Demian Stuart -Mi pequeña niña que pálida esta, ¡Cuando estemos en casa voy a prepararle un caldito de pollito!, muy sustancioso como lo hacen en mi tierra –Argumenta su Nana con mucho cariño. -Sí, Nana Estelita…Nuestra niña necesita alimentarse mejor, últimamente no ha estado comiendo bien –Eso atrae mi atencion, no esperaba que Catalina se estuviera descuidando con su nutrición. Pronto eso cambiaria personalmente me encargaría de eso cuando este en nuestra casa. Pero mientras tanto la mantendría vigilada, ¡hay de ella que continúe matándose de hambre! -¿Cómo conoces a mi hija? –De un momento para otro me interroga el señor Abrego. Sacándome de mis reflexiones; tenía una mirada interrogante que al mismo tiempo, pretendía analizarme como tantos hombres de negocios que he conocido. Estoy a punto de responder su pregunta cuando una inconsciente Catalina despierta aturdida mirando en todas direcciones. -Cariño gracias al cielo finalmente despiertas… ¿Cómo te sientes? Pero mi mujer
Catalina Abrego Residencia Abrego. -¡Iré contigo donde sea que estés! –Esas fueron sus últimas palabras, después de mi alta del hospital. Sin más remedio acepte que me acompañara a casa junto con mis padres. ¡Ya resignada porque mi esposito es del tipo dominante!, no quería entrar en una discusión con el frente a mis padres. Ellos se mantuvieron expectantes sobre todo mi padre que dirigía miradas extrañas en dirección a Demian, no se eran hostiles pero tan poco amables. En cuanto a mi madre y Nana parecían estar encantadas con las atenciones de mi actual marido. ¡Como que mi maridito tenía un don con las damas! Incluso las mucamas de la residencia mostraban cierto interés por el hombre, una punzada molesta surgió en mi estómago, fue mi respuesta nada propia de mi parte a tanta miradita hambrienta… ¿Qué acaso se trataba de una deliciosa tortilla envolviendo un delicioso acompañante con salsa? -Bueno, todos a su trabajo me encargare desde aquí –Mi Nana puso un alto a tanta mira
Catalina Abrego. -¡¡Catalina Sofía Abrego!! ¿Cómo que te casaste niña tonta? -¡Oh!, no puede ser….ya lo sabe. Me aferro a mis sabanas cubriéndome de pies a cabeza, tratando de fingir que todavía duermo cuando escucho los gritos de mi hermanito. Que vienen del otro lado de mi puerta. ¡Estoy en problemas!, si unos muy serios porque mi hermano no va dejar pasar esto. ¿Por qué mis padres no me dieron un respiro?, ¡Hay! -¡Me escuchas señorita irresponsable! ¡Por favor!, que piense que estoy dormida. Permanezco calladita bajo las mantas no quiero enfrentarlo en este momento. …¡Sí!, sé que soy una cobarde pero entre todas las personas de mi núcleo familiar es a quien le tengo más miedo. Y bueno también me asusta perder la buena voluntad de mi hermanito mayor. Durante toda mi vida siempre ha sido muy protector conmigo, según mamá, cuando nací y me vio por primera vez en los brazos de mi padre, mi hermano que en ese entonces tenía seis años, prometió cuidar y proteger de su pequeña h
Demian Stuart Residencia Stuart -¡Quiero a mi mamá!, abuela… abuela trae a mi mami, ¿Por qué ella no está aquí? ¿Por qué se fue?, prometió no dejarme solito –dice, entre lágrimas mi pequeño hijo gritando a todo pulmón. Su rostro muestra un infinito dolor porque se siente abandonado por su madre. ¡Oh más bien por quien piensa que es su madre! -Denn, cielo por favor contrólate tu mamita no puede venir porque está muy lejos…Ya te hable sobre que es un angelito… -Pero mi hijo no la deja terminar comienza a mecerse de un lado para otro, mientras agarra con sus manitas su cabeza repitiendo una y otra vez “quiero a mi mamá”, “quiero a mi mamá” ¡Esto no puede continuar así mi hijo necesita a Catalina! Me siento impotente cuando Denn sufre sus crisis. Sin embargo desde su reciente incidente de salud que sufrió mi Catalina, he tenido que permitirle un poco de tiempo a solas. Aunque deseo estar con ella cada día ¿Quiero que tome la iniciativa?, por si misma. -Hijo ven por favor quiero ha
Catalina Abrego -¡Hay mi querida Caty!, ni me creo que va a pasar… contigo. En serio tus padres se quedaron en la antigüedad. -Pues menos yo… Después de su pequeña reunión, me quedo claro que si pretendía continuar con mi divorcio no resultaría ya fuera porque Demian se opusiera o mis amados padres intervinieran con sus ideas antiguas moralistas. ¡Simplemente no pasaría!, como se vea la cosa estoy atrapada. Aunque la verdad eso era propio de nuestra identidad. Lo que nos hacia las personas que éramos, si me decidía llevarles solo en esta ocasión la contraria a mis padres dejaría de ser una buena hija. En especial ahora que mi adorable tormento prácticamente tiene la bendición de mi madre. Y como mi padre al final termina complaciendo a su amada esposa, nada bueno pinta para mí en esta situación. ¡Más que dejarme llevar! -No, me lo creo en serio por segunda ocasión tendremos que buscar un vestido de novia, ¿Con cuánto tiempo contamos? –Es toda sonrisita mi amiga realmente está
Demian Stuart Horas después residencia Abrego. Mi llegada a su casa fue diferente de lo esperado. ¿Quién deseaba ver al solo llegar no estaba por ningún lado?, mi mirada se dirigió en todas direcciones buscándola pero ni rastro de ella, todo mi recibimiento estuvo a cargo de la señora Abrego acompañada por unas mucamas. ¡Una punzada de decepción se alojó en mi estómago!, esto tendría consecuencias Catalina. ¡No tenía derecho ignorarme de esta manera! ¡Soy su marido! Me debe como mínimo el saludo. ¡Esto se lo haría pagar! Con mis puños cerrados con fuerza solo trato de mantener controlado mi genio. -Demian, ¡Qué bueno llegas temprano! -¿Cómo si notara mi mal humor -¡Oh!..., mi hija todavía debe estar arreglándose. Debes disculparla. -No, se preocupe señora Abrego entiendo –Pero la verdad estoy más allá de mi temperamento que me está empujando subir por ella. Y arrastrarla junto a mí. -Por favor hijo dime Camila… pronto seremos familia, no puedes seguir tratándome tan formal –Su
Catalina Abrego -Solo reacciono a tu intensidad Demian, es normal estar un poco incomoda… cuando mis padres están a unos pasos –Con la punta de su nariz roza mi mejilla, sin importarle lo más mínimo que llamemos la atencion de los demás por entretenernos –Por favor, necesito que seas un poco controlado con tus impulsos. -Catalina, no te pongas difícil conmigo – susurro muy cerca de mi oído, provocándome un escalofrió que ascendió por toda mi columna vertebral –Eres mi esposa puedo hacer contigo lo que quiera pequeña. ¡Dice con un tono posesivo en su voz! Trago saliva este hombre realmente es algo…. Ni siquiera le importa dónde estamos en este momento, en medio del recibidor a la vista de cualquiera. ¡Sus descaradas muestras de afecto me ponen nerviosa! Sus brazos me tienen prisionera manteniéndome tan cerca de su tonificado cuerpo. Puedo sentir su alimento mentolado sobre mi piel. ¿Me pregunto cuanto se ejercita para estar en tan buena forma?, ¡Por Dios Catalina que estás pe
Catalina Abrego ¡No creo en el divorcio! Sus últimas palabras antes de marcharse quedaron grabadas en mi cabeza. -Demian yo… -Mejor no sigas Catalina, eres mi esposa eso no cambiara. Por más que te niegues a aceptarlo. Dentro de tres meses se celebrara nuestra boda religiosa, a petición de tu padre con lo que estoy de acuerdo. ¡Yo, no tenía voz ni voto aquí! Mi padre junto con mi pequeño tormento; alias “maridito” se fue después de la cena con mi progenitor para hablar en su despacho a puertas cerradas para acordaron todo sobre nuestro matrimonio sin mi consentimiento, ni siguiera fui invitada en su reunión para decidir sobre mi porvenir ¿Cuándo es de mi vida que tomaron decisiones?, solo ellos dos. -De acuerdo ¡Qué más puedo decir cuando ustedes ya decidieron por mí! –Digo, con un toque de amargura en mi voz que no paso desapercibida. -Estas molesta con eso Catalina –toma mi cintura con su gran mano, para de un solo jalón arrastrarme contra su cuerpo firme –Mi pequeña niña ta