Hola, mis queridas lectoras. Sé que han estado esperando con ansias el nuevo capítulo de mi novela, y les pido disculpas por la demora. Estuve enferma unos días y no pude escribir como quería. Pero ya estoy recuperada y lista para seguir con la historia. Les traigo un capítulo lleno de emociones, sorpresas y revelaciones. Espero que les guste y que me dejen sus comentarios. Gracias por su paciencia y su apoyo.
Han pasado los días y Alejandra aún no despierta. El médico y la bruja se han hecho cargo de mejorar su aura vital y sanar a su loba, que casi muere por sacrificarse al veneno y al disparo, dice la bruja que su recuperación será lenta debido a que esa bala que se introdujo contenía una cantidad alta de plata y de Anapelo. Entro al cuarto de Alejandra, esta es mi nueva costumbre: vengo a visitarla dos veces al día, una en la mañana y otra en la noche. Varias veces me quedo dormido a su lado. Necesito que despierte pronto, la extraño mucho: el discutir, prepararnos para la boda, cumplir con nuestro contrato… Estas semanas no las tomaré en cuenta, no serán válidas. Así que despierta, mi amor. Me retiro, como de costumbre, a las nueve de la mañana de la habitación de mi luna. Me dirijo a cumplir mis deberes de Alpha. Aún no aparece mi beta. Sospecho de uno de mis hombres, hijo de uno de los amigos de mi padre. Muchos sospechaban que él sería mi beta, ya que era el mejor en pelea cuerpo a
Empezamos la junta. Mi bruja empezó a hacer un hechizo que sellaba el lugar. Jenny se preparaba para aplicar lo que nos permitiría descubrir quiénes eran los cómplices, aquellos integrantes de esta traición. Mi bruja era buena, así que esperaba poder atraparlos. Tenía varios de mis hombres de confianza que se encargarían de identificarlos con cada señal que diera Jenny. —Como saben, el guerrero principal Ryan ha cometido traición —me dirigí con voz de Alpha, haciendo que los presentes hicieran ruidos al unísono—. ¿Cómo es posible, Alpha? —nos está engañando—. Él siempre ha sido leal —¿dónde está el beta, que él nos lo confirme? —¡Silencio! ¿No me creen? ¿Necesitan al beta para creerme? ¿Acaso mi palabra no vale? —respondí con furia, mientras golpeaba la mesa—. Mi luna iba a ser secuestrada por un grupo de mercenarios, pero para su mala suerte, ella tiene entrenamiento militar. Así que logró eliminar a dos de los asesinos. La cuestión es que a dos de mis hombres que iban con ellos los
—Me parece justo. Deberían ser juzgados de una vez. ¿Cómo se atreven a traicionar a mi nieto? —la voz de mi abuela salió a flote, su tono quebrado, como si estuviera a punto de llorar—. Todos saben que mi nieto encontró a su luna y decidieron que era aceptada. Ahora, planeaban deshacerse de ella y no solo de la luna, sino también querían hacer una guerra de estado dentro de la manada. ¿Cómo se atreven? Malditos traidores —soltó mi querida vieja con impotencia.—Tranquila, nana. Estos pobres perros viejos mordieron la cola de su amo y es algo que no dejaré pasar —mirando a todos con furia—. Procede, Jenny, y beta, puedes ir arrestando uno por uno junto con tus hombres —ordené.—Sí, Alpha —respondieron todos al unísono.—Bien, el primer nombre es Aldwin. Este fue apresado. Las hermanas Daisy y Nancy, Baldwin, Clifford, Elmer, Kenelm y, por último, el señor Brandon —este último sabía que estaba entre los traidores. Era uno de los fieles amigos de mi tío.—Bien, mi veredicto final. Prepár
Estoy cayendo en una oscuridad profunda. ¿Dónde estoy? ¿Estoy muerta? “Alina, ¿estás conmigo?” grito, con la esperanza de que mi loba responda. Siento que mis lágrimas corren por mi rostro, y mi alma duele. No quiero estar sola; somos las dos. Lloro y grito desde lo más profundo de mi ser. Dejo de caer. Esto se parece más a un sueño que a la muerte, me digo mientras intento sentarme. Frente a mí se extiende un valle. “Ya estuve aquí”, pienso de inmediato. Lo que veo es tan real, tan vívido, que da miedo. Tomo un respiro para poder levantarme. Al estar de pie, observo todo el lugar. Quiero saber dónde me encuentro, dónde seré enviada cuando muera. No puedo creer que el lugar al que la diosa me envió para descansar sea mi antiguo hogar, mi manada anterior. La felicidad y la paz me inundan. ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué pasó? Sin embargo, mi alegría se desvanece cuando escucho un sonido en el viento: la voz de un hombre. “Alejandra, Alejandra”, susurra con melancolía. El dolor en mi pecho es
—Alejandra, alzo mi mirada. ¿Quién es él? ¡Qué guapo! Katy se me pega del codo, como haciéndose notar. Aquel adolescente, tal vez unos años mayor que yo, corre hacia mí y me abraza con fuerza. ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo? Has crecido bastante. ¿Me extrañaste?, dice. Esto último suena triste, pues sé que mi mirada lo dice todo. —No, lo siento. No te recuerdo. ¿Quién eres?, pregunto, soltándome de su agarre. —Soy yo, Michael. ¿Te acuerdas? Con el que jugabas. Estuvimos juntos por un mes. ¿Ya te acuerdas? —Michael, ¿eres ese Michael? ¡Wow! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo estás de alto? ¿Vienes con tu padre? Cómo pasa el tiempo. Hizo justicia contigo, por lo menos, sonrío. —Me alegra que aún me recuerdes. Sí, vengo con mi padre. Estoy en proceso de sucesión, así que esto hace parte de mis obligaciones. Vine contento cuando me enteré de que la conferencia sería de nuevo en Inglaterra. Sabía que podría verte. —Me alegra verte. ¿Y dónde te estás hospedando?, pregunto curiosa. —Eso no tiene import
Mi corazón se acelera, mi estómago se retuerce por la emoción y los nervios. No recordaba lo guapo que era Michael, mi mate, mi alfa. Como aquel chico que no recordaba me había marcado desde mucho antes como suya. Y no lo digo en el sentido que se espera cuando se tiene intimidad con tu mate. No, es diferente. Él me proclamó ante la Diosa Luna, y ella respondió cumpliendo su deseo. Desde mucho antes, nuestros destinos ya estaban unidos. Viéndolo bien, realmente es agradable su preocupación por mi bienestar. Siempre ha estado ahí desde niños, siempre cuidándome. Pero, ¿por qué no me lo contó? Solo una vez trató de explicármelo, pero se reprimió. ¿Cómo se habrá sentido al verme y saber que no lo reconocí? Debe de haber sido algo lamentable para él. —Debió ser difícil, ¿verdad?, pregunté con la cabeza agachada. —¿A qué te refieres, Alejandra?, pregunta entre lágrimas. Te refieres al haber estado distanciados unos días antes de aquel suceso, de tu fallido secuestro, en donde saliste heri
Han pasado los días. Mi recuperación fue lenta, pero ya me siento mucho mejor. Michael me ha puesto al tanto de todo: desde quiénes fueron los responsables de aquel suceso, hasta lo del anterior beta, Chris, y su suplantación de identidad. También me ha contado que hubo más involucrados. Fueron bastantes los traidores, y el que comandaba la traición desde la manada era un viejo amigo y seguidor del tío de Michael. Me sorprende cómo pudieron hacerle eso a su propio alfa, quien vela por su supervivencia y mejora diariamente la calidad de la manada. Debió ser difícil sobrellevar esto él solo, sin involucrar a su familia. Puedo comprender el descontento de aquellos traidores por mí, pero si él es el destinado para ser el alfa, ¿por qué se atreven a desafiar el destino hecho por la diosa luna?—¿Cómo te sientes, Alejandra? —me pregunta el médico de la manada, un hombre de mediana edad y aspecto bondadoso es uno de los que atiende la clínica de la manada.—Mucho mejor, gracias. Ya no me due
La confesión de Jenny me dejó helado. Después de todo lo que había hecho por ella, de abrirle las puertas de mi casa y de mi corazón, me traicionó. Se fue sin dar explicaciones, dejándome solo con mis dudas y mi dolor. ¿Qué la habría motivado a hacerlo? ¿Acaso estaba siendo amenazada por su tío y el mío? ¿O solo quería aprovecharse de mi confianza? Ella me había ayudado a encontrar a los traidores y a recuperar a Alejandra. ¿Cómo podía ser tan falsa? No podía entenderlo. Mis pensamientos me atormentaban. -Deja de torturarte por esa bruja -escuché una voz en mi cabeza. Era una voz que no reconocía o que no recordaba-. Mira lo que has logrado. Eres el alfa de la manada. Un puesto que debería ser mío. -La voz estaba llena de rencor y resentimiento. Luego oí un suspiro. -Así que eres tú, tío -respondí con seguridad-. No me das miedo. -Sabía que él era el responsable de todo. Se había aliado con los brujos para derrocarme-. Eres un cobarde. ¿Por qué no te muestras? Pero claro, sabes que n