"¿Qué? No puedes hacer eso." Se quejó Missy.

"¿Estás bromeando? Soy el maldito Alfa y puedo hacer lo que me dé la gana. Ahora, lárgate de mi oficina, no quiero volver a verte." Ordené usando mi voz de Alfa.

Ella bajó la cabeza en señal de sumisión y salió rápidamente de la oficina.

Me quedé estupefacto y me limpié los labios porque la idea de que me besó me erizó la piel. Nunca la había soportado, pero ahora en realidad la odiaba por haber hecho eso, ¿qué demonios estaba pensando? ¿Qué pensaba que iba a lograr? Ella misma lo dijo, había visto cómo miraba a Taylor. Entonces, ¿por qué demonios iba a querer algo con ella?

Volví a sentarme en mi escritorio, tratando de concentrarme en el trabajo, pero fue inútil. Al final, dejé mi oficina, salí de la escuela y me dirigí al gimnasio en el centro de la ciudad.

Pasé un par de horas allí, entrenando y perdiendo la noción del tiempo. Cuando finalmente miré mi reloj, me di cuenta de que las clases habían terminado y que Taylor estaría en la