—¿Tienes veintiuno años? —Berrea. Parece aterrorizado. Por absurdo que parezca, es divertido. —Imagina, ya estoy viendo el titular en todos los periódicos, “chica de veintiuno años secuestrada por un grupo de rusos”. —Digo mientras gesticulo con las manos.
—¿Por qué no me lo has dicho? —Pregunta. Tiene razón, debería haberlo hecho, así no me encontraría ahora en esta situación. —Nunca me has preguntado mi edad. —Respondo seria. Vicenzo masculla palabras incomprensibles dirigiéndose a sus hermanos y entra con ellos en otra habitación.
Esperemos que use el cerebro y me lleve a casa. De mientras aprovecharé para buscar una escapatoria, pero en este estado no puedo ir lejos. Si ellos han ido a la izquierda, yo iré a la derecha. Al fondo veo una puerta. Me levanto con ci
Me muero de ganas por saber qué hacen con su vida Vicenzo y sus hermanos para poder permitirse todo esto. No estamos hablando de una mansión, sino de un verdadero castillo. Después de atravesar la barrera veo un enorme y cuidado jardín con una única carretera flanqueada de grandes árboles. Personal de seguridad por doquier.Todo esto me hace pensar en lo importante que será en esta zona. Bajo del coche y espero sus instrucciones. Increíble, estoy obedeciendo sumisamente. Por el momento fingiré seguir así, en algún momento tiene que bajar la guardia. Agarra mi mano con dulzura, nos miramos a los ojos. Sus ojos son luminosos, los míos impasibles.Me coge por el brazo, dejo que lo haga, no consigo caminar. Cuando entramos en el vestíbulo del castillo, Vicenzo pregunta a algunos de sus hombres si ha habido algún problema. No me miran,
Debo reaccionar rápidamente, no quiero pasar ni un minuto más aquí dentro. Está en peligro mi salud mental. No creo que resista otro combate, es excesivo. Después de una ducha relajante me encuentro solo con una toalla encima. ¿Qué debería ponerme? Mi vestido está sucio. Miro a mi alrededor, pero ni rastro de ropa. Miro hacia la habitación para asegurarme de que no esté, me sorprende no encontrarlo allí. Camino de puntillas hacia el armario mientras algunas gotas caen en el suelo. Espero encontrar algo para ponerme. Cuando abro el armario me encuentro ante un descubrimiento de final amargo, solo encuentro ropa de hombre. No se necesita mucho para saber que es su ropa, tengo la impresión de que sabía que llegaría a esta situación. Resoplo cogiendo una camiseta blanca y unos calzoncillos azules. Dirijo la mirada hacia el baño, debería ponérmelos. Estoy estudiando la posibilidad cuando la puerta se abre repentinamente estremeciéndome. Él me
Me tiro en la cama y grito contra el cojín, todo, todo esto es una pesadilla. No es posible. Intento respirar pausadamente y contener los gritos, progresivamente el dolor desaparece. Y luego pienso en él, es inevitable. Por un lado, me atrae y es quizá esto lo que más me asusta de él; por otro, lo detesto por haberme secuestrado. A veces ambas cosas se mezclan y se crea tal confusión que pierdo el control de mí misma. —¡Tú! —Chilla entrando como una furia. No muestro mi debilidad, aparto el cojín mirándolo desafiante. —¡No lo vuelvas a hacer! —Da un portazo cerrándola. Se acerca colocando las manos a los lados de la cabeza, el humo le sale por las orejas. —Asegúrate de aceptar todo esto rápidamente, estoy perdiendo la paciencia. No te gustaría verme enfadado, niña. —Amenaza acercando su rostro al mío. Trago saliva. ¿No está enfadado de verdad?, ¿puede ser peor todavía? —¡Ni hablar! —Deletreo bien cada palabra. Lo e
Una fiesta de presentación. ¿Cómo he acabado en esta situación? Ah, es verdad, quería hacerme la heroína y salvar a mis amigas. Qué pena que ellas estén en su casa tranquilas mientras yo me encuentro aquí encerrada. Quién sabe, tal vez toda Italia se ha movilizado para buscarme. No pueden haberse olvidado de mí. Por no hablar de mi padre, me está buscando, lo presiento.Espero que consigan dar conmigo, pero al mismo tiempo estoy elaborando un plan de fuga. No sé cuánto tardaré, pero lo intentaré por todos los medios. He recurrido a toda mi buena voluntad para interpretar este papel, he pasado tiempo con Vicenzo comportándome como si nada. Y ahora tengo que fingir ser la novia de mi secuestrador.Alucinante. Cuando me ha hablado de la fiesta, pensaba que sería una normal; en cambio, el idiota la ha organizado para pres
—Eres lo más hermoso que he visto en mi vida, Adrienna… Y todos tienen que saber que eres mía. Lo que veo es un hombre orgulloso de su conquista. Yo no soy un objeto de exposición, soy una persona con sentimientos y debería ser libre de decidir por mí misma. Uno de los guardaespaldas se acerca susurrando algo a Vicenzo, se pone tenso y murmura algo en ruso. Creo que hay problemas al acecho.—Pequeña, tengo que alejarme un segundo. Date una vuelta, pero no hables con nadie.—Advierte. ¿Cree que soy su perro o qué? Asiento con falsedad mientras se aleja. No estaré aquí posando para todos, ni lo sueñes. Agarro la copa y camino entre la multitud. Al fondo de la sala veo una terraza, una bocanada de aire fresco me vendría bien. Cuando salgo me asombro, luces tenues, plantas de todo tipo. UnGran rosal de rosas rojas ll
Sentada en la cama observo a Vicenzo esperando a que me hable de él. Parece preocupado, se pasa la mano por el cuello suspirando.—Prométeme que cualquier cosa que yo te cuente no te hará cambiar de opinión sobre mí. Tranquilo, ya tengo una pésima opinión de ti. Contengo la respiración y respondo falsamente.—Te lo prometo. Ahora suéltalo todo que tengo curiosidad por saber quién eres.—Veamos por dónde comienzo… Soy un hombre importante y de esto ya te has dado cuenta. Digamos que tengo un grupo de personas que trabajan para mí, mis negocios tienen que ver principalmente con la construcción, pero también con otros sectores. —Explica seriamente intento captar un cambio en mi mirada. Permanezco impasible, mientras comienzo a crearme una idea. Peligro.—¿Qu&eacut
Agarra mis piernas con firmeza mientras muevo las caderas. Inconscientemente grito su nombre mientras exploto. Respiro a duras penas, mis piernas tiemblan. Creo que me voy a desmayar. Mi cuerpo me abandona, está fuera de control mientras la presión aumenta. No consigo pensar, solo quiero llegar a un punto que siento muy cercano. Algo único que se acerca incesantemente. Y luego tiene lugar…Me corro. Estoy rendida. Trato de retomar el control sobre mí misma, pero algo físico se apodera de toda reacción de mi cuerpo. Quiero más, mucho más. Me siento complacida, pero quiero experimentarlo más aún, sin cesar. Bajo la mirada para observarlo. Sonríe burlón mientras se lame los labios.—Como ya imaginaba, ¡tienes un sabor sublime! —Exclama acercándose a mi rostro. Nuestros labios se acercan como nunca antes, mis manos se deslizan por
Despierta en la cama escucho el bullicio proveniente del exterior. Detecto movimiento, el ruido de un furgón que frena y los guardias que hablan. Sucede a las diez en punto una vez a la semana. La verja está abierta durante treinta minutos, en ese tiempo los guardias están ocupados descargando el furgón.Podría ser el único momento para escapar. Llevo aquí casi un mes, pero me parece una eternidad. Sobra decir que he debido aceptar la situación, o al menos eso es lo que cree él. Convencido de que entre nosotros las cosas van bien, me ha permitido moverme libremente dentro del castillo. Hoy tengo intención de ir más lejos esperando que no sospeche.Lo que sucedió ayer por la noche se me ha quedado bien grabado en la mente. Fue intenso, por momentos temía que me hiciera daño. Tenía razón cuando decía que no era un tipo delicad