Demian Stuart -¿Qué estás diciendo Henry? ¿Cómo que esa mujer fue trasladada a un hospital psiquiátrico? –Uno de mis temores se estaba haciendo realidad. ¿Cómo esa molesta mujer había conseguido librarse de la cárcel? -Demian, no contaba que el senador Ferris es padrino de Helen, desconocía esa información. Por eso los padres de esa mujer pudieron mover los hilos a su favor –Murmura Henry con frustración. -En hospital no recibirá su castigo, Henry todo lo contrario ese lugar será como una casa de verano para esa mujer enferma ¿Qué si vuelve a atentar contra mi familia? -Hermano por el momento te sugiero que acuerdes con Jonathan un tipo de protección federal o algo por el estilo amigo. Mientras trato de resolver esta situación. -Ferris ese senador tiene algo que se pueda utilizar contra el para obligarlo a declinar su ayuda a la familia Miller –Pregunto decidido hacer cualquier cosa por liberarnos de esa tipa molesta. -Amigo ni soñando ese hombre no es corrupto. Sin embargo, pue
Catalina Abrego de Stuart -Nana Gloria estos postrecitos están deliciosos. Ven Eliza prueba algunos por favor te van a encantar –Pido, a esa chica extraña pero que me agrada, probar las deliciosas pastas. -Gracias, señora Stuart… ¡Quiero decir Catalina! Muchas gracias –Como que tendremos un largo camino con ella. Ya habían pasado tres semanas que Eliza vivía con nosotros en casa. Aunque me llamaba por mi nombre más veces que por mi apellido. Íbamos prosperando poco a poco. Se nota que para esta chica la disciplina esta primero como su deber. Aún era difícil para ella esa simple petición. Debía, tener paciencia con ella. ¡Mucha! Me encantaría que se soltara un poquito, porque para ser una chica joven creo, que se toma las cosas demasiado en serio. No, soy tan vieja todavía. Estoy en mis veintes, similar a la edad de ella, sin embargo. Cuando trato con Eliza siento que hablo con una mujer mayor de cincuenta. Ella, es una chica con un carácter serio y como dice mi nana Estelita de
Catalina Abrego de Stuart Demian salió temprano de casa. A pesar que trato de no despertarme, eso resultó difícil. Mi cuerpo estaba en sincronía con cada uno de sus movimientos. Por eso mismo note su ausencia a mi lado. Sé que algo muy grave tiene a mi esposo más tenso de lo normal que en otras ocasiones. Pero es todo una ostra, no quiere compartir conmigo sus preocupaciones. Cómo, puede ignórame y también a los niños. Si, se trata de algo tan complicado, hasta para robarle horas de sueño es algo que amerita la atencion de toda la familia. Como esposos debemos compartir nuestras preocupaciones como alegrías. Sin embargo Demian se niega hablar sobre que está preocupándolo conmigo. Me gustaría que por una sola vez me tomara en cuenta considerándome su igual ¡Pero el señor me aísla cómo siempre! Demian… Demian. Te amo pero por ratos dan ganas de darte coscorrones. Me renuevo inquieta en nuestra cama ya no puedo seguir durmiendo con los pensamientos que se acumulan en mi mente. Obser
Catalina Abrego de Stuart -Feliz cumpleaños mi querido Denn, feliz cumpleaños a ti -Todos en el jardín donde se estaba llevando acabó la fiesta de mi hijo, entonábamos el feliz cumpleaños. Mientras mi pequeño hijo soplaba sus seis velitas. A su lado nos entrabamos Demian y yo esperando que Denn, consiga hacerlo pero le estaba costando trabajo, porque el gracioso de su padre había tenido la genial idea de poner al pastel velas con truco. Por lo que resultaba difícil apagar las velitas eso hacía reír a los presentes. Pero su gozo aumento aún más cuando Mariana la hija de Alicia, decidió que era suficiente. Tomando una cuchara para apagar ella misma las velas. Sorprendiendo a todos que después de un momento estallaron en carcajadas -¡Por el cielo Mariana eso no se hace! Disculpa Denn, Catalina y Demian. Mi hija es un poco traviesa -Dice una Alicia sonrojada por la pena -Oh está bien solo son cosas de niños, además ayudaste a Denn con su tarea Mariana gracias -Menciono con una sonri
Catalina Abrego de Stuart -Estamos muy agradecidos que nos recibieran en su casa Catalina -Menciona Gideon mientras sostiene entre sus brazos a su hija. Una pequeña bebé de seis meses de edad. -Estoy en cantada que se queden con nosotros tenemos suficiente espacio en esta casa. Ya que mi marido compro esta enorme residencia pensando que la llenaríamos con muchos niños -Digo, juguetona inclinándome contra el pecho de Demian. Quien noto tenso con mis palabras, solo espero que mi comentario no signifique otro motivo de discusión con mi marido. Soy consciente de su sentir en relación a un nuevo embarazo. Simplemente rechaza la idea por un temor absurdo. No está escrito en piedra que volverían a pasar los mismos problemas que tuve durante el parto, cuando nació nuestra pequeña Catalina. Sin embargo con Demian, ni puedo tocar el tema sin terminar discutiendo. Se niega rotundamente que tenga un nuevo embarazo. -Sería muy lindo que se animarán, luego de un tiempo tener un nuevo bebé -
Demian Stuart -Catalina, espera por favor mi amor. No, podemos primero quiero que tú estés en control de natalidad –Hasta este momento nunca me había contenido en poseer a mi mujer. Pero en esta ocasión era necesario. No quiero que quede embarazada nuevamente, temo que si sucede pueda complicarse y eso me lleve a perderla. -Demian, ¡Qué manera la tuya para matar nuestra pasión! Desde cuando eso te ha importado –Dice, Catalina conteniendo un suave gemido. -Desde ahora mi amor… Aunque te deseo con todo mi corazón. No, voy a tocarte hasta… -Hasta ¿Qué? Demian Stuart, me tendrás esperando por ti… solo por tus absurdos miedos –Sé que con mi sentir se iba a molestarla. Noto como su lindo rosto se torna disgustado, pero no cambiare de opinión. Ella, me importa demasiado para ponerla en riesgo por una calentura. -Por favor mi amor entiende mis temores tú significas mi vida. Si, te sucede algo por mi falta de cordura jamás me lo perdonaría. -De acuerdo, marido no vas a tocarme. Entonce
Catalina Abrego de Stuart -Hablaremos ahora sobre esa mujer Demian. ¿Quiero que me explique? ¡Odio que siempre me guardes cosas! Somos marido y mujer debemos compartir tanto lo bueno como malo. Así que comienza. Elevo mi ceja derecha de manera sugestiva instando a hablar ¡Porque esta vez no se me salva! Estoy cansada que por querer protegerme todo el tiempo me guarde secretos. Pero mi esposo en lugar de responder me corresponde con otra pregunta. -Catalina, ¿Cómo te enteraste? Nadie, debía hablar sobre eso contigo. Pero conociéndote amor, estoy seguro que usaste manipulación para obtener esa información. Mmm este hombre… ¡Ahora resulta que soy manipuladora. -Entonces Catalina. Si, sabes parte de lo que está pasando ¿Por qué no hablas directamente mi amor? –Dice, mi maridito. Arrinconándome contra el escritorio. Un momento aquí quien estaba intimidando al otro era Yo. -Y bien mi amor vas a obligarme hablar entonces comienza –Demian, coloca sus fuertes manos sobre mis caderas pr
Catalina Abrego de Stuart Me levanto de mi escritorio para correr a la puerta a toda la velocidad que me permiten mis tacones con mi teléfono en marcación rápida para llamar a Nana Gloria para saber cómo están mis hijos. Siento mi corazón a punto de salir de mi pecho. -Vamos Nana contesta ¡Dios por qué le toma demasiado tiempo responder -Digo con frustración sin detener mi paso. -Doctora Stuart, está todo bien. Puedo ayudarle –Me pregunta alarmada mi asistente Maricela. -Por favor llama a mi casa insiste hasta que te respondan y me transfieres la llamada por favor a mi teléfono voy en camino. Por favor Maricela. -Como usted diga doctora en este momento me pongo en contacto con alguien de su casa -Dice, la chica claramente alarmada con mi petición. -Por favor Maricela no dejes de insistir llamaré a mi esposo. Ah por favor averigua quién envío esa correspondencia. Gracias -No, escucho lo último que dice porque ya he salido de la clínica. Fuera me esperan los guardaespaldas que sie