Demian Stuart -¿Cómo sigue mi hijo Nana Gloria? -Por este momento duerme tranquilamente, es primera vez en mucho tiempo que mi niño realmente está descansando profundamente, sin agitarse desde que era un bebe’ por sus terrores nocturnos. Mi mirada está puesta en su sereno rostro que descansa sobre la almohada manteniendo entre sus gorditos bracitos un retrato de su madre. El ceño fruncido que siempre acompañaba su rostro mientras dormía no estaba más. Sabía que Catalina lograría lo que muchos psicólogos en años no pudieron. -Cariño, no estuve en la reunión. Pero Ricardo me comento sobre… ¿Es cierto que la doctora es idéntica a nuestra Carlota? Nana es una mujer que nunca puede ocultar sus emociones. En su rostro veo expectación por mi respuesta. -Si, ella es idéntica a mi Carlota son como dos gotas de agua –Veo como mi Nana esboza una genuina sonrisa en sus labios de felicidad. -¡Oh mi Diosito santo!... ¿Cómo es posible?, piensas que podrían ser hermanas…aunque los señores San
Demian Stuart -¿Quiero ayuda para arreglar unos documentos relacionados con mi esposa? -Es ahora cuando se te ocurre cuidar tus espaldas –Me dice Henry todo burlón –Por suerte para ti como uno de tus queridos amigos siempre te cuido. Mi amigo es todo sonrisitas ¿Cuándo tomara las cosas con seriedad una vez en su vida nunca madura?, parece que todavía estoy tratando con aquel chico de 12 años, que conozco desde que mi madre decidió enviarme a estudiar lejos de casa en un internado en Suiza. Donde conocí a mis mejores amigos. Según doña Marta Stuart para formar mi carácter… -Escucha Demian todo está en orden en cuando al contrato matrimonial en cuanto a derechos y deberes en ambas partes, como distribución de sus bienes no tienes que preocuparte por eso. -Puedo leer ese documento querido amigo –Digo, un poco dudoso que según él cree yo quería. -Demian me partes mi corazoncito en miles de pedazos no confías en mi ¿Cuántos años tenemos de conocernos? -No, se trata de eso tonto so
Demian Stuart -¡Me escuchas Catalina! –Ya no me responde, desesperación se apodera de mí mientras comienzo a correr desde el parqueo toda la distancia para entrar a su clínica. Una vez estoy en el recibidor me dirijo a recepción en busca de información. -Necesito el número del consultorio de la doctora Abrego. -Está citado con la doctora, me puede decir su nombre y apellido. Señor. -Mi nombre es Demian Stuart, necesito que me lleve con ella. Hace un momento estábamos hablando pero se cortó la comunicación menciono que se sentía mal que tenía dificultad para respirar así que deje de continuar haciéndome perder el tiempo. -Señor Stuart, sucede algo –finalmente alguien que me conoce –Maricela, cierto necesito su ayuda mi… quiero decir la doctora Abrego, colapso mientras conversaba conmigo, dijo que estaba teniendo problemas para permanecer conciente. -¡Oh, no!, ella se sentía mal hace un momento. -Diríjame a su consultorio por favor. -Si, al final del pasillo es el número seis l
Demian Stuart -Mi pequeña niña que pálida esta, ¡Cuando estemos en casa voy a prepararle un caldito de pollito!, muy sustancioso como lo hacen en mi tierra –Argumenta su Nana con mucho cariño. -Sí, Nana Estelita…Nuestra niña necesita alimentarse mejor, últimamente no ha estado comiendo bien –Eso atrae mi atencion, no esperaba que Catalina se estuviera descuidando con su nutrición. Pronto eso cambiaria personalmente me encargaría de eso cuando este en nuestra casa. Pero mientras tanto la mantendría vigilada, ¡hay de ella que continúe matándose de hambre! -¿Cómo conoces a mi hija? –De un momento para otro me interroga el señor Abrego. Sacándome de mis reflexiones; tenía una mirada interrogante que al mismo tiempo, pretendía analizarme como tantos hombres de negocios que he conocido. Estoy a punto de responder su pregunta cuando una inconsciente Catalina despierta aturdida mirando en todas direcciones. -Cariño gracias al cielo finalmente despiertas… ¿Cómo te sientes? Pero mi mujer
Catalina Abrego Residencia Abrego. -¡Iré contigo donde sea que estés! –Esas fueron sus últimas palabras, después de mi alta del hospital. Sin más remedio acepte que me acompañara a casa junto con mis padres. ¡Ya resignada porque mi esposito es del tipo dominante!, no quería entrar en una discusión con el frente a mis padres. Ellos se mantuvieron expectantes sobre todo mi padre que dirigía miradas extrañas en dirección a Demian, no se eran hostiles pero tan poco amables. En cuanto a mi madre y Nana parecían estar encantadas con las atenciones de mi actual marido. ¡Como que mi maridito tenía un don con las damas! Incluso las mucamas de la residencia mostraban cierto interés por el hombre, una punzada molesta surgió en mi estómago, fue mi respuesta nada propia de mi parte a tanta miradita hambrienta… ¿Qué acaso se trataba de una deliciosa tortilla envolviendo un delicioso acompañante con salsa? -Bueno, todos a su trabajo me encargare desde aquí –Mi Nana puso un alto a tanta mira
Catalina Abrego. -¡¡Catalina Sofía Abrego!! ¿Cómo que te casaste niña tonta? -¡Oh!, no puede ser….ya lo sabe. Me aferro a mis sabanas cubriéndome de pies a cabeza, tratando de fingir que todavía duermo cuando escucho los gritos de mi hermanito. Que vienen del otro lado de mi puerta. ¡Estoy en problemas!, si unos muy serios porque mi hermano no va dejar pasar esto. ¿Por qué mis padres no me dieron un respiro?, ¡Hay! -¡Me escuchas señorita irresponsable! ¡Por favor!, que piense que estoy dormida. Permanezco calladita bajo las mantas no quiero enfrentarlo en este momento. …¡Sí!, sé que soy una cobarde pero entre todas las personas de mi núcleo familiar es a quien le tengo más miedo. Y bueno también me asusta perder la buena voluntad de mi hermanito mayor. Durante toda mi vida siempre ha sido muy protector conmigo, según mamá, cuando nací y me vio por primera vez en los brazos de mi padre, mi hermano que en ese entonces tenía seis años, prometió cuidar y proteger de su pequeña h
Demian Stuart Residencia Stuart -¡Quiero a mi mamá!, abuela… abuela trae a mi mami, ¿Por qué ella no está aquí? ¿Por qué se fue?, prometió no dejarme solito –dice, entre lágrimas mi pequeño hijo gritando a todo pulmón. Su rostro muestra un infinito dolor porque se siente abandonado por su madre. ¡Oh más bien por quien piensa que es su madre! -Denn, cielo por favor contrólate tu mamita no puede venir porque está muy lejos…Ya te hable sobre que es un angelito… -Pero mi hijo no la deja terminar comienza a mecerse de un lado para otro, mientras agarra con sus manitas su cabeza repitiendo una y otra vez “quiero a mi mamá”, “quiero a mi mamá” ¡Esto no puede continuar así mi hijo necesita a Catalina! Me siento impotente cuando Denn sufre sus crisis. Sin embargo desde su reciente incidente de salud que sufrió mi Catalina, he tenido que permitirle un poco de tiempo a solas. Aunque deseo estar con ella cada día ¿Quiero que tome la iniciativa?, por si misma. -Hijo ven por favor quiero ha
Catalina Abrego -¡Hay mi querida Caty!, ni me creo que va a pasar… contigo. En serio tus padres se quedaron en la antigüedad. -Pues menos yo… Después de su pequeña reunión, me quedo claro que si pretendía continuar con mi divorcio no resultaría ya fuera porque Demian se opusiera o mis amados padres intervinieran con sus ideas antiguas moralistas. ¡Simplemente no pasaría!, como se vea la cosa estoy atrapada. Aunque la verdad eso era propio de nuestra identidad. Lo que nos hacia las personas que éramos, si me decidía llevarles solo en esta ocasión la contraria a mis padres dejaría de ser una buena hija. En especial ahora que mi adorable tormento prácticamente tiene la bendición de mi madre. Y como mi padre al final termina complaciendo a su amada esposa, nada bueno pinta para mí en esta situación. ¡Más que dejarme llevar! -No, me lo creo en serio por segunda ocasión tendremos que buscar un vestido de novia, ¿Con cuánto tiempo contamos? –Es toda sonrisita mi amiga realmente está