Selena se levantó de la cama y se vistió.A pesar de todo lo que había pasado, las horas de sueño habían sido más que suficientes para sentirse perfectamente, como si todo el secuestro no hubiera sido más que un sueño.Uno en el que un extraño licántropo blanco había derrumbado su realidad.A medida que descendía por las escaleras y se acercaba a la puerta de su solitaria mansión repleta de muebles y decoraciones de madera, el aroma se intensificó.Supo quién era, antes incluso de abrir.Gabriel. Su compañero.Se sintió tentada de dejarla cerrada e ignorar su llamado.La voz dentro de ella, por fin apareció."Como si pudieras evitarlo, Selena", le dijo Maia, "él ya sabe que estás despierta, y yo estoy cansada de escapar de él. Quiero unirme…".Él aguardaba impaciente.Había estado en Moon Alchemy, cumpliendo con su trabajo, decidido a sostener la pantomima de un hombre de negocios normal en un mundo humano corriente y lleno de pequeñas mezquindades.Las noticias del hallazgo de Selena
Gabriel Reyes se quedó con ella en su casa todo el resto de ese día, intercalando conversaciones sobre lo que Selena sabía de lobos y licántropos, con largas sesiones de pasión.A pesar de la extraña intromisión, la mujer no deseaba pedirle que se fuera, ni recuperar la monotonía de su soledad. Por un lado, porque con él no debía esconderse, ambos estaban ligados a un mismo pasado sobrenatural, más allá de ser su amor destinado.Por otro lado, porque podían no sólo hablar de ellos, sino también de una pasión que compartían: la empresa de las fragancias.Al hombre, por supuesto, le urgía quedarse lo máximo posible para borrar a su competencia licántropa de la piel de Selena, hasta no sentir ni rastro de ese aroma que, aunque lo golpeaba en el ego, no le resultaba del todo desagradable.Pese a no entender nada de ese triángulo amoroso en que la Luna lo había involucrado.A ella, en cambio, ahora que creía que nadie la perseguía para matarla, le interesaba retomar parte de su vida.Así q
Gabriel Reyes estaba listo para escarbar en su pasado y descubrir quién era realmente, sobre todo ahora que significaba mucho más que averiguar quiénes eran sus padres biológicos. Implicaba conocer el origen de su propia especie y dónde estaba la tribu de licántropos de la que provenía su sangre.Estaba seguro de que ella lo comprendería.Sin embargo, no sólo no tenía idea de por dónde empezar la búsqueda, sino que no deseaba, ni podía, alejarse de Selena.La simple idea de dejarla sola, mientras buscaba información de su origen, tal vez comenzando por el orfanato en que había crecido, le provocaba un dolor en el pecho que lo dejaba sin aire.Y sabía que sería aún peor si cedía a la tentación de marcarla. Por eso, sencillamente no se atrevía a hacerlo.Estaba como trabado en el sitio, incapaz de avanzar.Eso lo desesperaba.A medida que pasaban tiempo juntos, el vínculo se afianzaba.Cada noche que hacían el amor, entrelazándose con la loba y la humana por partes iguales, y cada día
Gabriel tenía un mal presentimiento. Deshacerse de Ford le había tomado más tiempo de la cuenta, obligándolo a salir de la ciudad.Manejaba de prisa, directo al hospital, donde la vida de su compañera aún corría peligro.Que ella siguiera inconsciente, sin despertar, era una mala señal.En la cama, tendida de un modo en el que jamás había estado en su vida, Maia parecía confinada en un bosque mental dentro de la consciencia de Selena. Se sentía tan desolada sin su intercambio eterno. Ella estaba allí, presente, sintiendo la presencia de algo más. Pero la mujer dormía, incapaz de recuperarse tan deprisa como antes.La soledad de la loba era abrumadora. Nunca había recibido ese silencio absoluto de su mitad humana. Nunca.Cuando huyeron del bosque, y el camión que se desplazaba a toda velocidad por la carretera la impactó con fuerza, Selena había despertado pocas horas después y completamente sana.Ahora, algo le impedía regresar al mundo consciente, consumiendo su fuerza vital, expr
Selena abrió los ojos en medio de la oscuridad y un absoluto silencio. No tenía idea de cuántas horas, o días, había dormido.Recuperó la consciencia poco a poco, tomando noción del motivo que la había mantenido desconectada del mundo.Y cuando lo supo, entendió que debía escapar.Maia la abordó en su mente, y pronto descubrió lo que había pasado mientras estaba en el mundo de los sueños.Era una locura.Podía entender los motivos de Gabriel para hacer el trato que hizo… Pero no estaba segura allí. Si los captores eran la manada rival de la de Erik, la que se había aliado con su padre para robar un tesoro y atacar a las jóvenes del clan del gran licántropo blanco, Selena no tendría un futuro muy agradable.Se movió con lentitud en la algo incómoda cama, acostumbrándose a las sombras, y descubrió que estaba en una habitación desprovista de cualquier lujo u objeto superfluo: era una prisión, pero camuflada en un dormitorio austero.Olfateó poco a poco, llenando sus pulmones.Percibió g
La mujer saltó de la cama en estado de completa alerta.Había escuchado los ruidos a la distancia y percibido la alarma en sus guardias.Algo pasaba en el exterior de la casa en la que era prisionera y sólo tenía una alternativa.Aún estaba débil por sus días inconsciente y no había comido nada, apenas estaría hidratada, suponiendo que en su estancia en el hospital hubiera recibido suficiente suero, ya que allí no estaba conectada a nada, pero transformarse era la mejor opción, ya sea que tuviera que pelear o correr.Selena no era una loba débil, su tamaño era mayor al promedio, incluso como mujer era alta y de aspecto imponente.Pero no era ese su mejor momento en lo que respectaba a su físico. Si tan sólo hubiera comido carne, al menos un trocito…Entonces, agazapada en las sombras sobre sus cuatro patas, mirando fijamente la puerta de su habitación cárcel, sintió su aroma familiar y su boca se llenó de saliva. Maia se agitó excitada."Es él… Vino a buscarnos"El perfume era incon
Era tan inevitable necesitarlo, tan urgente la pasión, que casi dolía bajo la piel.Estaba metida en un triángulo que trastornaba demasiado su cerebro racional humano, ese del que siempre se había enorgullecido, pero que para su parte animal, influenciada por la Luna, era normal y natural.Estaba tan destinada a ser la compañera de Erik como la de Gabriel y eso… era enloquecedor para la mujer que había en ella. Había crecido lejos de todo conocimiento sobre su propia naturaleza lobuna, ocultándola lo más posible, y ahora ese instinto empujaba por tomar el control y convertirla en una bestia insaciable.Estar embarazada y llena de hormonas confusas, no hacía que fuera más fácil. No podía pensar, mientras el gran licántropo de cabello blanco se metía lentamente en su interior, abriéndose paso, reclamando una posesión que también le quitaba la razón porque, aunque era mayor que ella y conocía bien las costumbres y los misterios de su raza, era la primera vez que estaba junto a su verda
El híbrido siguió el rastro, inconfundible para él, y llegó a escasos metros de una cabaña de madera enclavada en el medio de un pequeño claro del espeso bosque.Se detuvo, aspiró el aire y se inmovilizó.Sabía, por su olfato, que Selena no estaba sola, y que otros tres licántropos rodeaban la propiedad.El olor de ella era intenso, poderoso, acrecentado por efecto de la ansiedad que lo invadía. Pero se mezclaba con el hedor de su rival, el alfa blanco, al que, pese a todo, no lograba odiar.Eso erizó el cabello en su espalda.Si avanzaba más, los demás licántropos lo atacarían antes de que lograra cruzar la puerta de entrada, ya que estaba en desventaja. Además, luego de haber sido quienes la rescataran de su prisión, poniendo en riesgo sus vidas, sabía que no dudarían en eliminarlo a cualquier costo. Entonces se agazapó en las sombras, y esperó.No estaba seguro de qué era lo que planeaba o lo que debería hacer. Era imposible enojarse con su compañera, después de todo no era otra