Narra Chloë
Finalmente ha llegado la hora de transformarme, estoy super nerviosa la verdad.Me encuentro en un campo abierto de césped verde, rodeado de arboledas, esperando a que la luna llegue hasta su punto más alto.¿Y si no me transformo? ¿Qué tal si mi cuerpo muta a otra cosa que no sea un lobo? Me preocupa. Es que es mi primera transformación y no tengo ni una pizca de experiencia para saber como se sentiría.Me comentaron que es doloroso, y hubo ocasiones donde alguien se transformaba y mutó a una especie de perro con tres colas y con cuernos. Es extraño, porque después de esa transformación ya no se volvió a saber de esa persona, solo se sabe que era una mujer.—Chloë, ¿estás lista?— dijo de repente mi loba Alice.—Oh, Alice... Creí que no vendrías —aparenté estar anonadada.—Jajaja como crees—rió levemente—Claro que vendría querida, no me perdería ni un segundo de tu transformación. Es más, por obvias razones tengo que estar presente por si algo sale mal.—Comprendo. Entonces... ¿te quedarás?—hice el puchero que cualquier niño malcriado haría para convencer a la otra persona.—Obvio que sí cariño, en cada momento que tus huesos se compriman allí estaré.—Está bien. Muchas gracias Alice—sonreí nerviosa, tomé un último suspiro.La luna ya llegó a su punto más alto. Mis huesos se desviaban, crujían y retorciéndome del dolor a la par que daba leves aullidos, era tan doloroso, no lo soportaba. Mis aullidos cada vez eran más intensos y fragorosos, se me alargaban las uñas, me salían vellos por todo el cuerpo. Mi vista se ponía brumosa, mi pulso se aceleraba y tenía miedo de que muera del dolor.Me retorcía en el suelo, parecía que estaba sufriendo de un episodio de epilepsia, veía estrellitas, mi vista se nublaba, cuando a lo lejos veía una silueta muy similar a la de mi hermano. Es Abel.—Chloë, ya estoy aquí— me sostuvo y colocó mi cabeza sobre sus piernas dándome caricias para que lograra relajarme. Aún así era imposible. Mis huesos seguían acomodándose. La agonía cada vez hacía fuerza.—Abel...—gruñí— ¡Aún me duele! ¡Duele mucho!Di un último aullido estrepitoso y ensordecedor. Me di cuenta que ya había pasado el agobiante infierno de dolor, todo se puso negro. Me había desvanecido.Había pasado un buen rato, despierto y me levanto del suelo, distingo que tengo patas con pelaje blanco, todo mi cuerpo lo tenía. Olfateo un ligero aroma de tierra húmeda del bosque, y una fragancia exquisita a frutilla, es delicioso.—¿Y bien Chloë? ¿Qué tal te sientes?—cuestiona mi loba Alice.—Creo que estoy bien, aunque algo mareada... ¿Y Abel? Él estaba aquí, ¿Dónde está?—No tengo idea. No le presté mucha atención, pero igual deberías buscarlo. Ya que él...—¿Ya que el qué...?—Es tu mate. Abel es tu mate Chloë.—¡¿Mi qué?!—digo exaltada.Empiezo a otear desesperada a todas partes esperando ubicar a Abel. Súbitamente un lobo con pelaje negro y de ojos color carbón brillante aparece frente a mí; su estructura era gigante para mi gusto, me tenía acorralada con sus patas negras en el suelo.Al poco tiempo, analicé bien su rostro, su nariz, su hocico, sus ojos y la forma en que sus orejas permanecían puntiagudas.Me gruñía pícaro.—¿Abel...?Narra AbelSin duda alguna, Chloë se ve hermosa con aquél pelaje cual nieve blanca, un pelaje blanco que a simple vista cualquiera podría percatarse de lo suave y sedoso que es.La acorralé con mis patas negras, gruñí pícaro.—Sí Chloë, soy yo. Tu hermano, o más bien... tu mate. ¿Sabes por qué? Porque durante añares estuve buscando a mi mate, no sabía que tú lo eras. Vivíamos toda una vida juntos y no me daba cuenta, hasta que supe que tu loba había inhibido tu aroma todo este tiempo. Por eso debes aceptar estar conmigo. O es un sí o un sí—mis sospechas eran ciertas, y Matt tenía razón. Chloë es mi mate.—Pe-pero... ¿por qué yo? Yo no puedo, es algo imposible, soy tu hermana—mencionó a la par que cristalizaban su ojos. No sé si sea de la emoción o por otro motivo, pero estoy seguro que es de la emoción.—Aunque parezca algo imposible, esta es la realidad. Por más que seas mi hermana, ¡eres mi mate y punto! ¡¡Sólo mía y de nadie más!!—aún la tenía acorralada. Hubo una pausa, donde el silencio era el imperante. A Chloë se la notaba algo asustaba por la forma que la estaba hablando, es que yo soy así. Dominante.—Está bien.—resopló— P-pero...—¡¡Nada de peros!!— la interrumpí— Transfórmate en humana nuevamente, iremos a hablar con nuestros padres.—dije con autoridad.—De acuerdo—señaló nerviosa.—Pero quítate de encima, me siento un poco incómoda. Además, no me gusta que me miren cuando me cambio, y lo sabes Abel.—...—enarqué una ceja pero después desvié la mirada a otra parte.Escuchaba como crujían sus huesos, volviendo a su forma normal. Se escuchaban jadeos, Chloë estaba tensa, comprendo, porque es algo complicado volver a transformarse en humano. Pero con el tiempo ya uno irá dominando su transformación, así como yo.—Listo—me di vuelta y... ¡Okay! Mi hermana está prácticamente desnuda, no tenía nada de ropa, solo quedó su ropa interior. Me puse nervioso y sentí que mis mejillas empezaban a calentarse con solo mirarla.—Abel... tengo frío... mi ropa se deshizo durante la transformación—dijo tiritando.—Vale, es tu día de suerte porque traje conmigo un abrigo por si las moscas—dije sin quitarle la mirada de encima.Chloë tomó mi abrigo y se las puso. Le eché una mano para ayudarla pero obviamente tratando de no mirar lo que no debía mirar. Sin embargo, la tentación me ganó.—Te queda muy sexy mi sudadera—mencioné lascivo.—B-Basta...—adicionó.—Eres un pervertido Abel. Además... ¡TE DIJE QUE NO ME MIRES MUCHO!—Pero así te gusto, ¿no?—argumenté— Ya vámonos ¿no?...—remarcó el "no".—Agh... Me encanta como tratas de hacerte la difícil—alego con una tonalidad pícara.—Y a mí me encantaría que dejes de ser un idiota—se cruzó de brazos.Sin dudas, mi hermana se ve tan sensual usando una ropa mía, de paso mis feromonas impregnadas en el abrigo se adhieren a ella.Mientras íbamos caminando, sin importarme lo que pudiera hacerme, abracé su cintura para que a propósito se sintiera incómoda.Todo el trayecto caminamos así, y como lo supuse, Chloë estaba incómoda. Lo podía notar, su respiración era acelerada. Es tan tierna.—Abel, ¿Cómo se lo diremos a nuestros padres? ¿Crees que lo vayan a tomar mal?—mencionó levantando su mirada.—Ni yo lo sé, cariño. Es probable que no, aunque las circunstancias pueden cambiar. Y eso lo averiguaremos una vez lleguemos a la manada.Narra ChloëNos adentramos a nuestra manada, siento como me sudan las manos del nerviosismo y mi corazón latiendo a mil, pero se me va pasando de a poco.Algo que no había mencionado es que vivimos en una manada donde parece ser un pequeño pueblo. Prácticamente las casas están pegadas una al lado de otra con algunas antorchas puestas en cada puerta, los caminos principales son amplios con algunos árboles que los rodea pero también hay algunos que son un poco más estrechos, es como si estuvieran hechos principalmente para el tránsito de los niñosTambién existen otras manadas, y la más cercana queda como a unos 10 kilómetros de aquí. Ésta se llama Blood Moon (Luna de Sangre). Y aunque pareciera que somos como una competencia por quién es la mejor manada, pues es todo lo contrario, no existe diferencia alguna entre nosotros. Aunque no sé por qué, pero desde hace tiempo me empezó a dar como una mala vibra, un sentimiento algo extraño pero no le doy importancia. Nunca tuvimos problemas, as
Narra Abel.El rostro de nuestros padres reflejan curiosidad e intriga, seguro no tienen ni la más mínima idea de qué es lo que vamos a decirles. Siento el nerviosismo de mi hermana y puedo admitir que yo también estoy nervioso por la reacción que vayan a tener al decirles que Chloë y yo somos mates.Empecé a tragar una gran cantidad de saliva y suspiré hondo.—Papá, mamá, lo que voy a decirles es muy importante—miré a mi hermana y luego devolví la mirada a mis padres—Chloë y yo... somos mates.— ¡¿Qué?! ¿Cómo pudo suceder esto otra vez? Esto es una broma ¿no?—dijo mi madre.—No mamá... no es broma—mencioné.—Un momento...—inquirió Chloë—¿Otra vez? ¿Cómo es eso? O sea que...¿existe alguien más que son hermanos y mates a la vez?—preguntó confundida.—Pues... Nosotros también tenemos secretos y hay cosas que ustedes no saben—mencionó mi madre.—¿Secretos? ¿Cómo cuales?—cuestioné.—Tu madre y yo... también somos como ustedes. Hermanos, y mates—esta vez fue mi padre quién respondió.—¿¡Qué
Me transformo adoptando mi forma canina y me adentré al castillo vampiresco por la parte trasera, mientras los soldados atacaban la guardia que custodiaban las entradas.Iba subiendo las escaleras, parecían interminables pero de pronto me llegó un aroma dulce, en ese instante supe que estaba cerca de mi amada luna. Apresuré mis pasos y llegué hasta un pasillo donde se encontraba una habitación con una gigantesca puerta.Aquí es, aquí está mi hermosa mate. Este es el único lugar donde se concentra este aroma.Golpeé la puerta desesperado esperando una respuesta.—¿¡Chloë, estás aquí!?—¿¡Abel!? Abel sácame de aquí por favor!!—gritó mi amada Chloë desde adentro. Sin pensarlo, tomo mi forma humana y abro la puerta con ambas manos.Al entrar no evité que mis pómulos se sonrojen, pero a la vez me enojaba tanto ver como encontré a Chloë en esa cama expuesta para cualquiera, de un salto llegué hasta la cama encontrándome con ella cara a cara. Estaba encadenada a unas cadenas de plata, valga l
Narra Chloë¿Se considera correcto tener relaciones con alguien de tu familia? Pues, la verdad es que mis padres son hermanos, y de allí salimos Abel y yo. Entonces no es tan malo como parece.Yo creo que mientras haya amor verdadero, todo se vale, independientemente de la edad, género o en mi caso, el parentesco con una familia. Porque mi hermano siempre está al pendiente de mí, me cuida, me mima y todo eso lo valoro mucho. Tanto que me hizo amarlo, a tal punto de que estoy por entregar mi cuerpo y alma a él.Abel va a marcarme definitivamente como a su mate, un evento que cualquier omega espera desde el primer día de su transformación. Estoy nerviosa, y no por el hecho de que yo sea virgen y tendré mi primera vez, sino porque "esa" primera vez será con alguien de mi familia, alguien con quien comparto sangre desde mi nacimiento.Estoy tratando de tener pensamientos optimistas, porque sin dudas es la única manera de que todo salga bien. Y ahora, estoy a punto de compartir sábanas, me
Semanas después...Narrado por Abel— ¡¿Qué haces?!—le grito a mi amada loba.—¡Aléjate Abel! Estoy harta de toda esta tortura. ¡HARTA!—Chloë mira hacia abajo desde lo alto de aquél acantilado rocoso.¿Qué pretendía? ¿Por qué haría algo así? Ni siquiera entendía a que se refería con "esta tortura" aunque últimamente la notaba un poco distante y depresiva, y ahora me topo con esto. Intentaba hablar con Chloë pero siempre se reservaba, nunca me contaba todo, no sé si tenía problemas en la escuela o algo pero de igual forma me molestaba que no me lo cuente. Anteriormente sí, ella solía contarme hasta el mínimo detalle, cosa que ni su loba Alice sabía. Chloë empezó a ir a una escuela, a ella le gusta todo lo que tenga que ver con ciencias ambientales, entonces nuestros padres buscaron un lugar donde pueda estudiar y aparentar ser una persona "normal", pero un día para otro todo se volvió atípico en su comportamiento.—¡¡NO!!—me abalanzo hacia ella abrazándola fuerte y echándola hacia atr
—Chloë vámonos—la tomo del brazo y salimos por la ventana que da al patio de su escuela dejando atrás a unos humanos indeseables.Chloë y yo nos adentramos al bosque cercano a su escuela, aceleramos el paso.—Adelántate, tengo cosas pendientes por hacer—mi loba se detiene a mirarme confundida.—¿Cosas por hacer? ¿A qué te refieres?—por un momento parece procesar lo que le acabo de decir— Ahh no, con lo que ya hiciste fue suficiente Abel. Ya no quiero problemas, okay?—¿Vas a permitir que sigan con la mente tranquila después del daño que te hicieron todo este tiempo? Si tú no vas a poder, entonces me encargo yo. Así que no trates de impedirme porque ya tomé una decisión y tú más que nadie sabe que cuando me propongo en hacer algo, no me detengo. Chloë queda en silencio y sin decir nada se marcha a la manada perdiéndose en la inmensidad del bosque.Retomo el camino a la escuela.Voy llegando y veo multitudes de personas en la entrada del salón de Chloë. ¿Aún no salen? Creí que ya se ha
2 meses después...Narra ChloëHan pasado muchas cosas estos tiempos últimamente. Dejé de ir a la escuela porque ya no quería que me sigan amedrentando. Es más, Abel me sacó de allí. Por otra parte, Abel hizo algo muy atroz hace unos meses, algo que involucra a personas inocentes tal vez, aunque de inocentes no tenían ni una pizca, eran los que me hacían sentir pésima los que me humillaban y hacían la vida imposible por mantener relaciones con mi hermano. Lo bueno de todo es que pasaron 2 meses desde entonces, hasta ahora he sentido una paz y tranquilidad. ¿Qué podría salir mal?Desperté en medio de la noche. Me fijé en el reloj y marcaban las 05:45 de la mañana, me martillaba la cabeza, era insoportable. Tenía náuseas y ganas de vomitar.Se me hacía raro tener este tipo de dolores, porque en mucho tiempo no volví a sentir nada de esto hasta ahora.Caminé toda mareada hasta el baño y apenas llegaba se armó un charco de vómito en la puerta. Supongo que me habrá caído mal la cena de ano
Estoy asustada y mi cuerpo empieza a temblar levemente. Creo que no tengo salida. Solo espero que Abel o alguien aparezca pronto porque no duraría toda la vida escondida de un vampiro. Mis movimientos son sigilosos, pero mi pie resbaló e hizo un ruido que llamó la atención del chupa sangre ese.—Puedo oler tu miedo, ¿sabes?—su risa es tan malvada que hizo erizarme la piel.Se pasea por el lugar con las manos atrás, caminando ida y vuelta una y otra vez.—Yo que tú saldría de tu escondite. Porque yo podré ser un vampiro—queda en silencio por un momento—Pero yo mismo me desconozco cuando obligo a alguien a hacer algo que no es de su agrado—añade—Así que, te conviene salir de ese ridículo y mugroso escondite.Me mantengo firme. Vuelvo a mirar por el orificio, el vampiro ya no está. Lo busco con la mirada pero no logro encontrarlo.—¿Me buscabas?—me dijo al oído apareciendo detrás mío.Me asusté tanto que retrocedí, sus ojos brillaban, su mirada penetrante no se despegaba de mí. Siento c