El sol apenas despuntaba cuando Isabella y Luca llegaron al aeropuerto. Rossi Fashion había sido invitada a participar en un prestigioso evento en Milán, y Leonardo había delegado la representación en ellos dos, una decisión que sorprendió a Isabella, pero que aceptó sin cuestionar. Luca, por su parte, estaba emocionado. No solo era una oportunidad profesional importante, sino también una ocasión para seguir conociendo mejor a Isabella fuera del entorno habitual de la oficina.
El vuelo transcurrió en una atmósfera relajada. Habían acordado que sería un viaje de trabajo, pero también querían disfrutarlo como una experiencia que los desconectara de las tensiones recientes. Conversaron sobre todo y nada a la vez: desde películas y música hasta sus sueños más personales. Isabella notó que con Luca se sentía cada vez más có
El segundo día en Milán comenzó con una energía vibrante. Después de un desayuno ligero, Isabella y Luca se dirigieron al primer compromiso del día: una reunión con uno de los proveedores más exclusivos de textiles sostenibles, cuyo acuerdo era clave para la nueva línea que ambos estaban desarrollando. El ambiente en la sala de conferencias era profesional, pero la determinación de Isabella y Luca era palpable. Con habilidad y diplomacia, lograron no solo asegurar la colaboración, sino también negociar condiciones que darían a Rossi Fashion una ventaja competitiva.Cuando la reunión terminó, ambos intercambiaron una mirada cómplice, como si compartieran un secreto triunfal. Habían logrado lo que muchos consideraban imposible, y eso les inyectó un entusiasmo contagioso. Durante la tarde, continuaron cumpliendo con las reuniones y compromisos programados, pero el éxito conseguido por la mañana fue, sin duda, el gran hito del día.Esa noche, Luca sugirió que celebraran su logro con una c
Luca la besó. Fue un beso inesperado, suave y lleno de una ternura contenida. Isabella, atrapada entre la sorpresa y la confusión, sintió cómo el tiempo se detenía por un segundo. Su mente se debatía entre el caos de emociones, pero antes de poder decidir cómo responder, la escena se esfumó abruptamente, dejándola en un torbellino de pensamientos sin respuesta.Por un momento, Isabella quiso detenerlo, quiso separarse, quiso hacerlo por lo que sentía por Leonardo. Pero luego se acordó de Leonardo, de cómo la había hecho creer que su relación con Valeria era sólo fachada para el público y de nuevo noto ese cuchillo ardiente atravesando su pecho. Así que se dejó llevar ¡al diablo Leonardo!Luca siguió besándola con más insistencia, sus manos buscaban ya su cuello y su espalda. Isabella, temerosa de que la vieran en el pasillo de un hotel en semejante despliegue de pasión, terminó por decir – Luca, será mejor que entremos- Este lo tomó como la invitación que era, dejó que Isabella se vol
Leonardo se dejó caer en el sillón de su despacho, con la mirada perdida en el horizonte que se extendía más allá de las ventanas. El crepúsculo teñía la ciudad de tonos anaranjados y púrpuras, pero él no veía nada. Su mente estaba atrapada en un bucle de pensamientos caóticos, sin encontrar salida.El anuncio de Valeria había sido como un mazazo inesperado. Embarazada. Las palabras aún resonaban en su cabeza, secas, como si pertenecieran a alguien más. Nunca había imaginado que se encontraría en una situación como esta, atrapado en una relación que siempre fue más un acuerdo de conveniencia que una historia de amor. Y ahora, el peso de ese compromiso se hacía insoportable. Cuando Valeria lo anunció frente a todos, la sorpresa fue tan brutal que no pudo reaccionar más allá de mantener una fachada de control. Pero por dentro… por dentro sintió cómo todo su mundo se resquebrajaba.Peor aún había sido la discusión con Isabella. La frialdad en sus ojos, el dolor que destilaban sus palabra
Isabella entró en la oficina con una mezcla de determinación y nerviosismo. Había pasado un par de días desde su regreso del viaje, tiempo que utilizó para poner en orden sus pensamientos. La situación con Luca la tenía más intranquila de lo que quería admitir, y lo último que deseaba era que la tensión entre ellos afectara su trabajo. Sin embargo, apenas cruzó la puerta de Rossi Fashion, notó el ambiente distinto. Las miradas fugaces de sus compañeros, los susurros que morían en cuanto ella se acercaba… todo le indicaba que algo había cambiado.Durante todo el día evitó quedarse a solas con Luca. Se concentró en sus tareas, asistió a reuniones y revisó los avances en los proyectos. Pero la tensión era palpable. Ambos sabían que había un asunto pendiente que no podían seguir ignorando, y cada minuto que pasaba sin hablarlo hacía que la incomodidad creciera.Finalmente, cuando la jornada llegaba a su fin y la oficina comenzaba a vaciarse, Isabella vio a Luca acercarse. Sus miradas se c
Leonardo llevaba varios días observando, desde su despacho, la interacción entre Isabella y Luca. Aunque ambos seguían trabajando de manera profesional, había algo distinto en la forma en que se miraban, en cómo interactuaban. Leonardo lo notaba, y no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que veía a Luca acercarse a Isabella, incluso si era para discutir algún asunto laboral.Durante una reunión de equipo, se sorprendió a sí mismo desviando la atención hacia ellos más de lo habitual. Notó las miradas cómplices, las sonrisas furtivas y ese tono sutil de cercanía que, aunque no era evidente para los demás, a él le resultaba intolerable. Sabía que algo había cambiado entre ellos desde el viaje de negocios. Y esa sospecha le carcomía por dentro.Después de la reunión, regresó a su despacho y llamó a Olivia, su asistente de confianza. Si alguien en la oficina sabía algo, era ella. Olivia entró con su habitual sonrisa profesional y una libreta en la mano."¿Necesitas algo, Leona
Isabella llegó temprano a la oficina, como había sido su costumbre en las últimas semanas. La rutina de revisar correos, planificar el día y asegurarse de que todo marchara como debía le ofrecía una sensación de control que necesitaba desesperadamente. Había sido un torbellino de emociones desde que regresó del viaje de negocios, y aunque el trabajo había sido su refugio, no podía evitar que los pensamientos sobre Leonardo y Luca se infiltraran en su mente.Mientras preparaba su café, se sorprendió a sí misma reflexionando sobre lo que había sucedido. El beso con Luca, aunque inesperado, había removido algo en su interior. No era solo la atracción física, sino el hecho de que, por un momento, había sentido una conexión diferente, un respiro lejos de la tensión constante que la rodeaba en Rossi Fashion.Sin embargo, cuando Luca la había vuelto a besar en la oficina, Isabella se había dado cuenta de que no estaba preparada para seguir ese camino. No con él, y ciertamente no ahora. Luca
La mañana era como cualquier otra en Rossi Fashion. Isabella había llegado temprano, inmersa en sus proyectos y en la renovada decisión de mantener la cabeza fría y enfocarse en su carrera. Sin embargo, a mitad de la jornada, una notificación iluminó la pantalla de su móvil: un mensaje de Olivia, la asistente de Leonardo."Leonardo quiere verte en su despacho. ¿Puedes venir ahora?"El corazón de Isabella dio un vuelco. Hacía días que no intercambiaba más que palabras formales con Leonardo. Había evitado las confrontaciones, y aunque el ambiente entre ellos no era abiertamente hostil, la tensión aún era palpable. Respiró hondo, recogió su libreta y se dirigió al despacho.Cuando entró, la luz natural inundaba el espacio a través de los grandes ventanales, y Leonardo estaba sentado detrás de su escritorio, observándola con una expresión que no era fácil de leer. Parecía nervioso, algo que no era habitual en él. Isabella cerró la puerta tras de sí, esperando a que hablara."Gracias por v
Luca se encontraba en su escritorio, observando la pantalla de su ordenador con una concentración forzada. Las palabras y los números que desfilaban frente a él parecían carecer de sentido, como si estuviera leyendo un idioma desconocido. Su mente, en lugar de estar enfocada en los proyectos del día, estaba atrapada en un torbellino de pensamientos y emociones que no conseguía controlar.La conversación con Isabella seguía rondando en su cabeza. Había intentado mostrarse comprensivo cuando ella lo rechazó, entendiendo que sus sentimientos eran complicados, pero no podía evitar el doloroso pinchazo de la decepción y la herida en su orgullo. Y ahora, con la noticia del proyecto para la gala MET, un sentimiento más oscuro se sumaba a la mezcla: celos.Mientras intentaba concentrarse, escuchó una conversación cercana que atrajo su atención. Clara, una de las diseñadoras junior, charlaba con Marco, un estilista que había trabajado en Rossi Fashion durante años."¿Te enteraste del nuevo pro