—¿Qué pasa, Noah? —suspiró una vez que las puertas del ascensor se cerraron—. Alejarme de mi novia y mis invitados, será mejor que sea una buena razón. —Sí, sobre tu novia. —Mi boca tenía un sabor amargo cuando dije esa palabra—. ¿Leíste siquiera el informe que te di sobre lo que pasó la noche en
Punto de vista de Aria Presencié cómo Noah era alejado de su padre por una hermosa joven de cabello rubio ceniza y un deslumbrante vestido plateado. Sus movimientos eran una mezcla de gracia y elegancia, como si hubiera sido entrenada para ello desde siempre. —¿Quién es esa mujer que está con
Punto de vista de Aria La rigidez de su erección empezó a presionar con firmeza contra mi zona íntima, solo separados por su pantalón y el fino encaje de mis bragas. Noah deslizó su mano entre mis piernas, desatando una oleada de sensaciones por todo mi cuerpo. Sin embargo, lo aparté con resol
—Eso suena como la mayoría de las manadas, supongo. Pero me refiero específicamente a Henry y... —Noah —completó Diggory. Asentí. —Confío plenamente en Henry. Prácticamente me crió —dijo Diggory—. Pero, desafortunadamente, no tengo mucha experiencia personal con Noah. Ha estado en el extran
Punto de vista de Noah —Podrías haber objetado en la boda y haberla liberado de este compromiso —sonó la voz de Judith desde el otro extremo de la llamada—. Digo, tenías pruebas en video de ella pasando tiempo contigo la noche antes de su boda. Hubiera sido suficiente. Salí al jardín de la azo
Cualesquiera que fueran los informantes que se habían infiltrado en la finca Bergmann, ciertamente querían saber todo lo posible sobre mí. —Lleva esto contigo en todo momento —había dicho Diggory la mañana después de mi boda, entregándome un brazalete—. Hay un chip allí que vibrará cuando detecte
Punto de vista de Aria —¡Aria! —La voz de Atlas resonó por el teléfono—. ¿Dónde has estado? ¡El hecho de que te hayan prohibido la entrada a la Luna Escarlata no significa que no pueda conseguiste empleo! Gemí mientras me apoyaba en las almohadas y me frotaba los ojos. Despertar se había vuelt
—¿Qué le sucedió? —Pregunté, arrodillándome junto al catre y levantando la camisa del hombre. Gruñó cuando me acerqué a su herida. —Está bien, Chris —le aseguró Tony—. Ella es la sanadora que me ayudó la última vez. Chris dejó de gruñir y me permitió examinar su herida, aunque sus ojos cont