Catalina Abrego -¿Cómo dice señor Anderson? –Esto debe ser una pesadilla, no es cierto; aún sigo dormida en mi camita, lo que estoy escuchando definitivamente no es real. -Señorita Abrego…. Su esposo se niega como repito a consentir la anulación. -¿Entonces vamos por solicitar el divorcio en los juzgados?, ¡cierto! –Noto por su semblante que se pone en tensión con mi sugerencia, que está considerando lo siguiente que me va a decir…. ¡Como que no me va a gustar para nada! -Lamento informarle que su esposo, no está dispuesto permitir ninguna anulación o divorcio con usted. Además agrego que si insiste por ese camino no dejara que pase, por lo que amenazó con tomar medidas para impedirlo. -¿Medidas señor Anderson?, ¿Cuáles medidas?... hasta donde se soy libre de tomar mis decisiones, si no quiero permanecer siendo su esposa, ¿Por qué quiere retenerme? -Me temo señorita que tiene pruebas a su favor para impedir nuestro propósito. Debo agregar que estableció una fecha límite para que
Catalina Abrego -Doctora Abrego, sea usted y su personal bienvenidos. Se nos informó de todas sus solicitudes para la consulta, así que cumpliendo con su petición, esperamos esté en orden todo a su satisfacción. Nos recibe un señor entrado en años, que me dirige una mirada intensa, para luego desaparecer en cuestión de segundos, para ser remplazada con una cálida y amable sonrisa. ¿Sera que me imagine esa mirada?, ¡Oh, solo estoy un poco tensa!... y no entiendo la razón. Sin darle mucha importancia a nuestra primera interacción, me concentro en todos los pasos a seguir. Asumiendo que es el mayordomo, nos dejamos llevar por su cortesía, quien nos guía donde se encuentra actualmente mi pequeño paciente para estudiarlo sin ninguna interferir en su medio. -Gracias, es muy considerado de su parte… disculpe ¿Cuál es su nombre? -Oh, mil disculpas doctora por no presentarme, soy Ricardo mayordomo de la familia Stuart –Correspondo su amabilidad con una dulce sonrisa. -Sí, me siguen por
Demian Stuart A una distancia prudente observo toda dentro del invernadero. Sabia, que esto iba a suceder cuando mi hijo tuviera su primera interacción con Catalina. A pesar de eso permití que continuara, tenia mis razones para eso ¡díganme loco manipulador!, pero quería este impacto emocional en ella. -Demian, ¿Estás seguro de esto hermano? ¡No!, temes que sea demasiado para Denn y termine sufriendo una crisis. -Estoy seguro, como también sé que mi hijo va resistir este encuentro –Mi hermano pone mala cara, puedo notar que no está de acuerdo conmigo –Tranquilo Dixon sé que hago, así que para con tu intensidad hermanito menor. -Si, nuestra madre interviene en esta locura tú sabrás…. Y eso que Ricardo cargue con eso ¡no es justo!, sabes que al pobre hombre, puede darle un infarto de la impresión. ¡Cierto!, no tienes ni un poquito de miedo que se nos muera ¿Cuántos años tiene ya setenta o algo así?, ¿Cómo no previniste al pobre? -Dixon, ¡Basta de aclaraciones! -¡Como sea gruñón!,
Demian Stuart -¡Me engañaste utilizando un inocente niño! –Observo su espalda mientras me reclama -¿Cómo puedes manipularme con tu hijo?, ¿Qué clase de hombre eres para no detenerte ante nada?, incluso a costa de una inocente criatura. Mi, mujercita estaba realmente molesta de espaldas hacia mí, con su atencion fuera de la ventana. Permanecía sin enfrentarme cara a cara. Su mirada todo este tiempo permaneció fuera de mi alcance, parecía que había algo más interesante a lo lejos de esta habitación. Su cuerpo se mantenía en tensión, notaba eso en sus pequeños hombros rígidos. -Catalina, tú eres culpable de mis acciones hoy. Esa negativa de ¡no!, aceptar nuestro matrimonio debe terminar. -¿Demian que esperas de mí? –En serio, me pregunta eso negando mis intenciones cuando es tan evidente… pensé que era una chica lista o simplemente está jugando conmigo. -¿Qué piensas tu Caty? –Devuelvo mi repuesta con otra pregunta. ¡No, pequeña este juego podemos prolongarlo todo lo que quieras,
Demian Stuart -Madre –Aproximándome a ella beso su mejilla. Ella permanece estoica en su posición de matriarca de la familia, mientras continua regando sus plantas las cuales cuida personalmente con mucho esmero. -Puedes explicarme que fue todo eso… Demian ¿Por qué mi nieto está en su habitación inconsciente?, ¿Dónde sacaste esa psicóloga incompetente? -No, es incompetente madre es una renombrada psicóloga que tiene métodos diferentes para tratar a sus pacientes. -Tú crees eso claro... de seguro es una joven mujer que mueve algo en ti no es así –Menciona con sarcasmo doña Marta Stuart. -Jamás negué que no fuera joven, incluso acepto que es hermosa y muy inteligente. -Como repito una linda chica tiene una gran influencia en cualquier hombre. En cuanto a ti sugiero que pienses con la cabeza sobre sus hombros. -Por favor madre…. -Escúchame hijo si mi nieto sufre por tu completa falta de cordura tendrás problemas conmigo. Puedes ser su padre pero yo soy tu madre me debes respeto
Demian Stuart -¿Cómo sigue mi hijo Nana Gloria? -Por este momento duerme tranquilamente, es primera vez en mucho tiempo que mi niño realmente está descansando profundamente, sin agitarse desde que era un bebe’ por sus terrores nocturnos. Mi mirada está puesta en su sereno rostro que descansa sobre la almohada manteniendo entre sus gorditos bracitos un retrato de su madre. El ceño fruncido que siempre acompañaba su rostro mientras dormía no estaba más. Sabía que Catalina lograría lo que muchos psicólogos en años no pudieron. -Cariño, no estuve en la reunión. Pero Ricardo me comento sobre… ¿Es cierto que la doctora es idéntica a nuestra Carlota? Nana es una mujer que nunca puede ocultar sus emociones. En su rostro veo expectación por mi respuesta. -Si, ella es idéntica a mi Carlota son como dos gotas de agua –Veo como mi Nana esboza una genuina sonrisa en sus labios de felicidad. -¡Oh mi Diosito santo!... ¿Cómo es posible?, piensas que podrían ser hermanas…aunque los señores San
Demian Stuart -¿Quiero ayuda para arreglar unos documentos relacionados con mi esposa? -Es ahora cuando se te ocurre cuidar tus espaldas –Me dice Henry todo burlón –Por suerte para ti como uno de tus queridos amigos siempre te cuido. Mi amigo es todo sonrisitas ¿Cuándo tomara las cosas con seriedad una vez en su vida nunca madura?, parece que todavía estoy tratando con aquel chico de 12 años, que conozco desde que mi madre decidió enviarme a estudiar lejos de casa en un internado en Suiza. Donde conocí a mis mejores amigos. Según doña Marta Stuart para formar mi carácter… -Escucha Demian todo está en orden en cuando al contrato matrimonial en cuanto a derechos y deberes en ambas partes, como distribución de sus bienes no tienes que preocuparte por eso. -Puedo leer ese documento querido amigo –Digo, un poco dudoso que según él cree yo quería. -Demian me partes mi corazoncito en miles de pedazos no confías en mi ¿Cuántos años tenemos de conocernos? -No, se trata de eso tonto so
Demian Stuart -¡Me escuchas Catalina! –Ya no me responde, desesperación se apodera de mí mientras comienzo a correr desde el parqueo toda la distancia para entrar a su clínica. Una vez estoy en el recibidor me dirijo a recepción en busca de información. -Necesito el número del consultorio de la doctora Abrego. -Está citado con la doctora, me puede decir su nombre y apellido. Señor. -Mi nombre es Demian Stuart, necesito que me lleve con ella. Hace un momento estábamos hablando pero se cortó la comunicación menciono que se sentía mal que tenía dificultad para respirar así que deje de continuar haciéndome perder el tiempo. -Señor Stuart, sucede algo –finalmente alguien que me conoce –Maricela, cierto necesito su ayuda mi… quiero decir la doctora Abrego, colapso mientras conversaba conmigo, dijo que estaba teniendo problemas para permanecer conciente. -¡Oh, no!, ella se sentía mal hace un momento. -Diríjame a su consultorio por favor. -Si, al final del pasillo es el número seis l