Gabriel Reyes estaba listo para escarbar en su pasado y descubrir quién era realmente, sobre todo ahora que significaba mucho más que averiguar quiénes eran sus padres biológicos. Implicaba conocer el origen de su propia especie y dónde estaba la tribu de licántropos de la que provenía su sangre.Estaba seguro de que ella lo comprendería.Sin embargo, no sólo no tenía idea de por dónde empezar la búsqueda, sino que no deseaba, ni podía, alejarse de Selena.La simple idea de dejarla sola, mientras buscaba información de su origen, tal vez comenzando por el orfanato en que había crecido, le provocaba un dolor en el pecho que lo dejaba sin aire.Y sabía que sería aún peor si cedía a la tentación de marcarla. Por eso, sencillamente no se atrevía a hacerlo.Estaba como trabado en el sitio, incapaz de avanzar.Eso lo desesperaba.A medida que pasaban tiempo juntos, el vínculo se afianzaba.Cada noche que hacían el amor, entrelazándose con la loba y la humana por partes iguales, y cada día
Gabriel tenía un mal presentimiento. Deshacerse de Ford le había tomado más tiempo de la cuenta, obligándolo a salir de la ciudad.Manejaba de prisa, directo al hospital, donde la vida de su compañera aún corría peligro.Que ella siguiera inconsciente, sin despertar, era una mala señal.En la cama, tendida de un modo en el que jamás había estado en su vida, Maia parecía confinada en un bosque mental dentro de la consciencia de Selena. Se sentía tan desolada sin su intercambio eterno. Ella estaba allí, presente, sintiendo la presencia de algo más. Pero la mujer dormía, incapaz de recuperarse tan deprisa como antes.La soledad de la loba era abrumadora. Nunca había recibido ese silencio absoluto de su mitad humana. Nunca.Cuando huyeron del bosque, y el camión que se desplazaba a toda velocidad por la carretera la impactó con fuerza, Selena había despertado pocas horas después y completamente sana.Ahora, algo le impedía regresar al mundo consciente, consumiendo su fuerza vital, expr
Selena abrió los ojos en medio de la oscuridad y un absoluto silencio. No tenía idea de cuántas horas, o días, había dormido.Recuperó la consciencia poco a poco, tomando noción del motivo que la había mantenido desconectada del mundo.Y cuando lo supo, entendió que debía escapar.Maia la abordó en su mente, y pronto descubrió lo que había pasado mientras estaba en el mundo de los sueños.Era una locura.Podía entender los motivos de Gabriel para hacer el trato que hizo… Pero no estaba segura allí. Si los captores eran la manada rival de la de Erik, la que se había aliado con su padre para robar un tesoro y atacar a las jóvenes del clan del gran licántropo blanco, Selena no tendría un futuro muy agradable.Se movió con lentitud en la algo incómoda cama, acostumbrándose a las sombras, y descubrió que estaba en una habitación desprovista de cualquier lujo u objeto superfluo: era una prisión, pero camuflada en un dormitorio austero.Olfateó poco a poco, llenando sus pulmones.Percibió g
La mujer saltó de la cama en estado de completa alerta.Había escuchado los ruidos a la distancia y percibido la alarma en sus guardias.Algo pasaba en el exterior de la casa en la que era prisionera y sólo tenía una alternativa.Aún estaba débil por sus días inconsciente y no había comido nada, apenas estaría hidratada, suponiendo que en su estancia en el hospital hubiera recibido suficiente suero, ya que allí no estaba conectada a nada, pero transformarse era la mejor opción, ya sea que tuviera que pelear o correr.Selena no era una loba débil, su tamaño era mayor al promedio, incluso como mujer era alta y de aspecto imponente.Pero no era ese su mejor momento en lo que respectaba a su físico. Si tan sólo hubiera comido carne, al menos un trocito…Entonces, agazapada en las sombras sobre sus cuatro patas, mirando fijamente la puerta de su habitación cárcel, sintió su aroma familiar y su boca se llenó de saliva. Maia se agitó excitada."Es él… Vino a buscarnos"El perfume era incon
Era tan inevitable necesitarlo, tan urgente la pasión, que casi dolía bajo la piel.Estaba metida en un triángulo que trastornaba demasiado su cerebro racional humano, ese del que siempre se había enorgullecido, pero que para su parte animal, influenciada por la Luna, era normal y natural.Estaba tan destinada a ser la compañera de Erik como la de Gabriel y eso… era enloquecedor para la mujer que había en ella. Había crecido lejos de todo conocimiento sobre su propia naturaleza lobuna, ocultándola lo más posible, y ahora ese instinto empujaba por tomar el control y convertirla en una bestia insaciable.Estar embarazada y llena de hormonas confusas, no hacía que fuera más fácil. No podía pensar, mientras el gran licántropo de cabello blanco se metía lentamente en su interior, abriéndose paso, reclamando una posesión que también le quitaba la razón porque, aunque era mayor que ella y conocía bien las costumbres y los misterios de su raza, era la primera vez que estaba junto a su verda
El híbrido siguió el rastro, inconfundible para él, y llegó a escasos metros de una cabaña de madera enclavada en el medio de un pequeño claro del espeso bosque.Se detuvo, aspiró el aire y se inmovilizó.Sabía, por su olfato, que Selena no estaba sola, y que otros tres licántropos rodeaban la propiedad.El olor de ella era intenso, poderoso, acrecentado por efecto de la ansiedad que lo invadía. Pero se mezclaba con el hedor de su rival, el alfa blanco, al que, pese a todo, no lograba odiar.Eso erizó el cabello en su espalda.Si avanzaba más, los demás licántropos lo atacarían antes de que lograra cruzar la puerta de entrada, ya que estaba en desventaja. Además, luego de haber sido quienes la rescataran de su prisión, poniendo en riesgo sus vidas, sabía que no dudarían en eliminarlo a cualquier costo. Entonces se agazapó en las sombras, y esperó.No estaba seguro de qué era lo que planeaba o lo que debería hacer. Era imposible enojarse con su compañera, después de todo no era otra
Erik intervino, molesto por el tono del híbrido:-Siéntate, Gabriel. Tenemos que hablar.La tensión entre ambos licántropos de sangre alfa, era palpable.Pero la curiosidad y el deseo de saber lo que pasaba, era mucho mayor, así que el más joven obedeció, apretando los dientes y a punto de gruñir.En medio de la intensa lucha de auras, Selena se friccionaba las manos impaciente.Todo su futuro dependía de una conversación que no deseaba tener y una decisión que no tomaría ella.Sintió náuseas de sólo pensarlo, pero apoyó una mano en su vientre y se contuvo.Miró al licántropo de cabello blanco, que permanecía sereno y con los brazos cruzados y luego a Gabriel que se sentaba con lenta parsimonia.Un silencio los envolvió mientras cada uno ordenaba sus ideas.Al fin, fue Selena la que comenzó a hablar, con una voz apenas más alta que un susurro:-Respondiendo a tu pregunta, sostengo lo que te dije hace un momento: no sé quién es el padre de mi cachorro. Por lo que entiendo, podría ser t
Gabriel la miró a los ojos, verdes con brillos dorados y se olvidó de que Erik también estaba allí. Dio dos pasos amplios, llegando hasta ella y la abrazó por la cintura que comenzaba a ensancharse, llenándose de su olor, aspirando con verdadera necesidad.Gruñó al responder, apoyando su frente sobre la de ella y cerrando los ojos:-No. No quiero rechazarte. No puedo… Intentaré lo que dices. Si es lo que quieres, seremos esa extraña familia que creen que es posible… No lo sé, no entiendo mucho de todo esto y para mí es demasiado nuevo… Aún siento que despertaré de pronto y seré tu socio en tu empresa exitosa… Ahora, todo eso parece lejano, irreal… No puedo pensar con claridad, pero sé que no debo confiar en Kairon. Baltic es diferente, pero no se rebelaría contra su alfa… Jamás te pondría de nuevo en peligro. Cometí un error y lo siento… Pero te juro que no volverá a pasar…Ella respiró aliviada. Los amaba demasiado, a ambos, y esperaba con ansiedad el momento en que ellos la marcara