Catalina Abrego de Stuart -Caty estas cortinas están hermosas para la habitación de Denn, nuestro pequeño se sentirá muy feliz ¡No lo crees hija! –Dice, con ilusión mi madre. -Si, muy bonitas mamá llevemos esas para mi niño. Ahora necesitamos unas cortinas para mi niña. También, necito ropa de cama, almohadas entre otras cositas elijamos las más lindas para mis hijos. Tanto mamá como mi abuela y doña Marta asienten al mismo tiempo, poniéndose manos a la obra con su tarea de equipar nuestro nuevo hogar. Demian, nos compró una residencia nueva tan hermosa como nuestro anterior hogar con la única diferencia que ya no estaba a las afueras de la ciudad. Ahora estábamos más cerca de mis suegros por seguridad. Mi suegro Darío había ayudado a mi esposo en la búsqueda. Mi esposo arreglo todo para que la renovación fuera en tiempo record ¡Cuando mi maridito se proponía algo era imparable! Nadie, podía decirle no. Eso, me contaba a mí ¿Por qué en un momento queso ser mi esposo a toda costa
Catalina Abrego de Stuart -Mi amorcito por favor deja de meterte en problemas, esa venita tuya de llevarme la contraria debe parar pequeña. Ahora, tienes que pensar en nuestros hijos, antes de hacer cualquier cosa que pueda causarte algún tipo de estrés. Demian, sigue sin estar de acuerdo con el hecho que trate al niño de Alicia. Está decidido a prohibirme mi consulta con Marcelo. Pero, simplemente eso no pasara. Ante todo soy una profesional que no puede mezclar su vida personal con mi labor como psicóloga. -Bebé, debes parar ¡No! Me gusta que quieras imponerme tus reglas incluso en mi trabajo. Demian, soy psicóloga infantil. Esa es mi profesión para eso estudie en la universidad, con el objetivo de ayudar a mis pequeños pacientes amor no puedes bloquear mi vocación. Y si tú amigo tiene un problema conmigo puede venir a mi clínica para conversar. Con esas últimas palabras me retiro a nuestra habitación, ignorando completamente lo siguiente que iba a decir. Mi marido está demasi
Catalina Abrego de Stuart Los meses han pasado a una velocidad increíble. En un pestañeo me faltaban unas pocas semanas para cumplir los nueve tan esperados meses. Tiempo en que finalmente conoceremos a nuestro pequeño retoño. Demian, estaba loco por que naciera nuestra hija. Mi esposo se pasaba en una tensión constante con la espera, parecía que en lugar de ser yo quien está embarazada se tratara de mi marido. Incluso, en mi etapa de antojos mi pobre amor sufrió por la ansiedad de buscar lo que satisfaciera sus deseos. Parecía todo el tiempo de antojos tenía un apetito voraz. Terminaría engordando si no se cuidaba con su ingesta de alimentos. Pero eso sería difícil de ver ya que mi esposo entrena todos los días su cuerpo. Me encanta verlo cuando está en el gimnasio golpeando el saco medicinal con potentes puñetazos que intercala con patadas. Es hermosa la visión que me regala de su cuerpo. Observo su entrenamiento mientras me refugio en un sofá cómodo con un tarro de chocolate
Catalina Abrego de Stuart -Catalina, me escuchas ¿Qué te sucede se trata de tú bebé? Necesitas ayuda –Porque no puede desaparecer este hombre de mi vida de una buena vez. ¿Por qué siempre me encuentro en los lugares menos esperados? Acaso me está siguiendo. -No, me molestes sigue con tú camino. Lo que me pasa, no es de tú incumbencia puedes dejarme tranquila de una buena vez… ¡Ayyyyy… Ay! Digo retorciéndome del dolor que me obliga a inclinar mi cuerpo hacia adelante para contener un poco el malestar horrible que se está apoderando de todo mi cuerpo. Trato de respirar con lentitud pero una nueva ola de dolor me golpea, esta vez más intensa acompañada por líquido corriendo entre mis piernas. Mi bebé estaba por nacer ¡Dios es demasiado pronto faltan unas semanas todavía! -Tú, no, estas bien Catalina necesitas ayuda ¿Dónde está tú marido? –Yo niego con mi cabeza apretando mis dientes tras el impuso de gritar por el intenso dolor. Es tan doloroso que dudo que esto se trata de algo n
Catalina Abrego de Stuart -Me escucha señora Catalina, soy la doctora Moss. Recuerda que sucedió antes de perder el conocimiento. ¿Dónde me encuentro? Escucho la voz de una mujer que se identifica como un médico. Solo recuerdo estar en el restaurante cuando iniciaron los dolores y mi fuente se rompió. Luego me desmaye… ¡Dios estoy en el hospital! Pero quien me trajo. Mi bebé llevo rápidamente mis manos sobre mi vientre abultado para comprobar si mi niña continúa en mi interior con preocupación. -Mi hija… ¿Cómo está mi bebé? Por favor ayúdeme… -Señora tranquila todo está bien con su hija. Ahora está en proceso de nacer la fuente se rompió, pero aún no hay suficiente dilatación para que nazca su bebé. Por todas las evaluaciones que realice está estable sus signos vitales son fuertes. En cuanto a usted todo está bien, su desmayo fue resultado del dolor no encontramos ningún signo en usted que indicara preclamsia. Ya se descartó. Porque su esposo nos informó cómo se presentaron los
Demian Stuart -Señor Stuart, he confirmado que su esposa, esta en este momento en el quirófano. Están realizando una cesaría ¿Por qué según todo la información que me brindaron, ella inicio labor de parto? Sin embargo no prospero su dilatación. Por eso tuvieron que someterla a una cesaría de emergencia –Me informa Alejandro. Después de hablar con uno de los médicos a cargo de mí esposa. Asiento sin saber cómo tomar esta noticia, mi mujer tuvo que tomar una decisión sola ¡Porque su marido no estaba presente cuando más lo necesitaba! -Hermano, conozco esa cara, estas culpándote. Detente nadie puede asegurar nada, cuando se trata de un embarazo. Ya te explico su médico que esto podía pasar en especial, porque Caty es primeriza –Me recuerda Dixon. Sé que en su momento su doctora comento algo así. Que existía cualquiera de dos posibilidades. Que mi hija se adelantara o retrasara. Paso, exactamente su primera suposición. Mi hija no quiso esperar más tiempo para abrirse paso a este mu
Catalina Abrego de Stuart Escucho como mi esposo conversa con nuestra hija. Demian, es tan tierno cada una de sus palabras están llenas de amor por ella. -Te amo hija, gracias por llegar a nuestras vidas ¡Juro que siempre voy a protegerte! Como a tú madre y hermano. Mi pequeñito amor. También, se dirige a mí con un sentimiento que podría romper el corazón de cualquiera. Mi maridito realmente paso una situación difícil con nosotras ¡Mi pobre Demian! Siempre siendo fuerte por ambos. Mostrándose como un chico fuerte, quien se enfrenta contra cualquier problema sin detenerse con tal de protegernos. Mi corazoncito de pollito… ¡Cuánto amo a ese hombre! Trato de articular una palabra, pero tengo seca mi garganta, eso es resultado de la anestesia que utilizaron en mi para facilitar el nacimiento de nuestro pequeño retoño. -Demian… -Mi amor… Finalmente, has despertado ¡Dios gracias! Estas bien ¿Cómo te sientes, tienes dolor? Llamare a la enfermera ahora –Dice, mi marido completamente ac
Demian Stuart -¿Qué estás diciendo Henry? ¿Cómo que esa mujer fue trasladada a un hospital psiquiátrico? –Uno de mis temores se estaba haciendo realidad. ¿Cómo esa molesta mujer había conseguido librarse de la cárcel? -Demian, no contaba que el senador Ferris es padrino de Helen, desconocía esa información. Por eso los padres de esa mujer pudieron mover los hilos a su favor –Murmura Henry con frustración. -En hospital no recibirá su castigo, Henry todo lo contrario ese lugar será como una casa de verano para esa mujer enferma ¿Qué si vuelve a atentar contra mi familia? -Hermano por el momento te sugiero que acuerdes con Jonathan un tipo de protección federal o algo por el estilo amigo. Mientras trato de resolver esta situación. -Ferris ese senador tiene algo que se pueda utilizar contra el para obligarlo a declinar su ayuda a la familia Miller –Pregunto decidido hacer cualquier cosa por liberarnos de esa tipa molesta. -Amigo ni soñando ese hombre no es corrupto. Sin embargo, pue