Les quiero presentar el capítulo de hoy, que he decidido partir en dos partes, porque quedó un poco largo. ¿Por qué lo hice así? Porque creo que cada parte tiene su propia importancia y merece su propio espacio. En la primera parte, verán cómo el Alpha se enfrenta a los traidores de su manada y cómo encuentra una nueva aliada en la bruja Jenny. En la segunda parte, verán cómo el Alpha se reencuentra con su luna, que ha despertado de su coma, y cómo descubre un secreto que lo cambiará todo. ¿Qué les parece? ¿Les gusta esta forma de narrar? ¿Qué esperan de la segunda parte? Les aseguro que no se van a aburrir, porque hay mucha acción, emoción y sorpresa.
—Me parece justo. Deberían ser juzgados de una vez. ¿Cómo se atreven a traicionar a mi nieto? —la voz de mi abuela salió a flote, su tono quebrado, como si estuviera a punto de llorar—. Todos saben que mi nieto encontró a su luna y decidieron que era aceptada. Ahora, planeaban deshacerse de ella y no solo de la luna, sino también querían hacer una guerra de estado dentro de la manada. ¿Cómo se atreven? Malditos traidores —soltó mi querida vieja con impotencia.—Tranquila, nana. Estos pobres perros viejos mordieron la cola de su amo y es algo que no dejaré pasar —mirando a todos con furia—. Procede, Jenny, y beta, puedes ir arrestando uno por uno junto con tus hombres —ordené.—Sí, Alpha —respondieron todos al unísono.—Bien, el primer nombre es Aldwin. Este fue apresado. Las hermanas Daisy y Nancy, Baldwin, Clifford, Elmer, Kenelm y, por último, el señor Brandon —este último sabía que estaba entre los traidores. Era uno de los fieles amigos de mi tío.—Bien, mi veredicto final. Prepár
Estoy cayendo en una oscuridad profunda. ¿Dónde estoy? ¿Estoy muerta? “Alina, ¿estás conmigo?” grito, con la esperanza de que mi loba responda. Siento que mis lágrimas corren por mi rostro, y mi alma duele. No quiero estar sola; somos las dos. Lloro y grito desde lo más profundo de mi ser. Dejo de caer. Esto se parece más a un sueño que a la muerte, me digo mientras intento sentarme. Frente a mí se extiende un valle. “Ya estuve aquí”, pienso de inmediato. Lo que veo es tan real, tan vívido, que da miedo. Tomo un respiro para poder levantarme. Al estar de pie, observo todo el lugar. Quiero saber dónde me encuentro, dónde seré enviada cuando muera. No puedo creer que el lugar al que la diosa me envió para descansar sea mi antiguo hogar, mi manada anterior. La felicidad y la paz me inundan. ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué pasó? Sin embargo, mi alegría se desvanece cuando escucho un sonido en el viento: la voz de un hombre. “Alejandra, Alejandra”, susurra con melancolía. El dolor en mi pecho es
—Alejandra, alzo mi mirada. ¿Quién es él? ¡Qué guapo! Katy se me pega del codo, como haciéndose notar. Aquel adolescente, tal vez unos años mayor que yo, corre hacia mí y me abraza con fuerza. ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo? Has crecido bastante. ¿Me extrañaste?, dice. Esto último suena triste, pues sé que mi mirada lo dice todo. —No, lo siento. No te recuerdo. ¿Quién eres?, pregunto, soltándome de su agarre. —Soy yo, Michael. ¿Te acuerdas? Con el que jugabas. Estuvimos juntos por un mes. ¿Ya te acuerdas? —Michael, ¿eres ese Michael? ¡Wow! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo estás de alto? ¿Vienes con tu padre? Cómo pasa el tiempo. Hizo justicia contigo, por lo menos, sonrío. —Me alegra que aún me recuerdes. Sí, vengo con mi padre. Estoy en proceso de sucesión, así que esto hace parte de mis obligaciones. Vine contento cuando me enteré de que la conferencia sería de nuevo en Inglaterra. Sabía que podría verte. —Me alegra verte. ¿Y dónde te estás hospedando?, pregunto curiosa. —Eso no tiene import
Mi corazón se acelera, mi estómago se retuerce por la emoción y los nervios. No recordaba lo guapo que era Michael, mi mate, mi alfa. Como aquel chico que no recordaba me había marcado desde mucho antes como suya. Y no lo digo en el sentido que se espera cuando se tiene intimidad con tu mate. No, es diferente. Él me proclamó ante la Diosa Luna, y ella respondió cumpliendo su deseo. Desde mucho antes, nuestros destinos ya estaban unidos. Viéndolo bien, realmente es agradable su preocupación por mi bienestar. Siempre ha estado ahí desde niños, siempre cuidándome. Pero, ¿por qué no me lo contó? Solo una vez trató de explicármelo, pero se reprimió. ¿Cómo se habrá sentido al verme y saber que no lo reconocí? Debe de haber sido algo lamentable para él. —Debió ser difícil, ¿verdad?, pregunté con la cabeza agachada. —¿A qué te refieres, Alejandra?, pregunta entre lágrimas. Te refieres al haber estado distanciados unos días antes de aquel suceso, de tu fallido secuestro, en donde saliste heri
Han pasado los días. Mi recuperación fue lenta, pero ya me siento mucho mejor. Michael me ha puesto al tanto de todo: desde quiénes fueron los responsables de aquel suceso, hasta lo del anterior beta, Chris, y su suplantación de identidad. También me ha contado que hubo más involucrados. Fueron bastantes los traidores, y el que comandaba la traición desde la manada era un viejo amigo y seguidor del tío de Michael. Me sorprende cómo pudieron hacerle eso a su propio alfa, quien vela por su supervivencia y mejora diariamente la calidad de la manada. Debió ser difícil sobrellevar esto él solo, sin involucrar a su familia. Puedo comprender el descontento de aquellos traidores por mí, pero si él es el destinado para ser el alfa, ¿por qué se atreven a desafiar el destino hecho por la diosa luna?—¿Cómo te sientes, Alejandra? —me pregunta el médico de la manada, un hombre de mediana edad y aspecto bondadoso es uno de los que atiende la clínica de la manada.—Mucho mejor, gracias. Ya no me due
La confesión de Jenny me dejó helado. Después de todo lo que había hecho por ella, de abrirle las puertas de mi casa y de mi corazón, me traicionó. Se fue sin dar explicaciones, dejándome solo con mis dudas y mi dolor. ¿Qué la habría motivado a hacerlo? ¿Acaso estaba siendo amenazada por su tío y el mío? ¿O solo quería aprovecharse de mi confianza? Ella me había ayudado a encontrar a los traidores y a recuperar a Alejandra. ¿Cómo podía ser tan falsa? No podía entenderlo. Mis pensamientos me atormentaban. -Deja de torturarte por esa bruja -escuché una voz en mi cabeza. Era una voz que no reconocía o que no recordaba-. Mira lo que has logrado. Eres el alfa de la manada. Un puesto que debería ser mío. -La voz estaba llena de rencor y resentimiento. Luego oí un suspiro. -Así que eres tú, tío -respondí con seguridad-. No me das miedo. -Sabía que él era el responsable de todo. Se había aliado con los brujos para derrocarme-. Eres un cobarde. ¿Por qué no te muestras? Pero claro, sabes que n
Me he quedado en la manada para proteger y defender a los más débiles. Michael fue a cazar junto con los más fuertes para atrapar a ese desgraciado y a esos brujos traidores. Los omegas han sido de ayuda gracias a sus conocimientos. Se pudo detectar desde qué lugar se pudo conectar y acceder al link de la manada y lograr alterar a Michael.- ¿Estás bien, Alejandra? - me pregunta Alice, una de las omegas que se ha quedado conmigo en la casa del alpha. Es una chica dulce y tímida, con el pelo castaño y los ojos verdes. Tiene el don de la sanación, pero también es muy inteligente y hábil con la tecnología.- Sí, estoy bien. Solo un poco preocupada por Michael. No sé qué, pero algo está pasando, siento la furia, un enojo e impotencia, creo que, son emociones de Michael, supongo. - le respondo con una sonrisa forzada. Intento ocultar mi angustia, pero sé que ella puede percibir mi dolor. Somos lobas, y tenemos un vínculo especial con nuestros mates. Cuando ellos sufren, nosotras también.-
Hemos limpiado los alrededores de la mansión, quitando la sangre de los enemigos. Los omegas han demostrado ser leales, aunque sean débiles son valientes. Los juzgué mal. Alice y Luna fueron de mucha ayuda. Mis pensamientos salen- Michael, regresa rápido, no me gusta sentir esta angustia. Lo más probable es que no encuentren a nadie, él debe haberse teletransportado con magia al bosque oscuro, y Michael salió por el lado contrario, así que iba a una trampa. De igual manera, él es fuerte y tenía buena compañía, tal vez cree una matanza como la que he presenciado y salga victorioso. Sí, debe ser eso. Le daré unas horas más, estamos pronto a casarnos, él debe regresar.—Llegaron, llegó el Alpha, señorita Alejandra, llegó el Alpha —dice Alice, un poco ahogada por tanto correr.—¿Están bien? ¿El Alpha está bien? —pregunto angustiada.—Solo unos cuantos rasguños, nada grave, solo superficiales —dice la omega Luna.Salgo rumbo a la entrada de la mansión para recibir a mi amado, a mi mate. Te