Capítulo 190
Dejé de luchar. Carlos, como si temiera que no estuviera de acuerdo, volvió a hablar:

—No sé dónde guardas esas cosas normalmente.

Al principio de nuestro matrimonio, cuando Carlos comenzó a volverse frío conmigo, solía mirar esos documentos cuando estaba sola en casa.

Sostener el acta de matrimonio en mis manos era la única forma de sentir que realmente estaba casada con él. Guardé el acta como un tesoro, comprando incluso una caja costosa y decorativa para almacenarla.

La caja estaba adornada con diamantes, simplemente porque los diamantes simbolizan el amor eterno.

Pero la vida siempre sorprende de formas impredecibles.

Esbocé una sonrisa forzada.

—Está en el dormitorio...

Carlos me interrumpió antes de que terminara de hablar y me empujó dentro del coche.

—No necesitas decírmelo. Tú misma lo buscarás.

Carlos nunca ha sido de seguir órdenes de nadie. Siempre ha tenido esa actitud de mando, como si todo estuviera bajo su control.

Era despreocupado, indiferente. Ni siquiera
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