Ravel se dio cuenta de eso en cuanto vio el rostro enamorado y sonriente de Bleid, al observar con esa devoción a su esposa caminando hacia él, para después estrecharle la mano al hombre que había jurado por mucho tiempo eliminar, tomando después de su mano, la mano de su luna. Luego la feliz pareja se colocó frente al altar, con las manos entrelazadas, y eso no solo era algo bueno para Bleid Wolfang, sino también para el mismo Ravel.Porque en ese momento el brujo tenía más que claro que su lealtad incondicional a Wolfang no lo era tanto. No cuando estaba involucrado Gregory Vangelis. Más de mil años huyendo del amor y este no solo lo había alcanzado, sino que lo había entrampado al encontrarlo en el enemigo del hombre a quien le había jurado lealtad y ayudarlo a acabar con sus enemigos.Susan no pudo evitar limpiar con el dorso de su mano una lágrima traicionera que había escapado de uno de sus bellos ojos, sobre todo al ver la forma en que su hija y su futuro esposo se miraron uno
Susan se aseguró de facilitar el transporte para todos los invitados a la mansión Vangelis, Había hecho prepara un gran banquete en los enormes jardines de su casa, donde todos los asistentes fueron invitados.Los novios fueron llevados hasta la mesa principal donde estaban ellos, Susan, Gregory y Ravel a su lado como su pareja oficial.Pero Bleid solo tenía ojos para Audrey, su Luna y ella para él. Y a pesar de las constantes miradas de advertencia de su familia, ellos no podían más que comerse con la mirada, la comida era lo de menos, porque a diferencia de los demás asistentes, ellos solo querían saborearse el uno al otro como marido y mujer que ya eran.— Creo que iré al baño— dijo Audrey haciéndole una señal a su alfa para que la siguiera, aunque obviamente lo que menos pretendía ella era llegar al baño, si no a su habitación. Ella necesitaba a su hombre del mismo modo en que sabía que él la necesitaba.Bleid no dudó en disculparse también, alegando que se le había olvidado algo
Audrey se arqueó bajo el cuerpo de su esposo en el instante mismo en que lo sintió hundirse en su interior, esa forma de reclamarla, de penetrarla con la misma urgencia que ella sentía recorrer todo su cuerpo.— ¡Bleid! — logró exclamar entre gemidos mientras abrazaba su cadera con las piernas — ¿Crees que se enojen por esto?A Bleid no le importaba si eso ocurría, lo único importante era estar unido a su luna, a su alma gemela, embriagarse de su olor, del sabor salado de su piel, y de las ganas de seguirla escuchando gimiendo su nombre mientras sus manos y los labios la recorrían y reconocían al completo.—Si lo hacen es algo que no debería de importarnos — le respondió alzando sus caderas y colocando bajo su espalda una almohada, encontrando de esa manera el ángulo exacto para seguir haciéndola gemir.Audrey sabía que él tenía razón, que no tenía que preocuparse por eso, no obstante, sí que lo hacía, más no se sentía preocupada por los invitados, pero si por su madre y hermano.Viví
Tras vestirse, la pareja de recién casados se dirigió hacia el jardín, ya había anochecido del todo, pero no importaba, la decoración lucía mucho más de esa manera.Estaba todo perfectamente iluminado con pequeñas bombillas que parecían luciérnagas y muchísimas velas que llenaban el lugar de luz y calidez.Audrey y Bleid se besaban por los pasillos, parecía que el camino no terminaba nunca, pero, por fin, lograron llegar donde esperaban los invitados, maravillándose con lo bonito que parecía todo, incluso había una enorme luz central por encima del resto de la decoración, que parecía la mismísima luna, al alcance de sus manos.— ¿Crees que mi madre va a regañarnos mucho?— preguntó Audrey algo sonrojada mientras tiraba de la mano de su esposo, evitando que le diera ese último beso y no la dejará avanzar.Bleid quiso gruñir ante la pregunta de su luna, más lo que hizo fue suspirar, no solo por la ausencia de ese beso que no llegó, sino por la idea de enojar a Susan Vangelis.Seguía insi
Ese corte que Bleid hizo junto a su luna fue perfecto, igual de perfecto que el beso que siguió después de ese corte de pastel, no sin antes probar un poco de la natilla del pastel que su esposa colocó sobre sus labios, alegando que solo de esa manera su hijo le permitiría disfrutar del pastel.—Estoy empezando a ver qué tanto tú, como nuestro hijo, serán un par de adversarios duros de vencer— mencionó el alfa tomando a su esposa por el talle, eliminando la distancia entre ellos, antes de hacerla saborear en un beso largo y extendido el sabor del pastel que estaba siendo repartido en ese momento entre los invitados por el servicio de catering bajo la atenta mirada de la señora Vangelis.— O hija, no te olvides de que tal vez tengamos una niña — respondió Audrey tras besar los labios de su esposo, esos labios con sabor a pastel que habría pasado toda la noche degustando. Pero antes quería bailar un poco, hasta que el cuerpo dijera basta, porque ella solo pensaba casarse una vez, bueno
De un momento a otro la alegría que había imperado en las últimas horas era sustituida por el caos y la desesperación. No solo para la familia Vangelis, también para Bleid Wolfgang quien, en ese momento, era contenido por su cuñado, evitando que hiciera algo por lo que no habría marcha atrás.—¡Debes calmarte!— le había dicho Gregory a Bleid, encarándolo y evitando que este saliera como la bestia que era a buscar a su hermana, sobre todo, con todos los habitantes del pueblo ayudándoles.Lo que hizo que ambos hombres se encararan, Bleid, por su parte, no podía entender como Vangelis, era capaz de pedirle que se controlara y que se tranquilizara en un momento como aquel, cuando Audrey había desaparecido sin dejar ninguna pista que pudiera ayudar a encontrarla a salvo, solo un par de huellas que se habían marcado en la parte trasera de la propiedad.Los ánimos estaban más que caldeados entre ambos hombres, tanto que Bleid no logró evitar acusar a Gregory de haber raptado a su hermana, ha
Bleid llegó en ese momento más tranquilo de lo que se encontraba Gregory, parándose frente a él.Había sido testigo de lo ocurrido entre los dos cazadores y no solo eso, por algún extraño motivo, había visto cuáles eran las preocupaciones de Gregory en cuanto a lo que podía ocurrirle a su luna.Él también se estaba preocupado por el crecimiento de su hijo, lo que le había dado Ravel, pronto dejaría de hacer efecto, motivo por el que, tras cerciorarse que Bleid se encontrara en sus cabales, había tenido que irse.Era de vital importancia que él regresara con la nueva dosis de lo que fuera que le daba a Audrey para detener el rápido crecimiento del pequeño en su vientre.—¿Por qué no me dejas ayudarte?— fue la pregunta que Bleid le hizo a Gregory tras terminar de recomponerse — si me dejas hacer lo que sabes que puedo hacer, sería más fácil encontrarla. Piensa en mí como un gran sabueso a tu servicio.Aunque decir eso le había costado parte de su orgullo, no se arrepentía de ello. Es má
El gran alfa azabache camino hasta donde se encontraba Gregory Vangelis rodeado de todos sus cazadores, volviendo a su forma humana frente a todos.—Por hoy, trabajaremos juntos, ellos no atacarán a ninguno de tus cazadores, a menos que tus lo hagan primero. Nuestra única prioridad mía y la de ellos, porque así lo he dispuesto, es la de encontrar a mi esposa y tu hermana.Sus palabras tenían un matiz salvaje y pese a estar desnudo frente a todos esos hombres, ninguno de ellos podía estar con la guardia baja.En ese momento, más que nunca, el alfa y el humano eran uno solo, logrando que sus pensamientos fueran uno, volviéndolo un ser de la naturaleza tan completo, razón por lo que los Wolfang eran temidos y respetados tanto por los suyos como por los humanos.Dicho eso volvió a ser el gran lobo negro, quién empezó a olfatear a su alrededor, haciendo que todos los demás a su alrededor también hicieran lo mismo antes de alzar sus morros al aire y lanzar su más poderoso aullido de cacería