mis manos, para rodear mi cintura con sus brazos.

"Sí, Jackson vendrá por mí. Parecía muy decidido a que me fuese con ellos y no es del tipo que bromea. Es bastante intimidante." Dije.

"Lo sé, he oído historias sobre él. Lamento que tengas que irte con él, ¿no hay algo que puedas hacer?" Preguntó, tratando de pensar en una solución, aunque ambos sabíamos que era en vano.

"No, él está aquí y seguramente ya está rastreando mi olor; no puedo quedarme mucho más tiempo, no quiero que te veas involucrado en esto." Dije.

"Me olerá en ti." Dijo intentando retroceder, pero lo atraje hacia mí, porque realmente no me importaba.

"Tengo tu olor en mí desde el entrenamiento anterior."

"Buen punto." Dijo.

"Te voy a extrañar mucho, Ethan." Lo dije con sentimiento y él me abrazó con fuerza.

"Yo también te extrañaré, más de lo que puedas imaginar, pero solo estarás a tres horas de distancia, no es tan lejos." Me consoló.

"Supongo que no, pero dudo que después de esto, el Alfa Jackson me permita salir de su territorio otra vez." Dije con una risa amarga.

"No te preocupes, iré a verte y no tiene por qué enterarse de nosotros. Inventaré alguna excusa." Prometió Ethan.

"¿Vas a mentirle al Alfa Jackson por mí?" Le pregunté.

"Absolutamente, si eso significa poder verte de nuevo, sin duda lo haré." Afirmó, así que me incliné para besarlo.

Ninguno de los dos quería soltarse, no queríamos despedirnos, pero era inevitable. Una vez más, sabía que tenía que ser yo quien se alejara. De lo contrario, nunca él lo haría.

"Tengo que irme antes de que me encuentren aquí." Dije.

"Está bien. Nos veremos pronto."

"Eso espero." Me giré rápidamente y salí de la casa, luchando por mantener el control sobre mis emociones. Caminé por la carretera durante un par de minutos cuando vi a Alfa Jackson acercándose a mí.

"Vaya, realmente eres un buen rastreador." Dije mientras me unía a él caminando de vuelta a la casa de mi padre.

Cuando llegamos, entré a mi habitación y Jackson se paró en la puerta, observando mientras empacaba toda mi ropa y pertenencias en dos maletas. Me molestaba tenerlo vigilando cada uno de mis movimientos, pero no me sorprendió; simplemente me fui sin decirle a nadie. Lo que sí me sorprendió fue que no me matara en el momento en que me encontró.

Lo vi mirando alrededor de mi habitación y notó el minibar donde guardaba bebidas y otras cosas, también vio la pequeña cocina que monté en una mesa en un extremo de la habitación, con mi cama estaba en el centro. Su expresión facial permaneció inmutable.

Cuando terminé de empacar, Isaac cargó las maletas en el maletero de su coche, pero Jackson me agarró del brazo y me atrajo hacia él. "Va a volver al territorio conmigo. La llevaré a tu casa cuando lleguemos." Le dijo a mi madre, quien instantáneamente me miró preocupada, quería decir algo, pero finalmente se reprimió.

"Está bien, mamá. Te veré en casa." Dije para tranquilizarla.

Jackson me guio hacia su coche y abrió la puerta del pasajero para mí. Entré mientras él se sentaba en el asiento del conductor. Tres guerreros se subieron a otro coche con Lucas y los otros guerreros que había traído se transformaron en lobo y comenzaron a correr de vuelta al territorio. Dirigí ni vista hacia el coche donde estaba Lucas y noté que me observaba fijamente, parecía realmente arrepentido.

Sabía que esta no era una buena situación. En cuanto me quedé sola en el coche con el Alfa, supe que estaba en problemas; este sería el momento en que recibiría su castigo. Mi corazón comenzó a acelerarse, pero lo vi echándome un vistazo de reojo. Recordé todas las técnicas que Ethan me había enseñado para controlar mi respiración y calmar mi ritmo cardíaco, me esforcé por no dejarle saber cuan aterrada me sentía. No estaba segura de cuánto le había molestado mi huida, pero tuve la sensación de que estaba a punto de averiguarlo.
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