Capítulo 329
Las palabras de Carlos me dejaron un poco desconcertada.

Su mirada era suave y sincera. Levanté la mano para taparle los ojos y le di un beso suave en los labios.

Si no hubiéramos pasado por todo lo que vivimos antes, me habría conmovido, pero ahora ya es tarde.

Cuando Carlos apartó mi mano, ya había recuperado mi expresión.

Le sonreí. —Un mundo para dos, está bien.

Carlos dijo suavemente: —Comamos, después te llevo a comprar ropa.

—Con que la mandes a traer está bien. Además, no hace falta, ya tienes todo preparado. Realmente no necesito más ropa.

Carlos puso el dedo índice sobre mis labios, deteniéndome antes de que pudiera decir más. —No te quitará mucho tiempo. Prefiero acompañarte a ti a pasear por las tiendas que que alguien me traiga la ropa.

Cuando Carlos realmente quiere hacer algo por alguien, lo hace de forma perfecta, sin dejar espacio para críticas. Pero cuanto más hace por mí, más pesada siento mi carga.

—Quedé con Adrián, tengo trabajo, Carlos.

Deseo que ambos
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