Punto de vista de Aria —Solo una sesión más y deberías estar completamente recuperado —dije con entusiasmo mientras concluía el tratamiento de Chris, aplicándole la última dosis de acónito y revisando su herida, la cual estaba mostrando signos de una curación notable. —Gracias, de verdad aprec
—Entonces, las heridas como las de mi hermano, la bala de nitrito de plata —continuó Chris mientras desayunaba, —¿fue la primera vez que las atendías? —No es la primera vez —respondí, tomando un sorbo de café caliente y refrescante, —pero no es algo que vea todos los días. El nitrito de plata es
Punto de vista de Aria —Necesitaré tiempo para reflexionar sobre tu oferta —respondí a Chris, buscando ganar tiempo antes de dar una respuesta definitiva. La cantidad de información que me había proporcionado era abrumadora. Decidí que lo mejor sería no ofrecer una respuesta inmediata, ya que
—¿O qué, Bergmann? —se burló Chris—. Estamos en una zona neutral; no puedes obligarme a irme. Además, no olvides que tengo un rango superior al tuyo. Sería una pena si papá se enterara de tu falta de respeto. Noah, enfurecido, lanzó un puñetazo a Chris. Sin embargo, el Alfa Hansen lo esquivó con
Punto de vista de Aria —¿Tony? —dijo Noah, furioso—. Hoy te encontraste con ese tipo y no compartiste nada conmigo ni con nadie de la manada. ¿Cómo diablos puedo confiar en ti si ocultas información así? Me enfurecí ante su acusación. Esta tensión entre nosotros estaba alcanzando un punto crít
—No entiendo esto —dije, entregándole una página problemática. Mi falta de educación formal estaba empezando a asomar su fea cabeza mientras navegaba a través de la literatura densamente redactada. Habiendo pasado la mayor parte de mi infancia y adolescencia aprendiendo sobre medicinas, planta
Punto de vista de Aria Sintiendo que iba a vomitar, empujé violentamente a Noah lejos de mí, tirándolo contra la pared. Noah me miró en estado de shock. Una mirada de dolor cruzó por su rostro al darse cuenta de que acababa de rechazarlo después de tentarlo, después de devolverle el beso y ale
La pregunta era retórica; él ya sabía la respuesta. Además, mi silencio lo decía todo. —¡Maldito Noah! —Atlas maldijo—. ¿Qué hizo él? ¿Te amenazó? ¡Maldito sea! ¡Le pregunté si te había visto y el bastardo me mintió en la cara! Puse mi mano en su hombro para calmarlo. —No, no me amenazaron,