–¡Llamen a una ambulancia!–grito un hombre de estatura media.

No sé que hacer, mis manos tiemblan como gelatina y mi voz está atascada en un nudo, miro el teléfono y efectivamente está el vídeo, lo pauso y de inmediato lo reproduzco.

Veo a detalle vivo nuevamente lo ocurrido con el asesinato, pero lamentablemente no se vio nada ya que tenía el celular boca abajo no me dio tiempo de grabar, todo paso en cuestiones de segundos, lo único que se ve es el techo de la tienda, aunque solo se escuchan los disparos no es una pieza clave para atrapar con esos delincuentes.

La ambulancia llega y para la fresa del postre la chica aún sigue con vida, esto es un milagro...

Ella es llevada al hospital local de Estambul, por mi parte me he quedado en la tienda, la sangre se pone espesa y de inmediato es limpiada por los vendedores, no se porque pero me da la impresión de que hay algo que no me cuadra, y las miles de preguntas las cuales atormentan mis sentidos no faltaron, ¿será que llamo a su padre?