Estaba agotadisíma, lo prometo.
El restaurante normalmente cierra a las once de la noche, pero hoy era la excepción.
No dejaba de recibir mensajes de texto por parte de Selene para preguntarme cuando volveré, y otros dos mensajes por parte de Liam, quien decía querer verme y que si no respondía vendría justamente al restaurante, algo que no quiero por nada del mundo, pero decidí no responderle de igual forma, por una de dos razones, tenía a decenas de personas por atender. Tania estaba tan abrumada como yo, iba de aquí para allá con platos y vasos, su ojos me suplican ayuda cuando yo estoy igual que ella. Tania es otra de las camareras del restaurante.
Al cruzar la puerta de la cocina me apoyo contra la pared y respiro profundamente, mis pies no daban para más. Me moría de sed, tenía más calor de lo habitual y me urgía una buena ducha de agua fría.
El restaurante era un lugar no tan grande, pero lo suficientemente espaciosa como para que cupieran unos sesenta clientes, y hoy se sentía pequeño gracias a que hay más de normal, todo el escándalo por una simple persona la cual decidió hacer acto de presencia el día de hoy, solamente faltaba uno o dos paparazzi y la ficha estaba completa.
—¿Dónde está Iris? —Maggie se adentra a la cocina dando un fuerte portazo y buscándome con la mirada.
Connor, uno de los cocineros me señala apuntándome con un tenedor, enseguida los ojos de Maggie se posan en mí.
—Ve atender a Jayden Scott —me ordena.
—¿Por qué yo?
—Porque para eso te estoy pagando y porque me pidió que fueras su camarera por esta noche.
La frente de Maggie esta sudorosa, y no es por el calor, así se pone cuando está nerviosa.
—¡Bueno! —resoplo, pero antes de poder irme esta me detiene tomándome del brazo.
—Llévale esto —Maggie me entrega una botella de champán.
—¿Ha pedido esto? —pregunto frunciendo el ceño.
Ella niega con la cabeza.
—Es regalo de la casa.
—Tú nunca regalas nada —mis palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.
—Sal de mi vista antes que me anime a despedirte.
Obedecí rápidamente.
Vuelvo a respirar profundamente y con mi mejor sonrisa salgo de la cocina, con el champán en las manos y teniendo cuidado de que no se me vaya a caer, me conozco y soy un poco torpe. Hecho una mirada fugaz a mi alrededor, al parecer todo ha vuelto un poquito a la normalidad, las personas están concentradas en sus comidas y en sus compañías en vez de fijarse en Jayden, me alivio. Camino hasta su mesa y dejo la botella en la mesa, las cuatro personas en ella me miran extrañadas.
—Regalo de la casa —aclaro.
—¿Y las copas, niña? —no me sorprende que la primera persona en hablar sea ella, la madre de Jayden.
Sus ojos verdes me fulminan con la mirada. Tanto Jayden como su madre tienen un cierto parecido, no solamente por su tono de ojos, en la mirada se puede notar que no hace falta hacer una prueba de ADN para saber si son familia.
—No tenemos —contesto fríamente. Me estaba agotando su descortesía hacia a mí.
La madre de Jayden cuyo nombre no tengo la menor idea de cuál es, me fulmina aún más con la mirada, cuando estaba por abrir la boca para atacarme de seguro, Jayden interviene como un ángel.
—Ya basta, mamá. Lo digo en serio —su tono demostraba lo enfadado que se estaba poniendo por la actitud de ella.
—¿Podemos irnos a otro lado? —le pregunta su madre.
—¡No! —responde Jayden con firmeza.
—Dina, cenemos en paz, ¿quieres? —una de las mujeres habla sorprendiéndome, así que su nombre es Dina.
Dina le dedica una mala mirada y luego finalmente comienza a devorar su plato el cual me mando a cambiar.
Capto a Jayden mirándome fijamente y me remuevo un poco incomoda, me muerdo los labios nerviosa, lo peor del caso es que no puedo dejar de ver esos ojos verdes, son tan llamativos, tan atractivos.
—No tienes que estar aquí como una estatua —me sonríe dulcemente.
Le devuelvo la sonrisa y digo:
—Si regreso es muy probable que me manden devuelta, prefiero simplemente evitarme eso.
—Te recuerdo —me dice.
¡Si, yo también!
—¿Si? —Finjo no entender de lo que habla—. ¿De dónde?
—El club, eres amiga de Duncan ¿No?
No sabía exactamente que responder, sonrió y miro a un costado, mi corazón comienza a acelerarse cuando veo a Liam cruzar la puerta principal del restaurante.
Cierro los ojos y los abro para saber si lo que estoy viendo es real.
Cumplió su promesa.
Mira para todos lados buscándome.
No puedo dejar que Maggie lo sepa, ya me ha regañado muchas veces anteriormente cuando él venía a verme al trabajo, aunque ahora ella no está enterada que él y yo hemos terminado.
—En un momento vuelvo —me apresuro a decir sin esperar respuesta de parte de Jayden.
Camino con rapidez hacia Liam quien apenas me ubica, dibuja una sonrisa amplia en sus labios.
—Sígueme —digo al momento de pasar por su lado y salir por completo del restaurante, siento sus pasos detrás de mí.
Al quedar a unos dos metros de distancia de la puerta, me detengo e intento mantenerme fuerte. No he visto a Liam desde lo sucedido y verlo de repente me produce diferentes sentimientos y emociones dentro de mí.
—Te extraño —son sus primeras palabras.
Aprieto los labios para evitar soltar un jadeo, trago saliva.
Y como un flash aparecen en mi mente los recuerdos más felices de nuestra relación, donde todo era de color rosa. Quiero apartarlos y poder hacerle frente, pero es algo que no está en mi poder. Me siento herida al escucharlo y al volver a verlo, sé que debería estar gritándole que me deje en paz y que no me vuelva a buscar en su vida, simplemente las palabras no me salen. Y sé que intentara arreglar lo que hizo a cualquier precio, y sé muy bien que su labia conmigo no va.
—Cometí un error —me toca el hombro y automáticamente me alejo.
Por fin me armo de valor suficiente para volver a mirarlo a la cara.
—Tu error fue creer que no me enteraría, lo que hiciste con Danielle tiene una sola palabra y se llama “infidelidad” y fue una elección tuya.
Liam permanece quieto a tan solo unos treinta centimetros de distancia, lleva un traje elegante a su medida, marcando cada parte de su cuerpo perfecto, se remueve la corbata negra, para luego gruñir pasándose una mano por su cabello.
—Estas siendo dura conmigo —eleva el tono de voz—, fue un desliz, no volverá a ocurrir.
Suelto una carcajada sin gracia.
—¿Y cuánto desliz has tenido? Porque estoy bastante segura que no fue solamente una vez.
Da dos largos pasos en mi dirección, yo retrocedo otros dos.
—Fue sexo, nada más. ¿No puedes olvidarlo y ya?
—¿Fue sexo nada más? —Repito sus palabras con repulsión—, no me puedes decir eso y pretender que te perdone como si nada.
Liam suelta otro gruñido más fuerte. Nunca ha sido un chico de paciencia. Cuando no consigue algo a la primera se vuelve una bestia.
—No estoy enamorado de Danielle, tú eres la persona de la cual estoy perdidamente enamorado.
—Y vaya como demuestras que tan enamorado estas, engañándome y no solo eso, me engañaste con mi amiga, aquella que me decía lo bien que nos veíamos juntos —me limito a no gritar.
Tengo que terminar con este asunto lo más pronto posible. Debo regresar adentro, Maggie me fusilara si da cuenta que no estoy atendiendo a sus clientes estrellas.
—No puedo creer que te pongas así de loca por una simple aventura de una sola noche —sus palabras provocan que me enfade más.
—No puedes estar hablando en serio —escupo—, ahora resulta que tú eres la victima aquí, el ofendido.
—Digo lo que pienso.
—Y haces lo que piensas también —continuo—, si nada más has venido a que te perdone, pues pierdes el tiempo. Te puedes ir por dónde has venido, ya no quiero saber nada de ti, ni de tu amante. Ahora déjame, debo volver a trabajar, a diferencia de ti hay personas que tenemos que ganarnos el pan de cada día.
Paso por su lado empujándolo con el hombro y este me detiene, me lleva contra la pared fría del restaurante fuera de la vista de todos los de adentro. Intento soltarme pero es mucho más fuerte y ágil.
—No he venido para nada —me susurra en el oído—. Me vas a perdonar porque sabes que me amas, y quieres regresar a mi lado.
—¡Suéltame, Liam! —grito frocejeando.
Trata de besarme a la fuerza, yo aparto mi rostro para que no lo haga, me toma fuertemente de la barbilla pero antes de poder siquiera intentar colocar sus labios en los míos, él sale volando y cayendo al suelo.
Jayden lo había apartado de mí.
Me toma unos segundos procesar lo sucedido, Liam en el suelo con su nariz rota y con sangre, ni siquiera vi cuando Jayden lo ha golpeado.No logro poder mover un solo músculo, permanezco inmovil contra la pared.Repentinamente Liam se coloca de pie enfadado, apesar de que estabamos en plena oscuridad, podía notar en sus ojos la rabia contenida. Entonces este se ataca a Jayden ciegamente.—¡Basta! —grito cuando ambos comienzan a golpearse entre sí, ninguno parece querer escucharme.Pese que Jayden es un boxeador estrella y muy bueno, Liam también tiene lo suyo, su cuerpo es mucho menos delgado sí, pero su agilidad le hace competencia a la fuerza y habilidad de Jayden.—Por favor, ya dejen de pelear —mi voz era de puro pánico, quería intervenir, pero ambos están tan cegados por una ira indescifrable que su pelea se basa en puños, golpes en el estómago
—¿Y tú guardaespaldas? —pregunte rompiendo el silencio, él me mira algo extrañado y luego como si recordara se sonríe.—Supongo que se ha tomado la noche libre —responde—, es nuevo en esto de estar cuidando a una persona, el chico tiene entrenamiento mas no sabe cómo ejecutarlo.—¿Por qué un Boxeador necesita un Guardaespaldas? —me atrevo a preguntar, por curiosidad tan sololamente.—Te sorprenderías la razones, bonita —se limita a decir—. De igual manera, no lo necesito la mayor parte del tiempo.Me decido a no seguir preguntándole cosas que no me incumben por el momento. Luego pienso en su última palabra y ahí si es que replico algo.—Iris —exclamo.Jayden arquea una ceja sin comprender mi repentino cambio de tema y vuelve a inclinar su cabeza a un costado fr
Después de haber procesado todo lo de esta mañana, tuve que forzarme a darme una ducha, relajar mi cuerpo y mente para luego irme a trabajar, sabiendo el largo día que me esperaba.Selene no dejaba de soltar maldiciones hacía Jayden por meterme en estos escándalos de mentiras pues yo no era novia de Jayden, y ya me estaban involucrando con él. Aunque lo defendí diciendo que él no lo habría previsto, y esto la enojo, me salí de la casa un poco mal por haber terminado el desayuno en una pelea.Pese a que el restaurante queda a unos kilómetros de distancia, no me tomo el autobús por esta vez. He preferido irme caminando, y pasar fugazmente por la playa a observar lo que tanto me encanta, las olas romper en la orilla.Llego al restaurante que por supuesto aun permanecía cerrado, todavía no marcaba ni las once y media del mañana. El silencio dentro era una de las
—¡Olvídalo! —Hablo con la suficiente firmeza para que pueda captar el mensaje de que de verdad no quiero si quiera tenerlo cerca de mí—. Olvídate que existo, y déjame en paz de una vez por todas.No consigo que mueva un solo pie, se queda plantado a unos pasos de la puerta principal, me fijo en sus nudillos que los tiene por completo destrozados.—¿De verdad crees por un segundo que puedes olvidarme con ese imbécil? —frunce el ceño.—Vete, no voy a hablar contigo de Jayden ni de nadie —ignoro su pregunta, lo necesito lejos ya.—Contéstame —me exige Liam elevando el tono de voz.—Ya te he dicho que no voy hablar contigo, quiero que te vayas ahora mismo —replico con fuerza.—Vaya que si eres muy ingenua —resoplo al ver que no cederá a irse fácilmente, luego añade—, el chico es un
Al llegar al club, Duncan intenta encontrar un espacio libre en la calla para poder estacionarse.Habían muchos autos por todas partes, algunos haciendo difícil que otros autos puedan pasar, la mayoría están obstruyendo la mitad de la calle que no deberían.Una vez estacionado, bajamos del auto y nos dirijamos a la entrada del club, afuera de este tenía un cartel rojo neón, con las letras CDBM, letras las cuales no me había fijado antes y las cuales no tengo la menor de idea de su significado. La oscuridad de la noche lo hace resaltar más de lo normal.Un guardia de seguridad le pide algo a Duncan, no porque no lo conociera, evidentemente lo hace, sino por otra razón. Mientras tanto Selene y yo nos adentramos al lugar rápidamente, más bien era Selene quien me empujó para que así lo hiciera.—Debo irme, pero las veo más tarde, princesas —dic
Me paso la lengua por los labios nerviosa.Siento mi pecho bajar y subir por su cercanía.Podía escuchar mi corazón latiéndome fuertemente al igual que sentir la respiración de Jayden en mi rostro.Mis ojos no se despagan de los suyos.—Tengo que decirte algo —murmura, mirando mi boca—. Más bien pedirte perdón por lo que haré.Y entonces su boca atrapa la mía repentinamente. Mantengo los ojos abiertos sin saber cómo reaccionar, pero automáticamente correspondo a su beso cerrando los ojos.Me besa con suavidad para luego aumentar la velocidad, siento cosquillas en mi estómago y como mi cuerpo se eriza ante su contacto. Jayden pasa sus manos por mi cintura y yo las mías por su cuello, giro un poco la cabeza a un costado. Nuestras lenguas se encuentran y ambas juegan como si estuvieran esperando este momento mucho antes de conocernos. No
Al salir del club, a unos pocos metros visualizo a Selene y esta se apresura a llegar a mí, tiene el celular pegado a su oído. Por lo que puedo escuchar está hablando con su madre y no parece muy contenta.—Era la televisión ya te lo he repetido un millón de veces —Selene pone los ojos en blanco y me toma del brazo para comenzar a caminar por unas calles que no reconozco. Duncan viene detrás de nosotras aun en Bata y sudado—. No te preocupes, mamá. Te llamare cuando termine de ver la película de acción.Selene deja escapar un suspiro y cuelga el celular, lo bloquea y se lo guarda.Aun no me puedo creer que haya perdido el mío, ojala pudiera volver y revisar casa centímetro del Club. Pero ya se claramente que no lo voy a volver a recuperar. No me quedara de otra que comprarme uno nuevo.—¿Alguien me puede explicar lo que acaba de pasar? —
Danielle fue una de las primeras personas que conocí al llegar a Miami al igual que a Selene. Ella fue amable, educada y linda. Obviamente todo eso era pura fachada, detrás de esa sonrisa con dientes perfectos y blanco, ese cabello rojizo intenso y ese cuerpo de sirena se encontraba una…una…no voy a siquiera decirlo pues no merece la pena hacerlo, además se supone que no le guardo nada de rencor, debo recordármelo a mí misma una y otra vez.¿Ella era la hermana de Duncan?Mi mente no podía procesarlo.—Ella no es tu hermana —la primera en hablar, es Selene apuntándole con el dedo a Danielle quien termina por bajar los últimos escalones. Se colocá a un lado de Duncan.—Ya lo sé —responde Duncan—. ¿Qué haces aquí, Danielle? Si Sophie te ve, se enfadara contigo.Bien.Me siento aliviada al saber que