Estuvimos asi por un largo tiempo como si no fuese la única persona que necesitaba un abrazo.
—Es peligroso que estemos aquí afuera —dijo el mirándome a los ojos a lo que solo asentí.
Él se puso de pie y extendió su mano para ayudarme a levantar. Al apoyar la planta de mis pies el ardor se esparció.
—¡Ah! —exclame al sentir el roce de la arena.
—Ven… —el paso sus brazos y me levanto.
Entramos a la casa y fue cuando vimos a los profesores aparecer.
Las luces comenzaron a encenderse y fue cuando caí en la cuenta otra vez.
Alguien había desaparecido y yo lo había visto. Brais me miro y yo aparte mi mirada.
—Creo que puedo caminar… —dije con la voz entrecortada— por favor Brais…
El dudo pero al final me dejo de pie pero paso uno de sus brazos por mi cintura.
Hasta que como por arte de magia y teniendo en cuenta la diferencia de como transcurría el tiempo el sol del amanecer apareció.
Mire a Brais y l
Todas las entradas y salidas estaban vigiladas por unos hombres todos con unas mascaras extrañas. La seguridad había aumentado, las cámaras en todos los salones y profesores recorriendo los pasillos. Pero mi mente no estaba tranquila habían demasiadas incógnitas y ninguna respuesta certera. Sobre el famoso escudo y sobre mi habilidad, y esas temibles bestias. Habían demasiadas preguntas y pocas respuestas. Mis noches ya no estaban esas pesadillas pero si un recuerdo insistente que lo único que me hacía sentir era culpa. No había hecho nada por aquel joven y eso estaba como un recuerdo vivo de mi conciencia. Y en el único que podía confiar por más que me costara creerlo era en Brais. Él había visto a esas criaturas y lo que sucedió estando juntos también necesitaba una explicación. Empecé a buscar a Brais por todas partes hasta que terminé en el salón donde practicaban con el elemento fuego. —Vaya sorpresa el fan
Ambos nos separamos y cruzamos nuestras miradas, sus ojos con las pupilas dilatas y los míos probablemente llorosos. — ¿Escudos? —dijo el mirando a su alrededor— todo esto para demostrar que somos escudos… Él se puso de pie ofreciéndome una de sus manos para ponerme de pie. Mi corazón latía rápido y mis manos estaban temblando. — ¡Es una estupidez! —grito Brais enojado. — Hoy en día existen pocos escudos… —Tavia apareció desde las sombras— pero es más fuerte cuando ambos se protegen… Esa vez mis sollozos eran más fuertes y el miedo que había sentido poco a poco iba desapareciendo. — Dacia… —la mujer de cabellos blancos se acercó a mí. Retrocedí hacia atrás para apartarme de ella, mire hacia mis piernas y por ella subían dos serpientes. — ¡Ah! —Brais tomo mi mano. Y como por arte de magia las serpientes desaparecieron. — ¡Louis ya terminamos! —exclamo Itaro dirigiéndose hacia él. — La debilidad de
Había pensado toda esa mañana en las miles de probabilidades que había sobre que lo que estaba sucediendo podía ser mi culpa. ¿Pero por qué mi culpa? No tenia respuestas de nada y solo me quedaba investigar por mi propia cuenta. Eso era lo que habían pretendido todos desde un principio. Camine en dirección a la biblioteca, no solamente preguntas sobre mi y mi habilidad sino sobre esa bestia que aparecía en mis pesadillas. Esa maldita bestia que había sido la culpable de la desaparición de ese chico en el bosque. No tenía pruebas pero podía jurarlo que estaba relacionado a las demás desapariciones. —Dacia —alguien la tomo de la mano deteniendo mi paso. Sabia solo con el toque de quien se trataba ya que no veía nada. Mire a Brais que estaba de pie a mi lado mirándome con su rostro preocupado. —¿Qué sucede? —pregunte mirando de la misma forma. —Quieren vernos nuevamente… —negué inmediatamente. ¿Otra
Ya no podía defenderme y no podía sacar todo de mi. En un abrir y cerrar de ojos Brais apareció en frente mío tomando una de mis manos y con su mano libre extendiéndola hacia el frente. — ¡Basta! —dijo el para que luego una barrera nos envolviera a los dos. La mayoría de las cosas empezaron a perder su poder como así también los alumnos que aún no tenían desarrolladas sus habilidades por completo perdían sus fuerzas. — ¡Levántate Dacia! —exclamo él viendo que ya no había ningún objeto cerca. — No puedo… —dije con la cabeza abajo. Quería gritar y a la vez llorar, otra vez Brais me había salvado y yo no había podido defenderme sola. —Mírame —dudosa y con mis ojos llorosos lo mire. Me sentía decepcionada de mí misma. << ¿Dónde estaba mi lado poderoso? >> —No tengo fuerzas… —dije volviendo a mirar mis manos. Había sido humillada enfrente de todos y nadie había hecho nada excepto
En frente nuestro Itaro y Tavia, junto con la profesora Merila se encontraban de pie mirándonos con sus rostros inexpresivos. —Dacia… —dijo seriamente Merila. Trague saliva y sonreí tratando de sentirme más confiada. —No me dejaron salir y tomé otra alternativa —dije sin dejar de sonreír. Ella negó con su cabeza y mire a los de cabellos blancos. Tavia me miro y dando pasos hacia mi junto sus manos. —Hemos dialogado bastante y llegamos a la conclusión que tu puedes ayudarnos a encontrar a los estudiantes desaparecidos —dijo ella pero no parecía convencida. Mire a Itaro que solo estaba serio y a Merila que lucía resignada. Y luego mire a Brais que estaba frunciendo el ceño. — Aun no puedo hacer eso… —dije mirando a la profesora Merila. — Puedes hacerlo solo necesitamos de tu parte —respondió ella moviendo sus manos con nerviosismo— y quizás si Brais te acompaña sientas más seguridad. << ¿Brais mi acompañ
Otra vez pase de pagina era la segunda vez que leía el libro que hablaba sobre aquellas “criaturas”.—Me agradan esas mechas de color lila que tienes en el cabello —comento Eider que estaba a mi lado.Miré a Eider y sonreí negando con mi cabeza.—Siento que algo aquí no tiene sentido… —dije posando mi barbilla sobre las palmas de mis manos.No tenía sentido o quizás si tenía sentido.Aquel libro sobre las supuestas criaturas decía que en aquel mundo la mayoría de los seres en especial los animales seguían siendo animales lo que llegaba a significar que las criaturas eran personas transformadas.Había llegado a mis propias conclusiones y algo dentro de la historia surgía solo más preguntas.¿Por qué querían llevarse a los estudiantes? No eran bestias reales eran personas que
Parpadee varias veces sintiendo la brisa fría de la noche chocar mi rostro.Tome aire tratando de llegar a una conclusión de lo que debía hacer.¿Debía volver y decirle a los demás? ¿O simplemente debía dejarme llevar por mi instinto?Mire a mis dos lados asegurándome que no hubiese ninguno de los enmascarados.<< ¡Hazlo no tengas miedo! >>Sin pensarlo más empecé a correr tomando toda la velocidad. El limite del bosque solo estaba a unos metros.Cruce la línea de arbustos que daba inicio a los arboles que le daban esa esencia de bosque.Empecé a correr sintiendo la adrenalina recorrer todo mi cuerpo.¿Cuál era el propósito? No lo sabía.<< Es arriesgado… >>Negue con mi cabeza siguiendo mi paso apurado ahora podía correr con más
Nos pusimos de pie el sin soltar mi mano entramos por la puerta que daba hacia el patio interno.Los dos tipos que cuidaban esa salida giraron su cabeza para observarnos.Aprete la mano de Brais para sentir mas seguridad al ver los rostros de Tavia e Itaro. La profesora Merila estaba a su lado su rostro lucia preocupado.Varios alumnos observaban desde el piso de arriba.Mire a Brais y él se detuvo solté su mano para acercarme primero a la profesora Merila.—¿Por qué hiciste eso Dacia? —pregunto ella con sus mejillas enrojecidas y sus ojos todos brillosos.—Lo siento —dije mirando también a Tavia y a Itaro.—¡Es una completa locura lo que hiciste! —exclamo Tavia de repente enojada.Hice silencio y volví a mirar a Merila.—Encontré a los estudiantes… —dije a lo que Itaro se acercó a mí con paso firme